Hipólito Contreras
En el marco del Día Mundial de la Tiroides, que se conmemora el 25 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cerca de 750 millones de personas en el mundo tienen algún tipo de enfermedad tiroidea y, aproximadamente, 60 por ciento lo desconoce por lo que resulta fundamental hacer el diagnóstico y atender los síntomas de manera temprana.
El Dr. Daniel Elías López, médico internista y endocrinólogo del Instituto Nacional de Ciencia Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, indicó que el Día Mundial de la Tiroides tiene como objetivo recordar con más fuerza la responsabilidad que existe en la industria de la salud hacía los millones de personas que viven en el mundo con problemas de salud asociados a la tiroides, como insuficiencia de yodo, niños y mujeres embarazadas con enfermedades de la tiroides y aquellos pacientes que no tienen acceso a un tratamiento adecuado.
La Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México detalla que en México los problemas de tiroides afectan a tres de cada mil mujeres mayores de los 50 años, el equivalente al dos por ciento, y pertenecen al grupo de riesgo al tener entre los 40 y 50 años de edad.
“La tiroides es un órgano sumamente importante en nuestro cuerpo, que en ocasiones no lo valoramos hasta que éste funciona de más o de menos, o tiene alguna lesión. La tiroides es una glándula en forma de mariposa ubicada en el cuello, cuya función consiste en fabricar y liberar hacia la sangre a las hormonas tiroideas, las cuales son fundamentales para la vida”, explicó.
Las hormonas tiroideas son transportadas a todos los diferentes órganos y tejidos del cuerpo, donde les ayudan a utilizar la energía, a mantener una adecuada temperatura corporal y a que el cerebro, el corazón, los músculos y otros órganos funcionen como es debido; la regulación de la producción de hormonas por la glándula tiroides ocurre en el centro del cerebro en la hipófisis.
La principal hormona tiroidea secretada por la glándula es la tiroxina, frecuentemente abreviada como T4. La cantidad de T4 producida por la glándula tiroides está controlada por otra hormona, que se fabrica en la hipófisis, y que se conoce como la hormona estimulante de la tiroides, y abreviada como TSH.
Una vez que la TSH estimula la fabricación y liberación de T4 por la tiroides, la misma T4 actúa sobre la hipófisis para regular, a su vez, la misma secreción de TSH, generando así una regulación precisa.
Destacó la importancia del consumo de yodo para la producción de hormonas tiroideas y el cual debe obtenerse a través de una alimentación saludable, ya que el cuerpo no puede producir yodo por sí solo.
Mencionó que el yodo se encuentra en varios alimentos y en forma natural en el suelo y el agua del mar. Sin embargo, algunas regiones del mundo se consideran deficientes en yodo y aproximadamente el 40% de la población mundial se encuentra con riesgo de deficiencia de este mineral.
Señaló que el hipotiroidismo se origina cuando la glándula tiroides deja de producir y secretar una cantidad adecuada de las hormonas tiroideas, más frecuentemente la T4. De esta manera, todos los órganos donde actúan las hormonas tiroideas, comienzan a funcionar de forma anormal y más lentamente.
A medida que el cuerpo se hace lento, se puede sentir más frío, se origina cansancio, la piel se vuelve más seca, hay pérdida de la memoria, depresión, estreñimiento, falta de deseo sexual, aumento de peso, entre otras manifestaciones.
El hipotiroidismo, sobre todo debido a la enfermedad conocida como tiroiditis de Hashimoto, es más frecuente en las mujeres, entre 5-8 veces respecto al hombre, y puede ser hereditario, por lo tanto, un paciente con este padecimiento debe explicarlo a sus familiares y animarlos a que se hagan pruebas de sangre periódicas, específicamente niveles de T4 y TSH, también conocido como perfil tiroideo.
Esta enfermedad puede diagnosticarse prácticamente a cualquier edad. Sin embargo, hay rangos de edad donde existe mayores probabilidades de detectarlo; por ejemplo, en la infancia y adolescencia, el hipotiroidismo adquirido es poco frecuente, pero en personas mayores de 60 años, sobre todo en mujeres, se puede diagnosticar hasta en 1 de cada 10 personas, es decir, en el 10 por ciento de la población.
El hipotiroidismo en la gran mayoría de los casos no es curable y se padece toda la vida.
Indicó que el tratamiento del hipotiroidismo se basa fundamentalmente en sustituir de la manera más precisa la hormona tiroidea para mantener sus niveles y funciones normales.
“El hipotiroidismo ocurre por una disminución o déficit de la hormona tiroxina, también conocida y abreviada como T4. De esta manera, si los profesionales de la salud indicamos una tiroxina sintética, conocida como levotiroxina (AMET) que el paciente pueda tomar todos los días, prácticamente nos permitiría imitar de forma muy cercana el funcionamiento de la tiroides con un alto grado de eficacia y seguridad”, dijo.
La levotiroxina (AMET), en la dosis apropiada y bajo una adecuada vigilancia, es la base fundamental del tratamiento del hipotiroidismo, independientemente de su causa. Su dosificación debe individualizarse para cada paciente.
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