Por Mino D’Blanc.

Este jueves 29 de abril se estrenó a nivel nacional la película “Mi perro tonto”, bajo el sello de Cinépolis Distribución.

El tema mejor analizado por esta película son los sinsabores del matrimonio. La rutina, la falta de comunicación y la poca sinceridad terminaron por socavar una relación que, anteriormente en sus vidas, lucía como el sueño perfecto del hombre y la mujer intelectual: retirarse a un pueblo lejano y solitario, con vista a la playa para poderse enfocar en la escritura. Sin embargo Henri y Cécile se enfrentan a un fracaso matrimonial.

Frente a sus cuerpos avejentados, botellas vacías de alcohol, ansiolíticos y cuatro hijos rebeldes, se preguntan cada mañana: ¿En qué nos equivocamos?

“Mi perro tonto” sigue a Henri (Yvan Attal)  un escritor de mediana edad en crisis. ¿Y quiénes son las personas responsables de sus fracasos, su abstinencia sexual y su dolor de espalda? Su esposa (Charlotte Gainsbourg)  y sus cuatro hijos.

Justo en el momento crítico en el que está valorando las mujeres que nunca volverá a tener y los coches que nunca conducirá… un perro de metro y medio, maleducado y demasiado entusiasta, decide instalarse en su casa. A pesar de los intentos de toda su familia por deshacerse de él, este perro al que deciden llamar “Tonto” se convierte en el nuevo mejor amigo de Henri y le ayudará a entender que en la adaptación al cambio encontrará su verdadera felicidad.

Es seductor pensar en esta película como un ejercicio liberador de metaficción entre Yvan Attal (director, guionista y protagonista de “Mi perro tonto”)  y Charlotte Gainsbourg (protagonista), quienes son en realidad pareja desde hace casi treinta años, cabe destacar que no es la primera vez que personifican a un matrimonio disfuncional en la pantalla grande. Charlotte Gainsbourg ha negado que “Mi perro tonto” se inspire en su vida amorosa con Attal. En realidad, el guion se basa en el relato del mismo nombre publicado en 1985 por John Fante.