Diversidad Familiar

  • Cuestiones de sexo

Por Rodolfo Herrera Charolet

Antes de la películas para toda la familia como Lightyear en 2022 de Pixar también causó controversia, fue “Red” aunque con menor intensidad puesto que no es explícitamente representativa del deseo entre personas del mismo sexo y tanto estreno como difusión se realizó en la plataforma de Disney+. La protagonista de Red (2022), Meilin Lee, alcanza la pubertad cuando empieza a desarrollar su  atracción por un chico y, en ese contexto, despierta su “su panda roja”.

Resulta que en Red, todas las mujeres de la familia de Mei, han despertado un día para descubrir sus pandas rojas. Al principio es una molestia y vergüenza, pero mientras la madre de Mei continúa considerando a los pandas rojos como una cuasi maldición, Mei aprende a disfrutar y compartir las emociones complejas y cambios corporales que llegan con su panda.

Durante décadas, en México como en la mayoría de pueblos latinoamericanos, hablar de los asuntos relacionados con el sexo, es motivo de tabú y escándalo. El autoconocimiento, exposición o mención de los cuerpos, ha sido un asunto de secrecía y hasta pecado.

Una gran variedad de mitos, se han difundido, en torno a la menstruación, como la creencia de los valores virginales y de la monogamia condenada a la pareja que debe mantenerse como única de por vida o hasta que la muerte los separe.

La sexualidad, el sexo, el deseo, el afecto y las diferentes sensaciones que experimentan los cuerpos, con asuntos que no pueden ser tratados libremente o que se requiere una edad madura para entenderlo. Dichos temas no logran, contenido pedagógico adecuado, ni tampoco los cuentos, películas o juguetes se adaptan al nuevo conocimiento, que ahora se encuentra disponible a un “click”. En la mayoría de los casos y experiencias, los niños y adolescentes se enfrentan a una realidad, morbosa y lesiva, en la red digital, que ahora demanda mayores controles ante contenidos que resultan perturbadores para la edad de los internautas, que carecen de educación sexual.

Inclusive, mentores y directivos, considerados de avanzada en cuanto a temas de sexualidad se refiere, que ofertaron en algún momento la educación sexual a sus hijos dentro de sus aulas, han dado marcha atrás, tras la ofensiva de grupos radicales que se oponen a dicha apertura. En la mayoría de los casos, vinculados con las ordenanzas de corte religioso o de lo que consideran ético.

En ese contexto de total apertura en el mundo digital, pero restrictivo en el ámbito educativo entre aulas y dentro de los hogares, las películas que abordan temas de género y sexualidad, aún generan pánico social.

Lightyear es un ejemplo claro de la forma que aborda la representación de una familia lesbomaternal y un beso entre mujeres, no representa en lo más mínimo una victoria de grupos que promueven total apertura de la diversidad sexual. Sin embargo es un buen inicio para sensibilizar a una sociedad que durante décadas ha sido renuente en atender las condiciones de los más vulnerables y que en este caso son los y las menores.

En los temas de diversidad sexual, término que prefiero al acotarlo a las conocidas iniciales de LGBTTTIQ+, en donde había iniciado hace años con las primeras cuatro letras, pero que cada nuevo grupo que se da a conocer demanda su inclusión. Las diversas expectativas sobre la sexualidad es crucial, inclusive el lenguaje incluyente de género, se enfrenta ante la costumbre, las reglas gramaticales y la novedad o notoriedad que se desea, aún por grupos minoritarios y diversos a favor y en contra.

Entonces, ante la apertura del término, la reacción revanchista no se ha hecho esperar y quienes pretenden mantener como modelo de familia el estricto patriarcal, se enfrentan ahora a la posibilidad de encontrarse con una realidad que se estrella en sus caras, en donde la mayoría de las familias en México no lo es.

Las estadísticas nacionales, posicionan un criterio objetivo en torno a la idea generalizada de la conformación de la familia, en el caso de México, menos de la mitad está conformada por el modelo patriarcal.

El Censo de Población y Vivienda 2020 señala que el 38% de las personas de 15 años y más está casada, 30% es soltera y 20% vive en unión libre. En la trayectoria del tiempo indica que de 2000 a 2020, el porcentaje de la población casada disminuyó 11 puntos, al pasar del 49 al 38%. En tanto que la población en unión libre aumentó nueve puntos porcentuales, puesto que pasó de 11 a 20% y la ex unida se incrementó de 9 a 12 por ciento. La población soltera permanece casi sin cambios, 31% en 2000 contra 30% en 2020.

Si tomamos como válido que una familia (patriarcal) está formada por padre, madre e hijos, resulta que el 8.6% de los hogares en México están conformados por parejas sin hijos.

Las familias formadas por parejas, tanto casadas 38% como las de unión libre 20% representan poco más de la mitad del total de la población mayor de 15 años, sin embargo al restar las parejas sin hijos, tenemos únicamente el 49.4%

Ahora bien de las parejas formadas con hijos y sin hijos debe restarse aquellas que están formadas por personas del mismo sexo. En cuanto a nupcialidad, en 2019 se realizaron 504 923 matrimonios legales; de estos 501 327 fueron de parejas de distinto sexo y 3 596, de parejas del mismo sexo.

Los divorcios respecto a los matrimonios han aumentado de manera constante, así tenemos que entre los años 2000 a 2019 casi se quintuplicaron, al pasar de 7 a 32 divorcios por cada 100 matrimonios. En cuanto a las entidades que registraron las mayores tasas de divorcios por cada 10 000 habitantes de 18 años o más, fueron Aguascalientes con 30.6, Coahuila de Zaragoza con 28.8 y Campeche con 23.9, mientras que la tasa nacional fue de 10.6

Las principales causas del divorcio a nivel nacional fueron el divorcio incausado, con 66.2%, seguido por el mutuo consentimiento con 32.4 por ciento. En el país las mujeres se divorcian ligeramente más jóvenes que los hombres, ya que la edad promedio al divorcio es de 39.1 y de 41.6 años, respectivamente.

La justicia reproductiva en los momentos de una vertiginosa apertura de la reproducción digital requiere una apertura total al debate,siendo conscientes que los discursos conservadores que se aferran a modelos pasados, están desprovistos de su respaldo popular, cuando la mayoría de la población mayor a 15 años no se encuentra en su esquema. Resultando, por lo tanto, una agresión innecesaria desgarrarse las vestiduras en las redes sociales para atacar la diversidad de formas que existen para formar una familia, que dicho sea de paso, únicamente en dichos medios mantienen sus feudos de censura.

¿O no lo cree usted?

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