Arzobispo de Puebla llama a vivir el Adviento con esperanza, paz y preparación espiritual

Jorge Barrientos

Durante la ceremonia del encendido de la segunda vela de Adviento, el arzobispo de Puebla, Monseñor Víctor Sánchez Espinosa, exhortó a los fieles a mantener viva la esperanza y a fortalecer su preparación espiritual rumbo a la Navidad, especialmente en un contexto social que calificó como complejo y desafiante.

En su mensaje dominical, recordó que los domingos son días de esperanza, pues evocan la resurrección de Jesucristo y representan una oportunidad para la convivencia familiar. “Un domingo el Señor resucitó, por eso los domingos son días de esperanza y de familia”, expresó.

Significado del Adviento y de la segunda vela

El Adviento, que comprende las cuatro semanas previas a la Navidad, es considerado por la Iglesia católica como un tiempo de espera, reflexión, conversión y preparación para celebrar el nacimiento de Jesús. Tradicionalmente, cada domingo se enciende una vela de la corona de Adviento, que representa un valor espiritual diferente.

Monseñor Sánchez Espinosa explicó que la segunda vela simboliza la paz, un elemento central en la vida cristiana y en la preparación para recibir al Niño Jesús. Su encendido, dijo, invita a las familias a buscar reconciliación, serenidad interior y a mantener una mirada esperanzadora hacia el futuro.

Llamado a fortalecer la vida espiritual

El arzobispo invitó a la comunidad a “aprovechar este tiempo de Adviento” para renovar su fe mediante la oración, la reflexión y las obras de caridad. Señaló que, además del simbolismo religioso, el Adviento es una oportunidad para retomar la cercanía con la familia y reforzar los valores que acompañan a la celebración navideña.

“El encendido de esta vela nos recuerda que estamos llamados a caminar con esperanza hacia la Navidad. Que este tiempo sea de preparación espiritual para recibir al Niño Jesús”, afirmó.

Continuidad de las celebraciones

La Arquidiócesis de Puebla continuará durante las próximas semanas con las actividades litúrgicas propias de este periodo, que culminarán con el encendido de la cuarta vela y la celebración del nacimiento de Jesucristo el 24 de diciembre.

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