Por: Mtra. María Pía Taracena Goût
La ilegalidad consistió en que los 130, 000 dólares que le pagó a la actriz se presentaron como parte de gastos de negocio, lo que es ilegal en el estado de Nueva York.
Incluso presidentes de otros países han opinado que es un asunto de acoso para evitar que se presente a las próximas elecciones presidenciales.
Uno de los casos más polémicos en la historia reciente de Estados Unidos, ha sido el arresto del expresidente Donald Trump, el pasado 4 de abril 2023. El caso ha causado polémica en un país de por sí muy polarizado, lo que nos lleva a preguntarnos si fue un asunto más bien político para intervenir en el proceso electoral del próximo 2024 o por qué realmente los hechos por los que se le acusa al expresidente merecen la pena de ser enfrentados a pesar de las críticas.
Como dijo el ex abogado de Trump, Michael Cohen, “todo el que comete un delito debe rendir cuentas” (CNN, abril 05 2023).
El juez que se atrevió a llevar a buen cause las acusaciones contra el expresidente, fue el fiscal de Manhattan, Alvin Bragg, quién lo acusó de falsear información para esconder delitos, específicamente 34, vinculados con el soborno a una actriz de películas para adultos, porno, para pagar su silencio por una relación que Trump tuvo con ella, mientras su mujer tenía a su hijo.
La ilegalidad consistió en que los 130, 000 dólares que le pagó a la actriz se presentaron como parte de gastos de negocio, lo que es ilegal en el estado de Nueva York. El caso parece débil, se hubiera esperado una acusación más fuerte contra Trump. Es justo esa percepción de debilidad, lo que causa polémica. Incluso presidentes de otros países han opinado que es un asunto de acoso para evitar que se presente a las próximas elecciones presidenciales. El fiscal fue muy claro en decir que esa falsificación de información le sirvió para promover su candidatura, ocultando un hecho grave de soborno.
Cuando se piensa en los otros delitos por los que está en la mira el expresidente, el más grave es el de haber provocado que las masas tomaran el capitolio aquel día del 6 de enero 2021, días antes de la toma de posesión del presidente Biden, argumentando que le habían hecho fraude electoral, hace ver al caso de Stormy Daniels como el menor de los males.
El dilema se centra entonces en que si un personaje como Donald Trump, debe volver a presentarse como candidato, (hoy es solamente un pre-candidato más para el partido republicano), ya que tiene en su haber estos cargos y además y sobre todo, es un persona que siendo presidente enfrentó dos juicios políticos en su contra, uno en la cámara baja, liderada por los demócratas, con Nancy Pelosi a la cabeza, que lo acusaron de repetir constantemente y diciendo mentiras de haber sufrido fraude electoral y de haber incitado a la turba sobre el Congreso. El caso pasó al Senado, en dónde se debía condenar al presidente y destituirlo del puesto, pero el voto mayoritario de los republicanos impidió la destitución del presidente.
Donald Trump ha sido una persona que sabe manejar muy bien las emociones de sus seguidores, su estrategia como buen populista nacionalista es hacerse la víctima. Las encuestas en medio de la tormenta de su arresto, mostraron que su popularidad había subido entre sus seguidores. Es importante subrayar que Trump no está solo en esta batalla. La narrativa del partido republicano, controlado por los ultraconservadores, está a favor del expresidente. Ven y tienen en Donald Trump a un líder que les asegura el triunfo electoral y que además coincide con su idea de rescatar a Estados Unidos para los blancos, rescatar al país del caos en el que se vive, manejando una nostalgia por un país que en realidad nunca existió.
Ese discurso es más potente, que cualquier cuestión moral, que en otra época la sociedad estadounidense no hubiera aceptado. Al contrario, la popularidad y las donaciones que ha recibido Trump desde el arresto, han aumentado y es una forma en la que sus simpatizantes le demuestran que están con él a pesar de todo. Lo que le complica la candidatura a su más cercano rival dentro del partido republicano, el gobernador de Florida De Santis. La diferencia entre ambos pre-candidatos es 57% a favor de Trump contra 31% de Santis, (YouGov de Yahoo!). El cambio en la sociedad estadounidense, sobre todo la sociedad pro-Trump es impresionante. La atracción por su personalidad, que demuestra constantemente que él está por arriba de la ley, es muy llamativa para sus seguidores. Una de sus faltas más nuevas, es que no ha presentado ante la Comisión Federal Electoral, (FEC) el reporte de sus finanzas personales, después de haber dejado la presidencia, requisito indispensable para todo pre-candidato. (NYT, 10 abril 2023).
Por supuesto que el expresidente se declaró no culpable de las acusaciones, se le tomaron huellas, pero no vimos la tradicional foto de los arrestados, un privilegio más de haber sido presidente.
El argumento que el caso del arresto de Trump es una estrategia demócrata para interferir en el proceso electoral es débil, ya que ni los fiscales han resuelto el tema, porque no se había presentado el caso de un pre-candidato acusado. El único antecedente es el del socialista Eugene Debs, que estando en la cárcel, se presentó a las elecciones de 1920 y obtuvo algunos votos. La Constitución no aclara el caso, ya que solo considera que para ser candidato de Estados Unidos debe ser una persona nacida en ese país, tener más de 35 años, y haber vivido en Estados Unidos por 14 años seguidos. (Constitución de Estados Unidos, artículo II fracción I).
Así que podemos esperar que el expresidente sea pre-candidato, incluso candidato y hasta presidente. Lo cual también sería histórico, que Trump le ganara las elecciones a Joe Biden (sí es que se presenta a la reelección) de la Casa Blanca. No me imagino la ceremonia de cambio de poderes, sería terrible para la historia reciente del partido demócrata y de alguna manera para el país. Usualmente los presidentes que no se reeligieron, se van a su casa, pero con Trump todo es diferente, porque él es Trump y está por encima de la ley.