Tlaxcala, la trata-esclavitud como fenómeno geopolítico

Arturo Tecuatl

La trata de personas es parte de la degradación mundial ocasionada por un capitalismo exhibiendo su peor rostro.

Comercio de esclavas y esclavos, desconocidos por autoridades rebasadas, insignificantes ante la influencia de todo un estrato al servicio del dinero.

De ello no nos hemos querido dar cuenta. Hemos hecho confusa, compleja, la situación en la zona sur de Tlaxcala: Tenancingo, San Pablo del Monte, Zacatelco.

Agravada por otras actividades criminales como el narcomenudeo, y con múltiples casos de trabajo sexual, no hay que perder de vista a los grupos internacionales que sentaron en San Miguel Tenancingo sus reales, y que mucho nos ayudaría su desplazamiento a otros sitios, pero no aquí, porque el daño causado al estado mismo es tanto que se nos atribuyen calificativos ni siquiera congruentes con la magnitud de tráfico internacional de personas.

Una lacerante pobreza en el sur del continente y en vastas regiones de Europa y Asia ( el África el fenómeno comienza a agravarse) señala a México como destino, específicamente a San Miguel Tenancingo.

Así que combatir este fenómeno requiere del concurso de la comunidad internacional, capturando y exhibiendo a los inacabables y poderosos consumidores de esclavas sobre todo, con un rango que oscila entre 14 años de edad y no va más allá de 17.

Las desapariciones son constantes en toda la región. Eventualmente hay fichas de desaparición de personas, de jovencitas. Pero ni en lo mínimo alcanzamos a dimensionar que no solo se trata de proxenetas seduciendo niñas, sino de un sistema de reclutamiento que usa la violencia para hacerse con señoritas con los atributos físicos que responden a pedidos hechos desde los lugares donde el poderío económico mueve redes enteras para surtir pedidos hechos.

Dejan de ser personas con derechos y obligaciones y solo se convierten en mercancías que producirán cientos de miles de dólares según valga su belleza, rareza, color y otros atributos para esa élite, dueña de capital a cuyo servicio operan buscadores de profesión y raigambre, con operación en la citada región tlaxcalteca, particularmente San Miguel Tenancingo.

Por eso jueces, abogados, policías, no son sino instrumentos de segunda mano dispuestos, cuando se han asomado al poderoso mercado, a hacer lo que les corresponda, lo que les pidan, para poder aspirar a una cierta retribución. Del mal que causan ni siquiera les preocupa porque al ser asuntos de corporativismo no tienen ni idea de a quiénes en realidad beneficia su servilismo. En alguna parte del mundo una niña desapareció y ha tenido que rodar entre decenas de lugares hasta llegar a un destino donde sus exigentes compradores las aguardan.

¿Tiene capacidad la autoridad local para hacer frente a este fenómeno?

– El cerco de seguridad aludido por Lorena Cuéllar Cisneros para esta zona no funcionó anteayer cuando un tirador baleó a una patrulla de la Comisión Estatal de Seguridad (CES) acaso resguardando la entrega de “mercancía”, en tanto alguna persona traficada.

Mientras el gobierno estatal no reconozca su incapacidad para enfrentar a los cárteles que trafican con esclavas y esclavos, sus esfuerzos se van a limitar a dicho tipo de incursiones aisladas, desarticulada, sin Inteligencia y sin una estrategia que combine la fuerza necesaria con la visión de a quiénes se están enfrentando.

– Entrar en un territorio donde la confusión original provoca la defensa tumultuaria de traficantes con intereses muy superiores a generar un beneficio local aprovecha ese desconcierto para conseguir el blindaje necesario en el breve tiempo tomado para una entrega. No es lo más inteligente enfrentarse a un Pueblo donde la confabulación de unos cuantos manipula multitudes aleccionadas y adoctrinadas para sublevarse ante cualquier presencia policial.

¿Quiénes deberían conformar la alianza internacional para atender este fenómeno?

