El poder oculto tras los muros del Cereso de San Miguel

Julio Treviño

El escándalo que estalló el pasado 28 de octubre en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel no solo exhibió las grietas de un sistema penitenciario vulnerable, sino también la determinación de las nuevas autoridades por sanearlo.

Detrás de los videos y filtraciones que circularon en redes sociales, las investigaciones oficiales apuntan ahora a un intento de desestabilización orquestado por una red delictiva que operaba desde el interior del penal.

De la crisis a la investigación

Tras la difusión de las imágenes, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSP) actuó de inmediato, ordenando una investigación a través de la Dirección General de Asuntos Internos.

El objetivo: esclarecer las circunstancias en que se grabaron los videos y deslindar responsabilidades.

Sin embargo, conforme avanzaron las indagatorias, salieron a la luz indicios de una organización criminal que habría mantenido el control del Cereso durante años, con complicidades internas y vínculos externos.

La red detrás del caos

De acuerdo con denuncias de familiares de internos y fuentes cercanas a la investigación, la estructura criminal estaría encabezada por Jair Arredondo N., alias “El Yayo”; Jaime Andrade N., alias “El Flaco”; Javier López N., alias “Zavala”; Joaquín Claudio N., alias “El Mármolero”; y Ernesto Orea N., señalado como líder del grupo conocido como “Los Orea”, dedicado presuntamente al robo de vehículos y desaparición de personas.

Durante la gestión del exdirector Gilberto Serna N. y del comandante Jesús Francisco N., alias “Tauro”, esta red habría gozado de control total dentro del penal, manejando extorsiones, cobros de piso y privilegios a conveniencia.

La llegada de un nuevo liderazgo

Ese control comenzó a fracturarse con la llegada del actual director, Jorge Delgadillo, quien desde su nombramiento impulsó una política de orden, transparencia y cero tolerancia a la corrupción.

Fuentes penitenciarias y trabajadores del Cereso aseguran que Delgadillo implementó cambios estructurales en áreas clave, reubicó personal con antecedentes irregulares y reforzó los mecanismos de supervisión interna.

“Desde que llegó, las cosas empezaron a cambiar. Ya no hay los mismos cobros ni el mismo miedo que antes”, relata un custodio que pidió omitir su nombre por seguridad.

Un intento de desestabilización

Las investigaciones apuntan a que la difusión de los videos del 28 de octubre fue un intento deliberado de sabotaje contra la nueva administración.

“Se trató de una campaña para desacreditar al director y frenar los avances en la recuperación del control institucional”, afirma un funcionario de la SSP consultado para este reportaje.

Según estas versiones, los líderes de la red delictiva buscaban reinstaurar su dominio al interior del penal, luego de que la nueva dirección cerrara espacios de corrupción y rompiera los esquemas de extorsión que por años habían operado sin freno.

Voces desde dentro

Los familiares de internos, que en meses anteriores se habían manifestado contra los abusos, reconocen ahora que la actual administración ha mostrado disposición al diálogo y apertura.

“Con el nuevo director por fin nos escucharon. No todo se resuelve de un día para otro, pero hay un cambio real”, comenta la madre de un interno, integrante del grupo de familiares que protestó el pasado agosto.

Fue precisamente en ese mes cuando apareció una narcomanta en las inmediaciones del penal con el mensaje “El penal ya tiene dueño”, firmada supuestamente por Ernesto Orea N.. Hoy, con las investigaciones en marcha, ese mensaje se interpreta como una advertencia de quienes estaban perdiendo poder.

La ruta hacia la limpieza institucional

La Secretaría de Seguridad Pública ha reiterado su respaldo al trabajo de Jorge Delgadillo, destacando los avances en control interno, disciplina y seguridad dentro del Cereso.

De acuerdo con fuentes oficiales, en las últimas semanas se han realizado operativos de revisión y traslado de internos de alta peligrosidad, además de la rotación de custodios y mandos medios para evitar complicidades.

“Estamos limpiando el sistema desde adentro”, aseguró un alto funcionario estatal. “El objetivo es garantizar que los centros de reinserción sean verdaderamente eso: espacios de reintegración, no centros de poder criminal”.

Un cambio que se siente

Aunque el proceso aún está en curso, trabajadores y familiares coinciden en que la llegada del nuevo director ha marcado un antes y un después en el Cereso de San Miguel.

“El ambiente es otro. Todavía hay retos, pero ya se ve autoridad, se ve orden”, dijo un interno que accedió a hablar bajo anonimato.

Mientras tanto, las investigaciones continúan para determinar responsabilidades y sancionar a quienes participaron en la red delictiva.
Por primera vez en años, dentro y fuera del penal, se percibe la esperanza de que los muros de San Miguel dejen de ser símbolo de corrupción y se conviertan en ejemplo de recuperación institucional.

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