Necesario, transitar hacia energías limpias y garantizar el acceso a éstas: experto

Staff/Rossi

  • Así lo consideró el Dr. Juan Manuel Núñez, investigador del Centro Transdisciplinar Universitario de Sustentabilidad (CENTRUS) de la IBERO

México necesita transitar hacia la producción y uso de energías más limpias y, además, garantizar el acceso a las mismas, con el fin de alcanzar la seguridad energética en el país, consideró el Dr. Juan Manuel Núñez Hernández, investigador del Centro Transdisciplinar Universitario de Sustentabilidad (CENTRUS) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Y es que, mencionó, por la manera en que se han estado desarrollando los campos de producción de energía eólica y solar, éstos no necesariamente están garantizando el suministro de energía y que ésta se quede en México; por lo que luego el país tiene que importar energía en forma de gasolina o gas.

Esto sucedió porque México, que había estado transitando hacia una matriz energética más cercana a las energías limpias y a eliminar la dependencia de los hidrocarburos, no acompañó esta transición de proyectos con justicia social y un proceso de fortalecimiento de las instituciones encargadas de la administración y la distribución de esa energía, dijo Núñez.

El académico reconoció que, ciertamente, México tiene oportunidad de utilizar energías más limpias y más baratas, pero al no estar de alguna manera siendo controladas por el Estado, el país depende de industrias o de circunstancias externas. Ejemplo de esto es el de la semana pasada, cuando debido a las heladas en Estados Unidos, Texas decidió cortar su suministro de gas a México, por lo que aquí se empezaron a tener problemas de apagones.

Distribución incluyente del agua y garantizar su uso sustentable

En cuanto a la seguridad hídrica, el docente en la Licenciatura en Sustentabilidad Ambiental comentó que el gobierno debe garantizar una distribución incluyente del agua y garantizar su uso sustentable, toda vez que su escasez será cada vez más frecuente. A la par, la sociedad necesita reflexionar sobre cómo afrontar de manera adecuada y efectiva este problema, que tendrá implicaciones importantes en la calidad de vida de las personas.

Núñez Hernández detalló que para hacer más eficiente la gestión del agua, las y los ciudadanos podrían, por ejemplo, instalar en sus hogares la infraestructura que les permita captar y colectar la lluvia.

A la autoridad, como administradora de las presas donde se almacena el agua, le compete garantizar su suministro adecuado y democrático entre toda la población (independientemente de si la gente la utiliza para la agricultura, para la industria o para el consumo humano en las grandes ciudades), a través de la distribución o racionamiento correspondiente del agua en todo el país, con base en los cálculos anuales de precipitación y la presencia, abundancia o escasez de lluvia.

Luego de no poner en discusión la importancia del agua en la agricultura, por utilizarse para producir alimentos, el investigador del CENTRUS puntualizó que, antes de su empleo industrial y en las ciudades, se deben hacer estudios estratégicos sobre la disponibilidad del agua, para saber, por ejemplo, en qué lugares se pueden o no instalar fábricas, o construir grandes desarrollos habitacionales y enormes centros comerciales, tomando en consideración si se cuenta con la suficiente agua para satisfacer la demanda que van a generar quienes vivan en o concurran a, esos lugares.

Poner en la mira el autoconsumo agrícola

En cuanto a cómo garantizar la seguridad alimentaria en México, rememoró que, a partir de 1994, con la firma del entonces Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la producción agrícola y ganadera, que procuraba el suministro de alimentos a la población mexicana, tomó una lógica distinta y se empezó a orientar hacia ciertos tipos de productos dedicados a la exportación o, recientemente, a cuestiones agroindustriales.

“Eso desequilibró el propósito de muchas tierras dedicadas a la agricultura, ya no para el autoconsumo, sino más bien procurando otros mercados”, abundó Núñez Hernández.

Así que, opinó, producir alimentos (como granos) para el intercambio mercantil es un problema de lógica comercial que se debe resolver. Por fortuna, aunque hay un proceso de degradación de tierras más o menos extendido en México, el país cuenta con una superficie agrícola bastante extendida y unas condiciones naturales adecuadas para la agricultura, la cual debe volver a poner en la mira, como prioridad, el autoconsumo.

Sobre estos temas habló el investigador de la IBERO, universidad jesuita de la Ciudad de México, en Dinámicas territoriales para alcanzar la seguridad hídrica, energética y alimentaria, que formó parte del ciclo de entrevistas con expertos Conversar para Inspirar, organizadas por el CENTRUS y México Actúa, con el objetivo de vincular los sectores académico, empresarial, gubernamental y social para informar, concientizar y actuar en torno al Nexo Agua, Energía y Alimentos (Nexo AEA) para contribuir al desarrollo sostenible.

En dicha plática, que fue la segunda entrevista de ‘Conversar para Inspirar’, también participó el Dr. José Alberto Lara Pulido, investigador y director del Centro Transdisciplinar Universitario de Sustentabilidad (CENTRUS).

 

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