Staff/Rossi
El Dr. Luis Medina Gual ofreció la conferencia ‘Construir desde los aprendizajes vividos los nuevos aprendizajes’
Hay que valorar cuáles han sido los aprendizajes logrados durante la contingencia por la pandemia de COVID-19 y, a partir de ello, hacer una resignificación del currículo escolar, sugirió el Dr. Luis Medina Gual, académico del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, al hablar de Construir desde los aprendizajes vividos los nuevos aprendizajes, tema que abordó en el webinar Preparando el regreso a clases.
Reconoció que las noticias hablan de que, durante la pandemia, en México se redujo el aprendizaje de las y los alumnos de educación básica -algunas señalan que 10 millones tendrán un retraso de hasta dos grados escolares-; sin embargo, todavía no hay estudios a nivel nacional -salvo una aproximación de Mexicanos Primero y otra que está desarrollando la IBERO- que brinden información “sobre el efecto real” que tendrá este año de pandemia en los aprendizajes. De ahí que el doctor se pregunte “¿de verdad los estudiantes no aprendieron?”
Y es que Medina compartió que, en una entrevista realizada como parte del estudio de la IBERO Qué aprendimos durante la pandemia, un artesano de Santa María Colotepec, Oaxaca, a la pregunta ¿qué cosas ve usted que aprendió su hijo que a lo mejor no hubiera aprendido si hubiera estado en la escuela?, respondió que, al empezar a trabajar con él, comenzó a interactuar más con las personas y aprendió a contar el dinero; y acerca de si ¿en algún momento le preocupó su calificación?, dijo que al principio sí, pero luego vio que aprendía cosas más útiles con él.
El reconocimiento del padre de que otro tipo de actividades han contribuido a la formación de su hijo durante este tiempo, da cuenta de que durante la contingencia los estudiantes han tenido aprendizajes valiosos, que no necesariamente están en el currículum escolar; lo que resignifica la idea de los aprendizajes.
Y aunque el doctor no duda de la veracidad de las noticias, de que no se están logrando los aprendizajes, “esta visión hacia el déficit me parece que en este momento no necesariamente es una visión que contribuya al aprendizaje de cara al futuro”.
De tal suerte que propuso conocer los aprendizajes a partir de las narrativas de los estudiantes, de lo que han vivido durante este tiempo, a partir de las siguientes preguntas nodales: qué fue lo que vivieron los estudiantes, qué aprendieron que de otra manera no pudieron haber aprendido, qué retos afrontaron y cómo los sortearon, y cómo vivieron con los y las otras.
Para lograr lo anterior, propuso un par de estrategias. Para conocer qué vivieron las y los estudiantes, sugirió recurrir a los ‘trayectos de vida’ -recomendados por Carles Monereo, académico de la Universidad Autónoma de Barcelona-, que consisten en que los alumnos/as escriban cuáles fueron las vivencias que los marcaron como estudiantes y como personas durante este tiempo de confinamiento. Detrás de esas narrativas se podrán mirar los aprendizajes más allá de lo curricular.
También resultaría de ayuda el Diagnóstico Rápido de Aprendizajes en Contingencia (DRAC), que habla de aprendizajes no necesariamente de lo curricular, al responder los estudiantes: ¿cómo creías que sería este tiempo de pandemia?, ¿qué te dijeron y qué te imaginaste?; cuestionamientos que van en la lógica del qué sé, qué quiero aprender y qué aprendí, propio del cuadro de investigación SQA (Sabe, Quiere Saber, Aprendió). Igualmente, podrían responder: ¿cómo fue este tiempo de pandemia en realidad? y ¿qué fue lo que más te movió y significó?
A partir de estos elementos, Medina Gual, coordinador del Doctorado Interinstitucional en Educación, mencionó que se podrían empezar a discutir tres grandes dimensiones del aprendizaje. Primera, ¿qué aprendiste de ti en este tiempo?, a lo que el estudiantado podría responder, o ha respondido, que extraña a sus amigos, que necesita de los otros, que aprendió a utilizar la tecnología. Segunda, ¿qué aprendiste de los demás en este tiempo?, con la maestra, con los compañeros, con tus papás. Y tercera, ¿qué aprendiste de la escuela en este tiempo?
Con esos cinco insumos se podría, para tratar de ver hacia adelante, hacer una pregunta detonadora al final: si fueras un viajero en el tiempo y te pudieras visitar a ti mismo/a al inicio de la pandemia, ¿qué te dirías o qué te recomendarías?
