Universitat Oberta de Catalunya
Existen una serie de factores de riesgo que favorecen que las personas puedan acabar desarrollando una enfermedad cardiovascular. Algunos de ellos son, por ejemplo, el sobrepeso, la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo y la dislipidemia
Hoy en día las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. Pero gran parte de los factores de riesgo de estas patologías se pueden prevenir o reducir a través de una buena alimentación. Gemma Chiva Blanch, profesora, investigadora y subdirectora de investigación de los Estudios de Ciencias de la Salud, de la UOC, habló sobre «Cómo influye mi alimentación en la salud de mi corazón».
La causa de muchas enfermedades cardiovasculares es la aterotrombosis, que es la suma de aterosclerosis y trombosis. Se trata de una enfermedad progresiva que provoca la acumulación de grasa en la pared interna de la arteria hasta formar una placa de ateroma que al final acaba rompiéndose y formando un coágulo (trombo). ¿Cuál es el motivo? Por la sangre circulan niveles muy altos de colesterol que van acumulándose; los glóbulos blancos los van limpiando, pero cuando la acumulación es muy grande cada vez más difícil hacerlo y al final se forma una especie de montaña de grasa (la placa de ateroma), que se acaba fragmentando. Las plaquetas, en un intento de cicatrizarlo, lo que acaban provocando es un trombo que obtura la arteria e impide que pase la sangre, lo que causa un infarto.
¿Cuáles son los factores de riesgo que llevan a sufrir una enfermedad cardiovascular?
Existen una serie de factores de riesgo que favorecen que las personas puedan acabar desarrollando una enfermedad cardiovascular. Algunos de ellos son, por ejemplo, el sobrepeso, la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo y la dislipidemia. A excepción del tabaquismo, todas las demás situaciones son perfectamente evitables si se sigue una alimentación correcta:
Sobrepeso: es importante mantener un peso saludable, que es el correspondiente a un índice de masa corporal de entre 18,5 y 24,9. Se calcula dividiendo los kilogramos de peso por la altura en metros al cuadrado. Así, si una persona mide 1,70 m, su peso saludable estará comprendido entre los 53,5 y los 72 kg.
Hipertensión: la tensión arterial es la resistencia que presentan las venas a la presión de la sangre. Puede ocasionar trombosis si hay rigidez en las venas, ya que dificulta el paso de la sangre.
Dislipidemia: es el aumento de grasa (colesterol y triglicéridos) en la sangre. Se recomienda comer productos ricos en omega 3 y disminuir el consumo de carne de animales, así como mantener un consumo moderado de alcohol y azúcares.
Diabetes: tanto la de tipo 1 como la de tipo 2 multiplican por dos el riesgo de sufrir un infarto.
¿Cómo podemos cuidar nuestra dieta?
En una dieta es importante regular el nivel de sal, presente en muchos alimentos como los quesos, el agua con gas, los snacks, las salsas, las sopas y cremas envasadas, las aceitunas, los embutidos… Con cada ración que comemos al día de productos ultraprocesados, como las hamburguesas, las patatas fritas, la pastelería industrial, etc., todavía es más alto el riesgo de acabar sufriendo una trombosis. Un ejemplo de buen patrón dietético sería el caso de la dieta mediterránea, que destaca por incluir una gran variedad de frutas, verduras, hortalizas, legumbres y cereales. De hecho, un estudio reciente ha demostrado que los pacientes que estuvieron cinco años con esta dieta redujeron el riesgo de sufrir un infarto en un 30 %. Otra característica de la dieta mediterránea es que es rica en ensaladas, que contienen productos antioxidantes, antiinflamatorios y antitrombóticos, por lo que es primordial fomentar el consumo de este patrón dietético.
Por otro lado, un estudio del IDIBAPS y la UOC que analizaba los niveles de carotenos en sangre demostró que una dieta rica en carotenos, que son antioxidantes naturales presentes en las frutas y verduras, se asocia a una menor presencia de grasa en las arterias y, por lo tanto, a un menor riesgo de sufrir infartos. Así pues, teniendo en cuenta todas estas consideraciones, queda claro que las dietas más saludables para el corazón son la dieta DASH, la dieta nórdica, la dieta mediterránea y la dieta japonesa.
Dietas sostenibles y saludables
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la FAO, define las dietas sostenibles como las que tienen un bajo impacto ambiental y contribuyen a la seguridad alimentaria, nutricional y a una vida saludable para las generaciones presentes y futuras. Son dietas sostenibles todas aquellas que protegen y respetan los ecosistemas y la biodiversidad y que resultan culturalmente aceptables, accesibles, económicamente justas y asequibles. También lo son todas las que optimizan los recursos naturales y humanos.
Además, una dieta saludable y sostenible tiene que cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas (en este caso, los números 1, 2, 3, 4, 5, 8, 11, 12 y 15). Esos objetivos hacen hincapié en las dietas ricas en productos de origen vegetal, con un bajo consumo de productos ultraprocesados, y enfatizan el consumo de pescado de fuentes sostenibles y la reducción de la carne roja y procesada y del derroche alimentario, dando preferencia al consumo de alimentos de temporada y de kilómetro cero.
Chiva Blanch recordó que, en el caso de Cataluña, se está poniendo en funcionamiento el Plan estratégico de la alimentación de Cataluña, que quiere impulsar las dietas saludables no solo en las escuelas, sino también en todos los hogares.
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