Bugsy Siegel: el fundador secreto de Las Vegas, acribillado a balazos y al que vinculaban con Cary Grant

La compleja muerte de quien plantaría la semilla del futuro Las Vegas acabó por ser uno de los mayores misterios de la historia de Estados Unidos: hasta que alguien habló en 2014

Paco Delgado Redactor de COPE

¿Quién mató a Bugsy Siegel? En los últimos 100 años de historia de Estados Unidos muchos nombres han quedado grabados en la piedra de la Historia sin saber quién apretó el gatillo o quién ordenó que terminasen bajo tierra antes de tiempo. Kennedy, la Dalia Negra, el Superman George Reeves o cómo Natalie Wood terminó ahogándose cuando le tenía miedo al agua desde que era niña. No son los únicos pero sí los más mediáticos. Después, y escondidos en una esquina, están los crímenes de personajes públicos o de relevancia social que, por su propio contexto, poco importa quién apretó el gatillo, porque en el imaginario popular era cuestión de tiempo que terminasen con una bala entre los ojos.

En un contexto de violencia extrema en Estados Unidos iniciado por las guerras entre bandas por controlar la distribución del alcohol ilegal y que terminó en la formación de la Cosa Nostra y ‘la Comisión’ de Nueva York, los cementerios y las morgues no daban a basto. Alfonzo Capone había ordenado matar a 7 hombres en el Día de San Valentín porque creía, por error, que entre ellos iba a estar Bugs Moran, su principal rival por controlar el norte de Chicago.

Entre toda esa violencia, un joven obsesionado con Los Angeles y el mundo de las estrellas de Hollywood plantó la semilla de lo que sería Las Vegas como se la conoció en su apogeo de los años 60 y 70. Bugsy Siegel murió acribillado en un sofá 20 de junio de 1947. Una ráfaga de nueve disparos entraron destrozando el cristal de la ventana. Dos de ellos impactaron en una figura del dios Baco y en un gran piano de cola, mientras que las otras cinco dieron de lleno en el cuerpo del objetivo, dos de ellas directamente en la cabeza, provocándole un derrame cerebral.

Dado los vínculos y la relación de Siegel con varios de los rostros más conocidos del mundo del crimen, los rumores llegaron a la prensa y dieron por hecho que se trataba un ajuste de cuentas entre mafias y la muerte de Bugsy Siegel quedó como una incógnita con suposición clara. No obstante, hace unos años un reportaje trajo a la luz que lo que siempre ha sido tenido en cuenta como un crimen violento entre criminales, pudo ser fruto del amor de un camionero.

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Meyer Lansky y los orígenes de Siegel

Benjamin ‘Bugsy’ Siegel nació en Brooklyn en el seno de una familia de inmigrantes judíos de Galitzia. No le dio tiempo ni a terminar el instituto cuando fue reclutado por Meyer Lansky, un mafioso de los bajos fondos de Nueva York al que asociaban con Lucky Luciano. Las crónicas y rumores apuntan a que Luciano decidió que Siegel estuviese dentro de la banda de sicarios que acabaron con Joe ‘El jefe’ Masseria y Salvatore Maranzano, dos de los grandes capos de la ciudad neoyorkina, y que terminaría con el ascenso de la banda hasta ser parte fundamental en la creación de ‘La Comisión’: una estructura de 5 familias que gobernaban el crimen como si de una empresa se tratase.

Como uno de sus compinches diría de él: “Bugsy nunca dudaba cuando el peligro acechaba. Mientras intentábamos averiguar cuál era la mejor forma de hacer las cosas, Bugsy ya estaba disparando. Cuando se trataba de la acción no había nadie mejor. Nunca he conocido a nadie que tuviera más agallas”.

Bugsy Siegel: el fundador secreto de Las Vegas, acribillado a balazos y al que vinculaban con Cary Grant

Fotografía de la banda de Meyer Lansky y Bugsy Siegel, en Nueva York

Pero Bugsy no tardó en poner tierra de por medio. En 1935 un conflicto con los hermanos Fabrizzio le llevó a emigrar hasta Los Angeles, donde se estableció con su mujer y sus tres hijas. Allí se asoció con el legendario criminal Mickey Cohen y presionó al mafioso Jack Dragna para que le dejase establecer un negocio de lotería ilegal. En apenas unos años, el dinero fluía hasta generar 500.000 dólares de la época en un sólo día. Un status que le permitía codearse con actores como Gary Cooper, Cary Grant, Clark Gable o con los magnates Louis Mayer, dueño de ‘Metro Goldwyn Meyer’, y con Jack Warner, fundador de Warner Bros.

Entre medias, Siegel llegó a desplazar las fiestas con los socialités hasta Italia, donde entabló amistad con la condesa Dorothy Di Frasso. Allí conoció tanto a miembros prominentes del partido nazi como Goebbels o Herman Göring o el mismísimo Benito Mussolini, al que trató de venderle armas.

