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El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva asistió este miércoles (16) a la ceremonia de clausura de la 7.ª Marcha de las Margaridas en Brasilia. Dirigiéndose a unas 100.000 mujeres, habló sobre la violencia política, recordó su estancia en prisión en la sureña ciudad de Curitiba y mencionó la muerte de Margarida Alves, una trabajadora rural del estado de Paraíba asesinada a tiros frente a su casa en 1983. La marcha lleva su nombre y se celebra cada cuatro años.
“Los poderosos, los fascistas y los golpistas pueden matar una, dos o tres margaritas, pero no tienen ninguna posibilidad contra la llegada de la primavera”, dijo. “Vuestra presencia hoy aquí”, prosiguió, “es la prueba de que solo quienes no conocen la tenacidad de los hombres y mujeres de este país pueden plantearse dar un golpe de Estado”.
El mandatario anunció además la creación de un plan de reforma agraria de emergencia y un pacto nacional para prevenir el feminicidio. “Nuestras agendas son convergentes. Nuestros sueños son los mismos. Por eso he vuelto, para hacer de Brasil un país capaz de reparar las injusticias”.
Lula hizo hincapié en la necesidad de una cultura del respeto, tanto en las zonas rurales como en las urbanas. “No toleraremos más la discriminación, la misoginia y la violencia de género. No podemos vivir con tantas mujeres golpeadas y asesinadas en sus propias casas todos los días, ni puede ser normal que una mujer gane menos que un hombre en el mismo trabajo”, dijo junto a un nutrido séquito de ministros.
Los siete primeros meses de su mandato, afirmó, fueron dedicados a reiniciar y fortalecer las políticas públicas “destruidas en los últimos años”. Como ejemplo, citó la reanudación del Plan de Adquisición de Alimentos y del Plan Safra, que el gobierno pretende convertir en el mayor programa de agricultura familiar de la historia.
“Los resultados de estos esfuerzos ya pueden verse. Los precios de los alimentos están bajando y el desempleo también ha disminuido. Brasil ya está mejor y lo estará aún más. La economía seguirá creciendo y compartiremos los resultados de este crecimiento con el pueblo brasileño. El crecimiento de un país solo tiene sentido si la riqueza resultante se distribuye, llega a sus manos, hace girar las ruedas de la economía y mejora la vida de las personas.”