Fauna Política

Por Rodolfo Herrera Charolet

“Si le ponemos Covid-19 le damos cenizas, pero si le ponemos neumonía atípica podrán velar su cuerpo”, eso fue lo que le dijeron a la familia, el día de ayer cuando se enteraron de que Pedro había muerto.

Pedro que hace tres semanas se reía de la pandemia, había afirmado que eso era un invento y que era un asunto económico o una estrategia de los dueños del mundo. Sin embargo, ocurrió algo extraño, repentinamente enfermó de un resfriado que se estaba complicando, así que acudió con su médico particular, tras darle tratamiento parece que mejoró, pero por las dudas lo mandó al Seguro Social para que le hicieran análisis, los cuales salieron negativos. Una semana después de haber recibido ese diagnóstico todo se complicó, le faltaba la respiración y sentía un dolor en el pecho, la fiebre y otros síntomas apuntaban a que tenía coronavirus o Covid-19 (como también lo llaman). Llegaron a urgencias del IMSS y le dijeron que su diagnóstico seguía firme; “no tiene Coronavirus” lo vamos a recibir en “0” y aquí le realizaremos los análisis, entra como influenza o neumonía atípica.

El paciente fue internado, esperando una cama para ser ocupada, no tienen ya cupo y esperan a que muera alguno o algún otro por mejoría. Tras lograr una cama, fue colocado y abandonado a su suerte, de lejos y sin visitas de familiares. Pedro finalmente murió, también esperando un respirador que nunca llegó.

Tras un día de espera, porque la mujer encargada de proporcionar el informe a los deudos olvidó hacerlo, fueron enterados de que Pedro había muerto y si querían el cuerpo deberían de aceptar el diagnóstico, que de mala gana aceptaron, con tal de velar el cuerpo que luego incineraron. Pero mientras realizaban el trámite de recuperar el cadáver de Pedro, otros dos muertitos se sumaron a la estadística de la terrible “influenza” o la extraña “neumonía atípica”, porque por alguna razón se oculta la identidad del verdadero asesino.

Apenas estaba colgando el teléfono, recibiendo la triste noticia, la Secretaría de Salud federal informó que en México hay 26,519 casos de COVID-19, lo que significa que por cada persona que ya fue declarada enferma hay alrededor de otras ocho que no han sido detectadas. El subsecretario de prevención y promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, detalló la tarde de este miércoles cómo opera en sistema de vigilancia centinela, que es usado para estimar los casos de coronavirus en el país.

El funcionario explicó que mediante este modelo se usa una muestra para estimar cómo avanza la enfermedad en el país, pues es imposible contabilizar la totalidad de contagiados por la nueva cepa de coronavirus. La estimación apunta a que en las 6 semanas que van desde el primer caso confirmado, suman un total de 26,619 que se han presentado en el país. Hoy miércoles 8 de abril de 2020 la Secretaría de Salud reportó que el número de personas confirmadas con COVID-19 se elevaron a 3,181 y los decesos a 174, con 9,188 casos bajo sospecha y 17,209 que dieron un resultado negativo.

El 130.8% de casos confirmados y el 370% de fallecidos en una semana, con respecto al miércoles pasado, cuando el 1 de abril, se registraron 1,378 casos y 37 muertes, es decir, 1,803 enfermos y 137 decesos más.

Ante esta terrible realidad, me hago las siguientes preguntas:

¿Al igual que Pedro cuántos enfermos morirán en México por esperar una cama o respirador en un hospital público?

Por fortuna los 500 respiradores que el gobierno de la república afirmó haber comprado, ya vienen en camino, el problema es que cuando lleguen se requerirán al menos 5 mil más para atender la demanda en hospitales públicos y carpas o gimnasios acondicionados como hospitales, porque en breve los servicios de salud serán rebasados.

¿O no lo cree usted?

P.D. transcribo desde un lugar en el comedor… Medianoche del 8 de abril de 2020… aún vivo para escribirlo… y la profecía de los Simpson ya se hace realidad… falta aquella… en la que AMLO estira la pata.