Primero deberíamos tener la certeza del papel por ejemplo de la CIA en esta actividad, y si como nosotros ven un delito en el tráfico de personas con fines de esclavitud. Podríamos estar ante un engranaje en el que dicha agencia estadounidense lejos de proteger a las víctimas de la trata-esclavitud, lo hace con los poderosos clientes que han hecho su pedido en el cual, a nosotros nos toca un papel francamente raro, alentando una zona “franca”, donde se otorgan muchísimas facilidades a esta actividad. Y mientras aquí ponemos el grito en el cielo un puñado de gringos sostiene su panza de la risa que le causa semejante manipulación.

– En el supuesto que dicha agencia esté de lado de las víctimas, tendrían que unirse a este grupo multidisciplinario representaciones de los países afectados, una representación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y por supuesto la Guardia Nacional (GN), la Fiscalía (FGR) y organismos de defensa de los Derechos Humanos.

Así de complejo es el fenómeno de la trata-esclavitud, y así de insignificante el esfuerzo relativo de un gobierno estatal que ni idea tiene de la magnitud de lo que pasa en esta región del sur del estado.

Hablar de la instalación de un cerco de seguridad cuando ni siquiera se tiene una idea concreta, clara del fenómeno al que se está enfrentando, no es más que la misma solución de dientes para afuera que, en realidad no va a involucrar a un gobierno miope e ignorante, sumido en la parte prejuiciosa que le toca para cuidar el negocio a los grupos internacionales con instrucciones precisas de “la mercancía” pedida por los señores feudales del nuevo Orden Mundial, cuyos apetitos han de satisfacerse al precio que sea mientras persista la actitud aislacionista de un gobierno estatal con los ojos tapados y sin los arrestos para levantar la voz y pedir ayuda internacional dada su insignificancia ante esta actualizada forma de traficar con esclavas sobre todo.

La zona franca ha sido aprovechada por el crimen organizado para obnubilar su presencia colgándose de la trata-esclavitud.

En consecuencia aprovechan la protección del ya mencionado pueblo adoctrinado para repeler cualquier operativo no permitido por esa élite que gobierna por sobre la autoridad formal para activar halcones y agresores como el sujeto que llenó de agujeros a la patrulla de la CES.

En una comunidad con ese gobierno alterno pueden funcionar casas de seguridad para secuestrar gente y cobrar por su liberación; grupos dedicados a la extorsión, al chantaje, al robo de cuentahabientes usando alta tecnología, en fin, a un sinnúmero de actividades delictivas aprovechando la resistencia social que, sin darse cuenta forma parte del complejo mecanismo utilizado por un capitalismo decadente recurriendo a todas estas actividades para generar ganancias.

Ha sido francamente imperceptible la actuación de personajes como Adriana Dávila Fernández, cuado estuvo al frente de la Comisión contra la Trata. De activistas como Rosy Orozco y su interpretación sesgada y a control remoto del fenómeno de la trata-esclavitud.

Diversos trabajos periodísticos de empresas televisivas de fama mundial no hicieron sino mediocres investigaciones que, además de confundirnos más en este complejo mundo de la trata-esclavitud, ahondaron la creencia universal de que los tlaxcaltecas somos tratantes de personas, casi personajes salidos del mismo infierno dedicados a seducir jovencitas.

Es cierto que parte de este sistema de mercado también se vale de esa práctica que combina el “encanto seductor del proxeneta”, con la confusión o voluntaria inmolación de jovencitas dispuestas a aventurarse en una actitud desconocida, pero que les ayude a paliar el hambre.

A la orilla de la carretera pueden verse esperando cliente mujeres con clara desnutrición; con extrañas posturas por lo menos sorprendentes que, sin embargo han mantenido interesados en solicitar sus servicios a algún transportista guarro, o a jóvenes calientes y dispuesto a gastar unos centavos en, quizás la aventura de su vida.

Es una actividad definitivamente al margen del tráfico al cual nos referimos en esta entrega.

También es cierto que decenas de trabajadoras sexuales hacen más incomprensible la trata-esclavitud pues, pese a “pertenecer a un padrote” este en realidad es un socio suyo, un sirviente dedicado a resguardar su seguridad y mantener a raya a policías municipales de los cuales deberíamos avergonzarnos. De funcionarios pueblerinos administrando la miseria de mujeres obligadas por su condición de pobreza extrema a prostituirse para poder sobrevivir.

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