Hipólito Contreras
La respuesta que dio el gobierno federal a la pandemia de Covid-19 en México, fue tardía, tibia y sin coordinación, el gobierno mexicano optó por minimizar y trivializar la presencia de la infección en el país”, afirmó Julio Frenk Mora, ex secretario de salud.
Frenk Mora expresó que, “esta situación dramática que enfrenta México no es producto de la naturaleza, sino el resultado de malas decisiones en el manejo de la pandemia que, de haberse enfrentado de manera oportuna, inteligente y agresiva, ya estaría muy cerca de mantenerse bajo control”.
“México es hoy el cuarto país del mundo con más muertes por Coronavirus, sólo superado por Estados Unidos, Brasil y la India, ocupa el lugar décimo segundo con el mayor número de casos, y 20 por ciento corresponde a trabajadores de la salud, lo que equivale al porcentaje más alto. Esto es vergonzoso”, destacó.
Agregó que, de acuerdo con proyecciones del Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud, fuente más reconocida en el mundo, para finales de marzo de 2021 el número de decesos en México llegaría a 162 mil decesos, esto, añadió, equivale a que, en el contexto de la población mexicana, cada dos minutos morirá una persona por COVID-19.
“La pandemia es ya, expresó, la primera causa de muerte en México, lo que representa un retroceso dramático. Hace por lo menos 30 años que, una enfermedad infecciosa, no se ubicaba dentro de las primeras causas de muerte en el país. Esto significa un retroceso irrefutable”.
El ex secretario de salud de México hizo hincapié en que “el pobre desempeño de México en materia sanitaria se vio agravado por una torpe reestructuración del sistema de salud, el cual tuvo su momento culminante con la creación del Instituto de Salud para el Bienestar”.
Recordó que el primer caso de COVID-19 se diagnosticó el 28 de febrero de 2019 y no fue hasta finales de marzo que se tomó una decisión. “El gobierno y las autoridades de Salud afirmaron que el arribo del virus no representaba un peligro, porque, dijeron, “la mortalidad era menor a la de influenza”. No se suspendieron los conciertos ni partidos ni bares. De manera adicional, las autoridades no consideraron necesario organizar una campaña de información ni operativos de detección y aislamiento de casos, esto es lo que procede en salud pública, frente a un nuevo brote epidémico”.
“Las responsabilidades operativas en ese momento se denegaron a los estados, a pesar de que los manuales en el manejo de epidemias indican que es necesario desarrollar una respuesta unificada a nivel nacional para coordinar la toma de decisiones. Esa falta de un mando central efectivo y los desacuerdos con las entidades federativas, han sido dos de las características más lamentables de esta contingencia y un patrón de los gobiernos populistas”., expresó.
Puntualizó que el gobierno federal ignoró el llamado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de utilizar masivamente las pruebas para identificar los casos y sus contagios, incluso lo consideró un desperdicio de recursos, y descartó el uso del cubrebocas como medida opcional para controlar la transmisión de la infección, a pesar de las evidencias científicas de su eficacia como las propuestas por investigadores, como Mario Molina, Premio Nobel recientemente fallecido.
“En México no hubo realmente una ola, nunca bajamos por esa decisión de subordinar la respuesta de la pandemia a imperativos políticos. A pesar de que se superaron las 60 mil muertes que se consideraban un escenario catastrófico, se sigue declarando como una acción propagandística que la respuesta ha sido exitosa, pero las más de 113 mil muertes actuales contradicen lo anterior.”
“La pandemia se produjo justo en medio de un proceso de desmantelamiento del sistema de salud de México, que empezó con los recortes a la Secretaría de Salud en 2016, pero han seguido con este gobierno y acompañados por la desaparición del Seguro Popular. El nuevo Instituto de Salud para el Bienestar hizo su desastroso debut justo en el momento en que se anunciaba al mundo el surgimiento del coronavirus SARS-CoV-2. La dependencia, que se ha planteado proveer de servicios de primer y segundo nivel a la población sin seguridad social, en veinte entidades federativas, nació sin un diagnóstico, sin un diseño y arrancó sin reglas de operación en enero.”, destacó.
Explicó por otra parte, que “la incorporación de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) a la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, denota una falta de comprensión de principios básicos de administración pública. Una cosa es la acción regulatoria y otra el manejo de situaciones como la pandemia”.
Ahora las decisiones en materia de regulación sanitaria estarán sometidas a una lógica política, lo que es muy peligroso. El resultado de todo esto es una Secretaría de Salud disminuida, rebasada por la pandemia y por la responsabilidad de coordinar la prestación directa de servicios personales de salud para la población sin seguridad social, señaló.
“Lo que todavía se puede hacer, dijo, es integrar los siguientes tres fondos: el Seguro de Enfermedades y Maternidad del IMSS, el Seguro Médico del ISSSTE y el Seguro Popular para la población no asalariada, en un Fondo Universal de Salud y abrir el acceso de las instalaciones de atención del sector público a todos los ciudadanos, para no tener un sistema segregado. La otra lección de la pandemia es revertir el ataque a la ciencia y los científicos, porque de lo contrario vamos a estar condenando a México a la dependencia científica y tecnológica”.