Por: Mtro. Enrique Boleaga Paulín
- El saldo es negativo, a poca gente le ha gustado, pero veamos algunas otras razones de este rechazo
Diseñadores y no diseñadores consideran que no transmite nada, pero nada de lo que puede ofrecer Norteamérica en una síntesis visual
En un magno evento, entre importantes figuras del balompié mundial y directivos de la Federación Internacional de Futbol Asosciación (FIFA), se realizó en California el lanzamiento del sistema de identificación visual representativo del mundial de 2026, del cual Canadá, Estados Unidos y México serán sedes de manera conjunta.
El logotipo se develó en formato tridimensional: un glorificador con diseño minimalista de los números 2 y 6 apilados en formato vertical sirvió de base sobre la cual el jugador Ronaldo Nazário y el Director de la FIFA, Gianni Infantino, colocaron la copa del Mundo al centro para completar la imagen; una fotografía del glorificador con la copa en medio es el nuevo logo del mundial. Y una fotografía NO es un logotipo. Adicional, el Master graphic remata con el nombre de la FIFA a manera de descriptor.
El saldo es negativo, a poca gente le ha gustado, pero veamos algunas razones de este rechazo (adicional al uso de una fotografía en el logotipo).
El pensar en una identidad que represente a estos tres países, con todas las posibilidades visuales que nos ofrece la cultura de cada uno de ellos, nos da una idea de la principal inconformidad. Diseñadores y no diseñadores consideran que no transmite nada, pero nada de lo que puede ofrecer Norteamérica en una síntesis visual. Se han sacrificado la personalidad para generar una tipografía vasija ultra pesada, en la cual cabe todo lo que le quieran meter, pero le falta esencia y personalidad.
El concepto rector –el eje central de comunicación– es el mismo hashtag que ya ha comenzado a ser difundido: #weare26, Somos 26 no dice nada. No recuerda a los países sede, al deporte, a la afición ni a nada fuera de la obviedad del año. El año como protagonista es otro factor que ha generado fuertes críticas en redes sociales. No son 26 países que buscarán la copa del mundo (son 48), tampoco son 26 sedes (son 16 en total), así que el significado del concepto rector no existe.
Nótese que en estas aplicaciones se ha ajustado el logotipo a formato horizontal, se ha perdido la copa y se han usado diferentes pesos y estilos tipográficos, la tipografía se ha seleccionado para cumplir con una alineación justificada, sin respetar el Master Graphic.
La paleta cromática es vibrante y dinámica, genera una muy buena lectura por el contraste utilizado. Se ha salvado de las críticas por ser plural e inclusiva. Sin embargo, el uso de fotografías en algunas aplicaciones complica la lectura y habrá imágenes que sean menos legibles por lo complejo de las fotografías, como es el caso de la imagen del Estadio Azteca en el gráfico promocional de la Ciudad de México. Los colores elegidos reflejan la vitalidad y la energía que se vive en cada partido. Incluso se ve un guiño-homenaje a Lance Wyman, creador de la identidad visual de los Juegos Olímpicos de México en 1968, en el patrón amplificado.
La selección tipográfica, es una familia vasta y diversa, la tipografía logotipo se usa en todas las imágenes grandes y adicional a ella, se cuenta con 5 variables de peso y condensación, no parece ser una misma familia, pero estas 6 posibilidades darán la ventaja de uso de manera creativa para diversificar materiales gráficos y que se vean dinámicos, permitiendo establecer niveles de jerarquización, cambiar el ritmo, o seleccionar alguna de las oficiales para seguir su regla de justificar con los otros elementos visuales.
El mundo del diseño se basa en una variedad de principios y teorías que influyen en la creación de imágenes y composiciones visualmente atractivas. Uno de los enfoques más influyentes en el diseño es la teoría Gestalt, que se centra en la percepción y organización visual de los elementos.
La teoría Gestalt, desarrollada a principios del siglo XX por un grupo de psicólogos alemanes, sostiene que el cerebro humano tiende a organizar la información visual de manera coherente y significativa. En lugar de percibir simplemente elementos individuales, nuestro cerebro busca patrones y formas completas.
La esencia de la teoría Gestalt radica en los principios que gobiernan la percepción visual. Estos principios, también conocidos como leyes de la Gestalt, incluyen, entre otras, la ley de la figura y fondo, la ley de la similitud y la ley de la proximidad. En el diseño, la teoría Gestalt es de gran relevancia, ya que proporciona una guía para crear composiciones visuales efectivas, los diseñadores usamos estos principios para organizar y estructurar elementos visuales de manera que sean fácilmente percibidos y comprendidos por el espectador.
Las adaptaciones a cada Sede del Mundial, los materiales gráficos en video y carteles decorativos e informativos aplican los principios de la teoría Gestalt y con ello crean composiciones visuales armoniosas, impactantes y comprensibles, brindando una experiencia visual agradable y efectiva para el espectador, es decir, las aplicaciones gráficas son mucho más atractivas que el logotipo primario. Todo el sistema de identidad visual es muy dinámico y atractivo, dominará visualmente y se buscará que cuenten la historia que no pudo contar el logotipo
Un homenaje multicolor a Lance Wyman
En conclusión, el logo del Mundial 2026 debería haberse diseñado con mayor atención y cuidado para representar la esencia del evento, inspirado en los valores de unidad, diversidad y pasión que caracterizan al deporte más popular del planeta. El emblema debería combinar elementos icónicos del fútbol y rasgos culturales de los tres países anfitriones: Estados Unidos, Canadá y México. Una representación estilizada del balón de fútbol en movimiento, formas geométricas que simbolizan la diversidad y la unión de los países participantes son conceptos que podían haberse utilizado. Nunca sacrificar las Naciones por las ciudades sede, que ahora son las estrellas de los gráficos.
Será la identidad visual más reproducida en la historia de las Copas del Mundo, desde hoy (3 años antes del evento), pasando por la promoción del torneo hasta la identificación de las sedes y la creación de productos oficiales. Los fans en redes sociales y medios compartiendo gráficos animados darán una difusión importante y ahí encontrará esta identidad, su riqueza audiovisual. La identidad ya no solo será el logotipo, jugarán todos los sentidos en el 2026 para disfrutar de la experiencia de la marca.
El logo del Mundial 2026 es un símbolo reconocible pero no aceptado, el riesgo con el paso de los años es que no se recuerde a los países anfitriones, por ejemplo, podría haber quien piense que Monterrey refiere a la ciudad en Estados Unidos y no a la que se encuentra en México.
Revelar este tipo de logotipos ayuda a que se hable de diseño, que se expresen críticas sobre estética más allá de la funcionalidad de la identidad y esto siempre dividirá opiniones, así que la cuenta regresiva ha comenzado para el 2026, a partir de ahora comienza el bombardeo visual de una identidad que no ha sido bien recibida.
Antes de 1970 el identificador oficial era un cartel, de ahí en adelante el logotipo fue un emblema que ha sido marcado por una tendencia en los años siguientes (uso de balón como elemento central, uso de copa recientemente, etc) ¿Estaremos frente al futuro de logos mundialistas, con uso de fotografías y donde lo más importante es el año cuando ocurre? Espero que no.
El Mtro. Enrique Boleaga Paulín es académico en el Departamento de Diseño de la Universidad Iberoamericana.
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