Debate
Por Roberto Desachy Severino
Cualquier directivo de fútbol profesional de medio pelo, como los que ha tenido por montones el Puebla FC, incluyendo a Ricardo Henaine, Manuel Jiménez García, López Chargoy, etc, sabe que las categorías con límite de edad sirven –supuestamente-como cantera; es decir, para formar jugadores que, en algún momento, puedan debutar en el primer equipo.
Además, los rangos menores, como la sub20, tienen que ser escaparates, vitrinas, para que jóvenes preferentemente nativos del estado muestren su calidad futbolística y se ganen un lugar y futuro en esa difícil y fugaz profesión. Lamentablemente, en la franja no se cumplen ninguno de los dos objetivos, porque hace años que las fuerzas básicas no generan un ídolo y, mucho menos, algún elemento de selección nacional, como Roberto Ruiz Esparza, Paul Moreno, etc.
Lo peor es que la sub20 ni siquiera ayuda a que futbolistas poblanos se formen y se muestren, debido a que los directivos del Puebla FC la llenaron de jóvenes de otros estados. De hecho, de los 20 elementos que conforman la alineación básica, apenas 3 son de Puebla: Pedro Budib (apellido “real” en los camoteros), Brian Alavez y Daniel Haces, aunque los dos últimos juegan poco.
SUB-20 DEL PUEBLA, SIN IDENTIDAD
En contraste, hay 5 elementos de la Ciudad de México (Leonardo Jiménez, Daniel Hernández, Patrick Villa, Derek Gómez, Dylan Torres, además de dos del Estado de México (Ignacio Rangel, Brayan Blancas). Es claro que, más allá de la entidad de origen de los jugadores, lo importante es el talento.
No obstante, todos los equipos, incluyendo el Puebla, deberían usar sus categorías con límite de edad para formar elementos, darles identidad, inculcarles el ADN de la institución y, también, darles a los jóvenes futbolistas de la entidad la MÁGICA Y ÚNICA OPORTUNIDAD de llegar al profesionalismo o, al menos, intentarlo.
Lastimosamente en los camoteros no ocurre así, aunque las buenas campañas del conjunto comandado por el DT Nicolás Larcamón han logrado esconder los conflictos, peleas, ineficiencias e insuficiencias que la institución ha arrastrado durante décadas y que, por lo visto, no hay mucho interés en corregir.
LA FIESTA INTERMINABLE, EN LA CASA DE JUSTICIA DE HUAUCHINANGO
Huauchinango, Pue. Ahora que la fiscalía del estado escuchó las quejas de la ciudadanía de quitar funcionarios nefastos de la zona Norte del estado de Puebla, se espera que los servidores públicos a cargo de las mesas investigadoras del fuero común de los ministerios público ahora sí reciban todas las denuncias, sin poner miles de pretextos.
Además, litigantes, autoridades regionales y victimas también piden que a los nuevos funcionarios que llegan a la corporación en esta zona se les investigue si no traen antecedentes malos, ya que el anterior desde su llegada causó malestar en la ciudadanía, luego de que estuvo en la sierra Norte y salió por malas mañas, actos de corrupción, entre otros.
Se explica de un caso reciente donde se denunció a la ministerio público Verónica López Juárez ante la CDH por no recibir una denuncia. La realidad es que las acusaciones de abogados y víctimas por la supuesta falta de trabajo en la Casa de Justicia de Huauchinango son constantes: Desde Huauchinango: A días de la elección, abogados se quejan de falta de atención y de personal en la Casa de Justicia
FUNCIONARIOS DE MEDIO TIEMPO
Finalmente, los quejosos ante este medio de comunicación pidieron que el presidente del Tribunal Superior de Justicia y el fiscal del estado, Héctor Sánchez y Gilberto Higuera Bernal, supervisen al personal que labora en Casa de Justicia de Huauchinango, los juzgados de Xicotepec de Juárez, Ahuazotepec, porque últimamente los funcionarios han convertido sus oficinas en salones de fiestas, siempre se la pasan en festejos por todo.
Otra queja de la gente de la sierra Norte contra los representantes de la FGE y el TSJ es que no cumplen sus horarios de trabajo, de 9:00 am y salen a comer a las 3:00 pm para regresar 600 pm y finalizar 9:00 pm. La ciudadanía reporta que llegan luego de las 10 am y salen a las tres puntuales y, a veces regresan después de las siete de la noche, pero sin querer atender a nadie.
Acusan que Nohemí de Jesús Meza Beltrán permite que el personal de los MPS haga lo que quiere, no trabaja, piden que la visitaduría se dé una vuelta por la Casa de Justicia de Huauchinango para que supervisen a los empleados de la FGE y el TSJ. Esperemos que Héctor Sánchez e Higuera Bernal aprieten las tuercas al personal de sus respectivas dependencias.
El norte de la entidad es una de las regiones con mayor criminalidad y, por lo mismo, es una verdadera estupidez e irresponsabilidad que el personal encargado de recibir denuncias o investigarlas se la pase en fiestas, en la dolce vita, en lugar de trabajar: Tras quejas ciudadanas acudirá magistrado a supervisar Casa de Justicia y Juzgados de Huauchinango
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