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La crisis sanitaria generada con la aparición del coronavirus socavó los servicios de atención primaria de salud en todo el mundo. Al no considerarse esenciales, los servicios de salud sexual y reproductiva se contaron entre los más perjudicados.
En el Día Mundial de Población, celebrado este 11 de julio, la ONU advirtió que esta merma de servicios se ha traducido en la interrupción del suministro de anticonceptivos, lo que provocará un aumento notable de los embarazos no planificados entre las personas más vulnerables.
De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), hasta marzo pasado, unos doce millones de mujeres habían sido afectadas por la alteración de los programas de planificación familiar.
Menos autonomía
Además, la violencia doméstica aumentó de manera alarmante con los confinamientos, al igual que el riesgo de matrimonio infantil y mutilación genital femenina, y muchas mujeres dejaron de trabajar porque sus empleos cerraron o porque sus responsabilidades domésticas se incrementaron con los niños en casa o con personas mayores que cuidar.
Esta suma de factores debilitó la autonomía de las mujeres y abrió una perspectiva sombría a corto y a largo plazo tanto para las adultas como para las niñas.
El Secretario General de las Naciones Unidas señaló que las proyecciones más recientes indican que el COVID-19 llevará a 47 millones de mujeres y niñas a la pobreza extrema y que muchas pequeñas y jóvenes que ahora no van a la escuela podrían no regresar nunca a estudiar.
Deterioro de los derechos de las mujeres
“En todos los rincones del mundo estamos asistiendo a un retroceso en los logros alcanzados con tanto esfuerzo y a un deterioro de los derechos reproductivos, las opciones y la capacidad de acción de las mujeres. (…) Las lagunas en el acceso a los derechos sanitarios son inaceptables. Las mujeres no pueden estar solas en esta lucha”, dijo António Guterres en su mensaje para la jornada.
“Para conmemorar el Día Mundial de Población, comprometámonos a garantizar los derechos a la salud reproductiva de todos, en todas partes”, instó el líder de la ONU.
Políticas dañinas
El UNFPA, por su parte, se refirió a la creciente preocupación de muchos países por los cambios de las tasas de fecundidad ya que éstas a menudo han dado pie a derogaciones de los derechos humanos.
La agencia explicó que, históricamente, en los lugares con población en aumento las respuestas políticas dañinas han incluido la planificación familiar coercitiva o la esterilización.
Pero en los lugares donde las mujeres han pospuesto sus embarazos y las tasas de demográfico van a la baja, podría restringirse el acceso a la anticoncepción.
Frente a estos escenarios transgresores de los derechos reproductivos, el UNFPA desaconsejó las respuestas políticas reaccionarias y, en cambio, pidió dar prioridad a la salud reproductiva y a respetar las garantías fundamentales de todas las personas, ofreciendo información y servicios adecuados para los cambios poblacionales y de fecundidad.
Derecho a decidir
Asimismo, se pronunció contra el uso de la crisis como excusa para limitar o no apoyar la toma de decisiones y para coartar la libertad de opción, circulación o acceso de las mujeres y niñas a los servicios de salud.
El Fondo de Población recordó que las respuestas centradas en la fecundidad no funcionan.
Al igual que el Secretario General de la ONU, el UNFPA llamó a empoderar a las mujeres en las esferas educativa, económica y política para que ejerzan su derecho a decidir sobre sus cuerpos y su fertilidad.