Staff/Rossi
· El escritor y cineasta egresado de la IBERO compartió que la pandemia trajo la necesidad de una comunidad de lectores
· Participó en el Jueves del Egresado, organizado por la Dirección de Egresados y Desarrollo Profesional de la IBERO
· La reunión fue organizada por Esperanza Bustillos, presidenta de la comunidad #SomosIberoEspaña
El escritor y cineasta, Guillermo Arriaga, egresado de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad Iberoamericana, participó en el taller de escritura creativa organizado por Esperanza Bustillo, presidenta de la comunidad #SomosIberoEspaña, en conjunto con la Dirección de Egresados y Desarrollo Profesional de esta casa de estudios.
Las personas que se dieron cita en el encuentro virtual tuvieron la oportunidad de dialogar con el director cinematográfico acerca de su más reciente obra Salvar el fuego (2020), la cual retrata una historia de amor y violencia en el México contemporáneo, y que le hizo merecedor del Premio Alfaguara de Novela 2020.
Al respecto, el escritor de las películas Amores perros, 21 gramos y Babel —que forman una trilogía que apostó por la narrativa no lineal y que reflexionan sobre el peso de la vida por encima de la muerte—, confió a su audiencia que por primera vez en su carrera como escritor había tenido la oportunidad de dialogar con lectores.
“Es curioso como la pandemia trajo el Zoom y ésta la necesidad de una comunidad de lectores que quisiera dialogar; empecé a entrar a círculos de lectura por dos jóvenes impulsoras: Maura Gómez y Valentina Trava. A partir de ahí, empecé a saber qué pensaban de mi libro. Estoy agradecido de esta oportunidad”, dijo el también maestro en Historia por la IBERO.
El guionista de Los tres entierros de Melquiades Estrada, película por la que recibió el premio al mejor guion en el Festival de Cannes (2005), señaló que una obra es un tigre salvaje que con varitas tratas de llevarlo a cierta dirección para que se encamine más o menos a donde quieres, pero imposible de domar. Una obra tiene una fuerza y potencia que difícilmente puede controlar un creador. Pero esto sucede en todos los ámbitos: en la cultura, la danza, el cine, la música. “No se doma, pero se encauza”.
Guillermo Arriaga, quien años atrás fue académico de la IBERO, compartió con egresadas y egresados que la escritura no es un acto racional, pues está guiada por misteriosas fuerzas que provienen del inconsciente y son las que terminan por moldear la obra, pues para el inconsciente no hay forma de aplicar la razón.
El autor de las novelas Escuadrón Guillotina (1991), Un dulce olor a muerte (1994), El búfalo de la noche (1999) y El Salvaje (2016) compartió varias enseñanzas con su público, en el que destacaban asistentes a quienes Arriaga les dio clase en la IBERO.
El trabajo del escritor es comprometerse con la obra y buscar las herramientas que mejor funcionen.
El sentido del humor es un recurso que se tiene a la mano, pero todo tiene que estar sometido a lo que la obra busca. “Me gusta cuando tiene un propósito dentro de la obra. Para mí, es una herramienta para indicar contradicciones”.
Es válido que uno escriba de lo que conoce, de su mundo. No tienes que irte a los márgenes de nada, hay gente que ha escrito obras maestras de la aburrición, por ejemplo, Jane Austen o Sofía Coppola, que hablan de mundo de burbuja completamente aburridos, pero son obras maestras.
Se pueden hacer obras maestras desde la más absoluta comodidad y desde las burbujas más burbujas.
No descarto ningún tipo de literatura, respeto a todo tipo de autor; creo que es bastante difícil hacer un libro como para destrozar el trabajo de otra persona. Hay películas y o libros que detesto, pero nunca me pronunciaré de forma despectiva porque conozco el esfuerzo.
Hay tendencia a lo minimalista y a la delicadeza de las frases que en lo personal no me llama la atención, pero me gusta la literatura que me hace ver hacia otro lugar donde no había visto.
Lo grandes libros son los que te hacen dar una vuelta 360 grados en donde ves lo que no habías visto. Las grandes obras hacen eso y las frases te empiezan explotar dentro y empiezas a tomar decisiones que no imaginabas.
Para un escritor es muy importante a qué tradición narrativa puedes pertenecer y a cuáles no. Yo encontré la mía muy rápido.
La escritura no es un proceso que necesite cierta edad para poder hacerse. Si alguno de ustedes está empezando a escribir y rebasa los 50 años de edad nunca se está grande para nada. José Saramago y la escritora Toni Morrison, premios nobel, empezaron a escribir a esa edad.
El director de The Burning Plain y quien produjo y coescribió Desde allá, primera película iberoamericana que ganó el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia, platicó que antes tenía cierta necesidad de escribir en su estudio después de desacelerarse del día, pero ahora viaja mucho y ha aprendido a escribir en donde puede: en taxis, en trenes, aviones, cafeterías, restaurantes, salas de espera, etcétera. “Aprendí a escribir cómo se pueda”.
Sobre su reciente obra, Salvar el fuego, comentó que parte de lo que estaba viviendo, lo incluyó en la novela. “Lo que pasa en la vida lo meto en la novela. Lejos de que estos estímulos me distraigan, me motivan”.
Asimismo, compartió que trabaja en un nuevo libro en el cual ha podido avanzar cuando se tomó un tiempo para estar en un rancho, pues a partir de la pandemia tenía muchas reuniones por Zoom en las que invertía hasta 12 horas al día.
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