Por el M.C. Óscar Báez Montes, académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
El dengue es una enfermedad de climas tropicales y subtropicales en donde cada año se infectan cientos de millones de personas en el mundo
Los mosquitos pertenecen al grupo de seres más diversificado en el mundo, los invertebrados; y además se agrupan en los artrópodos, que están considerados como los animales terrestres con mayor cantidad de biomasa en la tierra; se podría decir, que se han adaptado de forma sobresaliente a su medio y a los cambios en el tiempo, ya que se encuentran prácticamente en todos los continentes excepto en la Antártida, y se tienen registros fósiles con evidencia de presencia de mosquitos que convivieron con los dinosaurios hace unos 100 millones de años.
Al pensar en la alimentación de los mosquitos es posible que la primera idea que se nos venga a la mente sea sangre, sin embargo, al ser adultos los mosquitos se alimentan de néctar y otros azúcares presentes en plantas; solo el mosquito hembra se alimenta de sangre para favorecer el desarrollo del huevo, aunque no solo se alimentan de sangre del ser humano, sino también de aves, reptiles y otros mamíferos.
Algunas especies de mosquitos son considerados de importancia de salud pública, ya que al entrar en contacto con el ser humano pueden transmitir enfermedades como malaria, dengue, Zika o chikungunya. De las 3,500 especies de mosquitos descritas, tres géneros son de relevancia, puesto que transmiten patógenos al ser humano Anopheles, Aedes y Culex.
El dengue es una enfermedad de climas tropicales y subtropicales en donde cada año se infectan entre 100 y 400 millones de personas, es decir, que cada año existe la posibilidad de que un 5% de la población mundial padezca de esta enfermedad. Al adquirir la enfermedad se adquiere inmunidad; sin embargo, al haber cuatro serotipos, se incrementa la posibilidad de adquirir el serotipo que genera enfermedad grave.
Existen diversos factores ambientales que modulan el comportamiento de estas enfermedades, entre ellas el incremento de las temperaturas es una de las más relevantes. En los últimos dos años (2022 y 2021) se ha registrado un incremento de más del doble de casos de dengue en el continente americano, siendo el registro de 2.8 millones de casos en 2022. En México, este año 2023 el comportamiento ha sido similar, con más del doble de casos probables y confirmados para Dengue, siendo los estados del sureste (Quintana Roo, Yucatán, Veracruz) con mayor número de casos.
El incremento en las temperaturas que se ha dado en 2023 ha generado tres olas de calor considerables, que, aunado a otros efectos climáticos, como el de la sequía, genera condiciones para que los mosquitos Stegomyia (Aedes) spp. busquen ambientes donde exista acumulación de agua para la deposición de sus huevos y crecimiento de las larvas. Recientemente, se publicó un artículo donde enfatiza que los climas secos y el incremento de la urbanización de ciudades ha favorecido los ambientes para el desarrollo de este mosquito en ciudades en África, aunque esto podría ser bastante similar en México.
Los modelos de escenarios de cambios climáticos globales estiman incrementos en las temperaturas hacia el año 2100, que podrían favorecer el aumento de enfermedades infecciosas derivadas de vectores como los mosquitos, pero a ello se suman otros impulsores como la urbanización, la industrialización o la sobreexplotación de los recursos naturales.
Es un hecho que las condiciones sociales de urbanización y migración poblacional hacia las ciudades, en conjunto con los incrementos de sequía, generará condiciones de mayor diseminación de los vectores de enfermedades como dengue, zika o chikunguya, por lo que es fundamental que la sociedad se encuentre informada, ya que es una enfermedad endémica; es decir, que se presenta de manera prevalente en nuestra región. Al no existir tratamiento específico contra el dengue, es relevante reconocer signos de alarma para su atención oportuna, como son fiebre alta, dolor de cabeza y cuerpo, náuseas y erupciones en la piel. El control de estos mosquitos comienza desde nuestra casa al disminuir los sitios posibles donde puedan depositar sus huevecillos al tapar tinacos, piletas, tambos, vigilar floreros y macetas que se encuentren bien drenadas, albercas, entre otros.
El M.C. Oscar Báez Montes es Profesor del Departamento de Biotecnológicas y Ambientales, del Decanato de Diseño, Ciencia y Tecnología de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).
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