El Flamingo

En 1945, y con las arcas de Los Angeles llenas con los negocios de apuestas y lotería ilegales, Meyer Lansky decidió que era el momento de que su lugarteniente Moe Sedway y Siegel se encargasen de los negocios que tenía en el estado de Nevada, donde el juego y las apuestas eran legales. Bugsy comenzó a obsesionarse con la posibilidad de fundar su propio club social y pasarse a controlar negocios completamente legales. Así, decidió asociarse con el empresario y constructor William Wilkerson (fundador de la revista THR), y crear el que sería el hotel Flamingo.

El nombre hacía alusión precisamente a las piernas de la amante de Siegel de las que, se decía, eran tan largas como las de un flamenco. La idea era atraer turistas para que gastasen cada día pequeñas cantidades que oscilarían entre 50 y 100 dólares diarios. Una idea que caló tanto en la cabeza de Bugsy que terminó por extorsionar a su propio socio para que le cediese su parte de las acciones y se marchase a esconderse a París. Entonces, el Flamingo pasó de un proyecto a una fijación personal.

Siegel comenzó a obsesionarse con pequeños detalles: el catering, distribución del espacio, diseñadores de interior de prestigio internacional… Contaban los trabajadores que llegó a pedir que se tirase una pared fundamental en la estructura del hotel solo porque tapaba parcialmente la vista a la piscina. Entre medias, los gastos ascendían a más de 5 millones de dólares de 1946, y el Flamingo ni siquiera tenía vistas de abrir en las próximas semanas. Por ello, no es de extrañar que desde Nueva York Lansky comenzara a sospechar que su capo le estaba robando dinero con la excusa del casino.

Moose Pandza

Las dudas sobre en qué estaba gastando realmente el dinero Bugsy Siegel llegaron directamente a Moe Sedway, el que supuestamente era el enviado de Lansky para controlar a su otro lugarteniente. Todo Nueva York terminó por tener constancia de que el déficit del Flamingo ya alcanzaba los 6 millones de dólares, de modo que las cinco familias convocaron una reunión en Cuba, en la que Luciano decidió que el futuro de Siegel dependería de los beneficios que terminase dando el proyecto de Las Vegas.

En diciembre tuvo lugar la gran inauguración del Flamingo. La flor y nata de Hollywood estaba invitada al evento, pero solo unos diez acudieron al estreno por el mal tiempo. Cuando llegaron al Flamingo, el catering era un desastre, la mitad de las salas estaban cerradas por obras y la calefacción funcionaba a ratos. El hotel entró en pérdidas durante los siguientes meses, arrastrando a Siegel hasta el fondo del pozo, meses antes de morir en el sofá de su novia.

Hasta aquí el relato tal y como se conoció en el siglo XX. No obstante, un reportaje de 2014 en Los Angeles Magazine, en el que protagonista no es ni más ni menos que el hijo de Moe Sedway, terminó de arrojar luz a lo que ocurrió en 1946. De acuerdo a los escritos y los recuerdos que dejó la mujer de Sedway, Bee, Siegel organizó una reunión en marzo de 1947 en la que, viendo su más que previsible destino, comentó a sus compinches la posibilidad de matar a Moe y desembarazarse de Nueva York para siempre. El miedo pudo más que los planes de riqueza y todos terminaron por girarse a Sedway, al que avisaron de que su socio intentaría matarle.

Como la propia Bee Sedway contaría a su hijo, en ese momento entró en acción un hombre llamado Moose Pandza, un operario de grúas y conductor de autobuses, que llevaba años llenando el hueco de la cama que Moe no podía llenar. Moose estuvo cerca de Bee hasta que falleció su marido en 1952, cuando hizo lo que creyó correcto: casarse con ella. Crió a sus hijos como si fueran suyos: “Me enseñó a pelear, a que golpease primero y a que no les dejase levantarse. Era el chico de mi madre. Había confianza. Hubiese hecho lo que fuere por nosotros, lo que fuese”, recordaba Robbie Sedway en el reportaje.

En cuanto su marido descubrió que Bugsy estaba decidido a eliminarle, Bee acudió rauda hasta Las Vegas, donde Moe le aseguró que “no le quedaba mucho tiempo”. “Voy a llamar a Moose”, dijo Bee. “Se quedará contigo día y noche”. Moe le preguntó sorprendido “¿Lo haría por mi?” La respuesta de Bee no pudo ser más clara: “Lo haría por mí”.

El origen de Las Vegas

Pero el tiempo no sólo selló la historia de Siegel como un misterio por resolver, sino como la semilla de lo que sería Las Vegas en el futuro. El Flamingo se erigió como el primer gran proyecto de casino bañado del glamour de Hollywood y que, a la vez, rendía cuentas a la mafia. Un sistema que se implantaría durante las décadas posteriores hasta llegar a su culmen en los años 70, con una eclosión de Las Vegas como un lugar para sacar el dinero a los visitentantes y a los turistas que estén de paso, en una sensación de glamour que escondía crimen y un negocio más que rentable. Eso sí, el Flamingo tal y como lo concibió Bugsy Siegel quedó destruido y, en su lugar, se erigió un macro hotel que no conservaba el mismo aspecto.

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