Staff/Rossi
La periodista Inger Díaz Barriga escribió, editó y produjo este podcast que, de acuerdo con el jurado, revive las protestas de mujeres mexicanas
Inger Díaz Barriga, egresada de la Licenciatura en Comunicación de la IBERO, ganó el Premio de Periodismo Internacional Rey de España, en la categoría Cultural y de Desarrollo Social, por el podcast Calladitas nunca más, un documental sobre la violencia contra las mujeres en México.
Inger Díaz Barriga, quien viajó a España para recibir el premio de menos del Rey Felipe VI, investigó, escribió, editó y produjo este trabajo periodístico que, de acuerdo con el jurado, revive las protestas y manifestaciones de mujeres mexicanas, en las que tomaron las calles para reivindicar su lucha contra la violencia de género.
Para la periodista, lo mejor que tienen los premios es la visibilidad y la segunda vida que le dan al trabajo. En el caso de Calladitas nunca más, el reconocimiento ha sido tres veces más valioso porque el podcast había quedado ‘enterrado’ bajo la pandemia, debido a que, a partir de su emisión a través de Univisión Noticias Digital, en marzo de 2020, sólo tuvo pocos días de vida, porque llegó el virus de la COVID-19. Después vino el confinamiento y se dejó de escuchar.
La también ganadora del Premio Ortega y Gasset de Periodismo 2018, en la categoría de mejor cobertura multimedia por el reportaje Mejor Vete, Cristina, aseguró que fue imposible pensar en promover el podcast en medio de la emergencia sanitaria. “¡Qué buena suerte que llegó a un concurso en el que reconocieron la importancia de lo que se discute ahí! Eso es lo que más me gusta de que un trabajo sea premiado”.
Calladitas nunca más cuenta con tres episodios de poco más de 30 minutos cada uno. El primero, titulado #FuimosTodas, muestra la violencia de género en México a través de cifras y de hechos como las manifestaciones de agosto del 2019, que marcaron el inicio de un fuerte movimiento feminista que, al parecer, nadie esperaba.
En este primer episodio, la periodista explica cómo en países latinoamericanos como México a las mujeres se les ha enseñado que son frágiles “y se nos ha repetido, generación tras generación, que ‘calladita te ves más bonita’. Nos la dicen cuando somos niñas para que aprendamos a ser prudentes, pero además reafirma que nuestro valor social es estético y que no vale la pena perderlo por andar armando líos. Por eso, descoloca tanto ver mujeres enojadas, rebeldes o desobedientes”.
La primera inquietud que surgió en Inger Díaz para crear este podcast fue cuando la actriz Karla Souza, en el programa Aristegui Noticias, denunció un abuso sexual por parte de un productor. Después, cuando empezó el #MeTooMx en el país y, finalmente, el suicidio de Armando Vega-Gil. “Fue cuando dije: ‘tenemos que hacer una historia acerca de esto’”.
Cuando decidió desarrollar el reportaje, se encontraba trabajando en Miami para Univisión. En junio del 2019, viajó a México durante un mes para hacer reporteo y consiguió diferentes voces. Tras su labor en campo, regresó con muchas entrevistas donde personas hablaban sobre la reacción de la sociedad, medios y redes sociales sobre lo que ocurría en el país.
Este trabajo lo empezó a escribir en julio, pero un mes después tuvo que desechar lo avanzado porque cambió el enfoque ante las distintas movilizaciones que se gestaron en agosto del 2019 en México. Entonces, empezó a leer sobre los movimientos sociales para digerir toda la información que se integraría en el podcast.
El episodio dos, Yo también, muestra como el #MeTooMx se convirtió en la primera gran válvula de escape de este enojo contenido por generaciones, pues dejó al descubierto que la crisis de violencia contra las mujeres toca a todas, en todos los ámbitos y todos los días, ya que viene de una falla estructural.
Describe como, para los detractores del #MeTooMx, el suicidio del integrante de Botellita de Jerez se convirtió en el principal argumento contra las denuncias. Es decir, culparon al movimiento y exigieron que se revelara la identidad de la denunciante, incluso que ella fuera investigada como responsable de la muerte del músico.
En el tercer y último capítulo, Rompimos el silencio, aborda cómo se acusa al feminismo de incitar a ‘la guerra de los sexos’ y de violentar la reputación de los supuestos agresores. Además, pone de relieve cómo el gobierno y la justicia siguen sin reaccionar ante la emergencia.
Este último episodio también se aborda cómo, desde entonces, cada vez más mujeres han encontrado sus propias formas de encauzar la furia que les provoca que el gobierno mexicano siga sin comprender el tamaño de la emergencia, la rabia y la impotencia de estas mujeres.
“Mientras tanto, la violencia de género sigue creciendo, igual que el enojo de las mujeres, (frente a) la incomodidad de algunos miembros de la sociedad que piden las callen de una vez, que les pongan ya un ‘hasta aquí’. Para estas personas, sobrellevar los feminicidios es más cómodo si nadie se inmuta y la vida sigue igual. Es más cómodo si dejan de hablar del tema, si vuelven a guardar silencio, si vuelven a aceptar sin chistar que es normal sentir miedo al caminar solas por la calle o al quedarse solas con sus parejas en medio de un pleito”, relata Inger en el podcast.
Durante la construcción del podcast, a la egresada IBERO le pareció muy revelador aterrizar en los hechos palabras que oía desde hace mucho tiempo sobre el movimiento feminista, “empecé a entender, a indignarme, fue un trabajo muy enriquecedor, pero muy difícil de hacer, doloroso y confrontativo conmigo misma”.
En entrevista, platicó sobre el tiempo que le llevó reconstruir lo que había pasado en casos de violencia, “vas armando las escenas que te parecen reveladoras de la disfunción”, por ejemplo, recurrir a material de archivo sobre las marchas o del momento en el que avientan diamantina al secretario de Seguridad Ciudadana, voces que muestran lo disfuncional.
Y otro paso importante fue la meticulosidad al momento de armar el podcast, sobre el diseño sonoro y la rigurosidad con la que se trató el material.
Para Díaz, quien cree que los podcast representan una forma de hacer periodismo, es posible que la inercia de la ola feminista, como las marchas o los tendederos en las universidades, se frenó con la pandemia, “pero el movimiento no está detenido; siguen pasando cosas en función de apoyar el movimiento desde diferentes instancias. De la forma que sea, se están abriendo espacios como los podcast y se está invitando a más voces, dando más fuerza, en un momento en que la mayoría de la gente joven ya no quiere consumir medios de comunicación”.
“Somos muchas interesadas en mantener el tema en la discusión y que las cosas cambien. No estoy desesperanzada. Las mujeres, incluso con sus diferencias, están de acuerdo en que hay que detener la violencia. Y es en lo que necesitamos estar de acuerdo: que este movimiento no pare”, dijo.