Universitat Oberta de Catalunya
- Una encuesta muestra que los educadores tienen un conocimiento limitado de las competencias digitales.
- Los resultados demuestran al mismo tiempo el interés en incorporar las herramientas digitales a su trabajo cotidiano.
La pandemia ha acelerado el uso de las herramientas digitales en la mayoría de los ámbitos profesionales, también en el de la educación social. En este campo, lo digital se ha convertido en un elemento importante para trabajar con jóvenes, porque lo que antes había sido una opción se ha acabado convirtiendo, a causa de la emergencia sanitaria, en una necesidad. Un estudio interdisciplinario de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), desarrollado por investigadores del Grupo de investigación en Aprendizajes, Medios de comunicación y Entretenimiento (GAME) y del Laboratorio de Educación Social (LES) —y que forma parte de una tesis doctoral en desarrollo—, acaba de poner de relieve cuál es el nivel de formación y competencias de los profesionales de la educación social en este campo.
El estudio se enmarca en el proyecto de I+D “EsDigital: Educación social digital” del programa estatal de generación de conocimiento y fortalecimiento científico y tecnológico del sistema de I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación. En el estudio, titulado “Educación social digital: una exploración de la formación y las competencias digitales de los profesionales de la educación social”, sus autores Pedro Fernández de Castro, Eva Bretones, Jordi Solé y Víctor Sampedro, incluyen una encuesta hecha entre 150 educadores sociales de España (7 de cada 10, mujeres), que arroja datos esclarecedores sobre cuál es la situación actual. Los resultados, publicados en TECHNO REVIEW. International Technology, Science and Society Review este 2022, no se pueden extrapolar a escala general, pero ponen de manifiesto una tendencia y un patrón en este ámbito.
Los datos muestran que la mayoría de las personas encuestadas son proclives a utilizar las tecnologías y que se ven competentes en un nivel básico de conocimiento de las herramientas digitales. Esto incluye, por ejemplo, manejar plataformas de gestión de contenidos para producir publicaciones multimedia; grabar, editar y subir contenido a plataformas digitales, o compartir y distribuir contenidos en redes. En cambio, admiten que tienen menos competencias digitales críticas, es decir, menos conocimientos sobre las características elementales de los servicios digitales, sobre el uso que hacen de los datos personales las empresas o sobre la legislación vigente relativa a internet y las tecnologías digitales, entre otros aspectos.
Formación autodidacta
Más de la mitad de los profesionales, el 53,1 %, asegura haber recibido formación en aspectos digitales. Ahora bien, una gran mayoría reconoce que fue de forma autodidacta. Las otras vías de adquisición de competencias han sido a través de familiares y amigos, actividades profesionales, sistema educativo y academias. Para los autores del estudio, los resultados de la encuesta refuerzan la necesidad de desarrollar “una propuesta formativa sobre tecnologías digitales adaptada a los profesionales de la educación social”, en la línea de lo que ya se viene haciendo en el grado de Educación Social de la UOC.
El estudio indica que los resultados “apuntan a que existe una predisposición” entre estos profesionales “a adquirir las competencias digitales necesarias para incorporar las tecnologías digitales en la práctica profesional”. En realidad, cuando estos profesionales incorporan las herramientas, lo hacen porque existe un uso cotidiano, tanto en el ámbito personal como profesional, y un esfuerzo autodidacta. Por eso, también valoran positivamente la formación que reciben en el ámbito laboral.
En resumen, el estudio muestra que los profesionales encuestados tienen un dominio limitado de las competencias digitales. Si bien manejan dispositivos, herramientas y servicios tecnológicos, manifiestan límites a la hora de incorporarlos a su práctica profesional. En consecuencia, los autores del estudio opinan que esto es “un incentivo para el desarrollo de propuestas formativas en tecnologías digitales en el ámbito de la educación social, especialmente dedicadas a fomentar el acercamiento con la población joven y promover su participación cívica”.
De hecho, la hipótesis inicial del proyecto de investigación parte del supuesto de que ciertos usos de internet y los medios digitales podrían potenciar una ciudadanía activa y la participación política de los jóvenes. En este sentido, los autores del estudio consideran necesario crear marcos y herramientas para entender y usar críticamente las TIC a través de la participación en su diseño e implementación. El estudio apuesta por “explorar la función y las posibilidades de la educación social en el uso de internet y las tecnologías digitales entre los jóvenes y, más específicamente, en el desarrollo de su competencia digital para estimular una ciudadanía activa”.
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