La dificultad de desconectar del trabajo: factores individuales y organizativos

Universitat Oberta de Catalunya

  • La dificultad para desconectar del trabajo es un desafío con el que muchos profesionales luchan, pero, ¿por qué es tan difícil desconectarse después de la jornada laboral?

La era digital ha transformado nuestras vidas en innumerables formas, pero una de sus consecuencias menos comentadas, aunque igualmente crucial, es cómo ha difuminado los límites entre la vida laboral y personal. Una conexión laboral constante puede desencadenar niveles elevados de estrés y puede interferir en nuestras relaciones personales y en el equilibrio entre vida personal y laboral. Además, la falta de descanso derivada de la no desconexión puede perjudicar, a su vez, la productividad durante la jornada.

La dificultad para desconectar del trabajo es un desafío con el que muchos profesionales luchan, pero, ¿por qué es tan difícil desconectarse después de la jornada laboral? Existen razones tanto individuales como organizativas que Eva Rimbau-Gilabert, Profesora agregada de Recursos Humanos y Organización en los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y miembro del grupo de investigación DigiBiz, especifica.

Desconexión digital del trabajo: ¿por qué nos resulta tan difícil?

En cuanto a los factores individuales, la personalidad y las preferencias en materia de conciliación de la vida laboral y familiar, pueden influir en la decisión de una persona de conectar con el trabajo fuera del horario laboral. Además, las preferencias individuales sobre la integración de los dominios laboral y personal pueden jugar un papel importante en la desconexión del trabajo. Por ejemplo, para las personas con preferencia por la segmentación entre ambos dominios, es esencial separar el trabajo de la vida personal, estableciendo límites más marcados.

En cuanto a los factores organizativos, se pueden clasificar en tres grandes grupos: características de la tecnología, intensificación del trabajo y contexto socio-normativo.

Gracias a la tecnología, ahora podemos trabajar desde casi cualquier lugar, lo que ha hecho que las líneas entre nuestro trabajo y nuestra vida personal se mezclen. Esto significa que, aunque es más fácil estar en contacto con colegas y tareas del trabajo en cualquier momento, también puede ser difícil “apagar” el modo trabajo incluso después de la jornada laboral.

La intensificación del trabajo en las últimas décadas es un fenómeno ampliamente experimentado en todo el mundo, tanto en el sector público como en el privado. Este fenómeno tiene sus raíces en los cambios sociales y organizativos globales hacia modos de vida de alta velocidad y alto rendimiento. Es decir, hacia una mayor eficiencia, productividad y rendimiento en todos los ámbitos de la vida, incluyendo la vida laboral. La intensificación del trabajo genera conflicto entre la vida laboral y la personal, pues lleva a muchos trabajadores a utilizar su tiempo libre para trabajar, lo que perjudica a su capacidad para desconectar y descansar.

El contexto socio-normativo se refiere a las expectativas y normas existentes en una organización sobre la necesidad de estar constantemente disponible para el trabajo. Por ejemplo, en muchas empresas se ha desarrollado una cultura tóxica que prioriza la inmediatez, el always on y la figura del “trabajador ideal”. En una cultura del “trabajador ideal”, la norma es trabajar duro, hacer horas extraordinarias y llevarse trabajo a casa por la noche o en fin de semana para progresar en la organización. Esto crea una presión constante sobre los empleados, que se sienten obligados a estar disponibles en todo momento y a realizar su trabajo de manera impecable. Si este tipo de cultura está establecida en una organización, la desconexión digital será poco menos que imposible, puesto que si la organización predica que no se espera disponibilidad, pero el supervisor directo practica lo contrario, es probable que los empleados obedezcan al agente social más inmediato que tiene poder directivo sobre ellos.

En América Latina, conforme a datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sólo Argentina y Chile tienen regulaciones legales expresas sobre el derecho a la desconexión, Colombia también avanzó en el tema con la la Ley 2191 de 2022, una norma que el Congreso sancionó para “crear, regular y promover la desconexión laboral de los trabajadores” y para “garantizar el goce efectivo del tiempo libre”. En España, las personas trabajadoras tienen el derecho de no estar conectados digitalmente después de su jornada laboral, según la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales. Por eso, es esencial que las empresas entiendan qué impide a sus empleados desconectar después del trabajo. Aunque es complicado cambiar los aspectos personales de cada individuo, las empresas sí pueden hacer ajustes en los factores organizativos para ayudar a su equipo a desconectar más fácilmente después de la jornada.

Categorías