Hipólito Contreras
La adquisición de la agroindustria cervecera mexicana por parte de empresas extranjeras, está orillando a los agricultores mexicanos a hacer cambios tecnológicos y agronómicos “masivos y acelerados” en el cultivo de cebada maltera, al sustituir la semilla que han usado por más de 50 años, por variedades importadas de ciclo más largo y susceptibles a enfermedades, afirmó Mauro Zamora Díaz, investigador del INIFAP.
Indicó que este proceso acarrea problemas de adaptación, de mayor requerimiento de agua y de uso de hasta tres aplicaciones de fungicidas para salvar el cultivo; lo cual impacta al medio ambiente, los costos de producción y significa, un riesgo muy alto de pérdidas o ingresos bajos para el agricultor.
Explicó que las semillas importadas son de dos categorías, las de ciclo tardío, entre 20 y 35 días más que las variedades de seis hileras liberadas en años recientes por el INIFAP.
En todo caso, señaló, si la industria cervecera demanda sembrar variedades extranjeras de dos hileras, se debería pagar el costo diferencial real.
Lo anterior preocupa a agricultores e investigadores involucrados con el cultivo de este cereal, por el convenio que firmó recientemente el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) con la firma trasnacional Heineken, enfocado a certificar variedades para la industria cervecera, donde no queda claro qué semilla se utilizará o cuál será el proceso de calificación que se realizará para este fin.
El convenio involucra 25 mil toneladas de semilla certificada para atender una superficie aproximada a sembrar de 150 mil hectáreas de cebada en los próximos ciclos otoño-invierno 2020/21 y primavera-verano 2021.
Además, agregó, no se tiene certeza si la cebada importada ingresó como semilla certificada o como grano, dada la variabilidad observada en las parcelas durante ciclos de cultivo recientes; tampoco hay conocimiento de los términos legales y sanitarios de Senasica y SNICS relacionados con la importación de estos materiales, que garanticen la no introducción de plagas, malezas y enfermedades exóticas a México.
Esto podría tener implicaciones legales, ya que la Ley Federal de Producción, Certificación, y Comercio de Semillas (DOF15- 06-2007) en su capítulo IX de las infracciones y sanciones, en el artículo 38 párrafo VII, establece que aquella persona que importe semillas con fines de comercializarla y ponerla en circulación sin cumplir con los requisitos establecidos, incurre en una infracción administrativa a las disposiciones de la misma.
“Si la intención es introducir variedades del extranjero a México, se debería garantizar que las mismas presenten tolerancia a las principales enfermedades observadas en la región objetivo y que se adapten a las condiciones de producción y de rentabilidad económica del productor primario”, comentó.
En México se cultivan alrededor de 300 mil hectáreas de cebada grano, que producen cerca de un millón de toneladas. Del área cultivada, se estima que entre 30 y 40 por ciento corresponde a variedades de dos hileras, cuando hasta hace una década era de seis hileras desarrolladas por el INIFAP en su totalidad. Hoy, la producción la absorben las principales cerveceras, Heineken y Anheuser-Bush InBev.
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