Sin duda que las y los estudiantes encontraron estrategias de aprendizaje que no habían explorado, porque muchas veces se requirió, por ejemplo, de mucha autonomía de su parte. “Imagínense hacer todo este proceso de reflexión, no hacia el déficit, sino a cuáles fueron las ganancias de la pandemia, y a partir de eso poder generar estas estrategias que ellos mismos, ellas mismas están, digamos, evocando, es decir, sistematizar estas experiencias, conocer cuáles son las diferentes estrategias, y a partir de eso poder retomar un plan de acción construido por los mismos y las mismas estudiantes”.
Esto significa poder construir nuevos aprendizajes a partir de los aprendizajes previos, vincularse y anclarse de lo que vivieron las alumnas/os, pues no se trata que regresar a la escuela, dar la vuelta a la página y decir, vamos a iniciar con el siguiente ciclo escolar, un examen previo de matemáticas para ver qué aprendieron y qué no aprendieron, y adelante.
“Un estudiante que no está preparado cognitivamente, socioemocionalmente, sobre todo para aprender, y que no retoma estas experiencias que tuvo durante el ciclo escolar pasado, pues evidentemente le va a costar mucho más trabajo… aprender”.
Es así que el Diagnóstico Rápido de Aprendizajes en Contingencia y los trayectos de vida permitirían retomar los elementos socioemocionales y las estrategias derivadas y aplicadas a la escuela, que serían un punto de partida, un diagnóstico -que no necesariamente tiene que ser un examen- para sistematizar e iniciar posibles rutas de acción de retorno al salón de clases.
Lo curricular
Lo curricular, que es importante, se ha visto resignificado durante este tiempo de contingencia. Por eso, para el caso de una tónica curricular, el Dr. Luis Medina afirmó que se necesita ver qué aprendieron los estudiantes, porque si no, no van a poder seguir aprendiendo. En este punto, las y los docentes deberán diferenciar lo que es necesario que aprendan los estudiantes de lo que es prescindible que aprendan.
Este diagnóstico en lo curricular tiene que ser bien acotado y bien estratégico, y para eso, el académico de la IBERO, universidad jesuita de la Ciudad de México, propone tres fases:
Uno, priorizar el currículum. Saber cuáles son los aprendizajes que verdaderamente si no se logran pondrán en peligro el futuro de los estudiantes, es decir, priorizar qué es lo indispensable.
Dos, valorar. Hacer algún ejercicio diagnóstico para corroborar ese “manojo” de aprendizajes verdaderamente indispensables para los siguientes ciclos y las siguientes asignaturas. Al respecto, hay un tip: “si ustedes (docentes) se están preguntando si los aprendizajes que seleccionaron son muchos, es porque en verdad son muchos”.
Tres, a partir de ese diagnóstico actuar en consecuencia, de manera grupal e individual. Si existe una dificultad grupal se tendrá que hacer un espacio en los tiempos curriculares del siguiente ciclo escolar para poder retomar esos aprendizajes. “Continuar como si no hubiera pasado nada el siguiente ciclo escolar y no dar espacio a esta recuperación o a este apoyo a los aprendizajes claves, indispensables, que no se lograron, pondría en riesgo el logro de aprendizajes futuros”.
Cada dificultad individual implicará el trabajo uno a uno con los estudiantes. Los procesos de tutoría van a tener que estar presentes, porque no todos los estudiantes tuvieron las mismas condiciones, los mismos avances y la misma situación. Por eso, “va a ser bien importante que cuando hagamos este diagnóstico pensemos en el global, pero también en el individual”.
Preparando el regreso a clases
El webinar Preparando el regreso a clases fue la última de las conferencias virtuales quincenales del semestre Primavera 2021 organizadas por el Departamento de Educación y el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE), de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, y la Confederación Nacional de Escuelas Particulares (CNEP).
Preparando el regreso a clases se realizó a tres tiempos, por lo que además del Dr. Luis Medina Gual también participaron como ponentes: la Dra. Luz María Moreno Medrano, directora del INIDE, con el tema Convivencia y reconstrucción de comunidad escolar; y la Dra. Cimenna Chao Rebolledo, coordinadora de la Especialidad en Educación Socioemocional de la IBERO, quien habló de Trabajar las vivencias psicoafectivas.
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