Universitat Oberta de Catalunya
La investigadora de la UOC Rachel Palmén reflexionó sobre las “Políticas de igualdad de género en universidades y centros de investigación de la Unión Europea y América Latina: aprendizajes para favorecer la inclusión y la calidad y diversidad en la producción de conocimientos” durante el evento organizado por el Foro Abierto de Ciencias de América Latina y el Caribe (CILAC 2021)
A pesar de que las mujeres y niñas constituyen la mitad de la población mundial, según la UNESCO, en comparación con la población masculina, su baja participación es evidente en el campo de la educación superior y la investigación. En América Latina, la cifra de graduadas en programas de pregrado y maestría es de alrededor del 53 %, reduciéndose al 44 % en el nivel de doctorado, siendo esta cifra aún más baja en el campo de la investigación. «Se deben crear políticas de igualdad de género que nos ayuden a disminuir estas brechas y fomentar la participación de la mujer tanto en su formación como en el campo de la investigación y la innovación. Para ello, las instituciones de educación superior y centros de investigación deben trabajar juntos y compartir buenas prácticas en los diferentes temas de género», indica Rachel Palmén, investigadora sénior del grupo Género y TIC (GenTIC) del IN3 de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
«Una de las principales áreas para que las instituciones mejoren es el nivel de competencia en género en toda la institución, que va desde los empleados sin cargos de responsabilidad, pasando por la gerencia media, hasta los puestos directivos que toman las decisiones», añade la investigadora.
A medida que asciende el escalafón académico, las mujeres se van quedando rezagadas y pocas llegan a la cátedra. Es por eso por lo que, para la experta, hay que fomentar un cambio institucional hacia la igualdad de género. Sin embargo, no existe una solución que funcione para todas las universidades o todos los países, cada uno debe desarrollar su propio plan de igualdad en función de su contexto, sus políticas de innovación y desarrollo, el contexto de la educación superior de sus ciudadanos y ciudadanas y las medidas ya existentes, de manera que se puedan delimitar las áreas prioritarias de intervención y las acciones a desarrollar.
«Es muy importante que se institucionalicen las medidas dentro de las entidades, involucrando a agentes interesados a través de comunidades o grupos de trabajo. Así se garantizará la sostenibilidad del plan, a través de la sensibilización de los implicados», indica la investigadora.
Con la elaboración de estos planes, se consolida una política de gestión de personas que garantice la igualdad efectiva de trato y oportunidades en materia laboral, superando las situaciones de brecha salarial y la división dentro del personal académico y de gestión, mejorando las medidas de conciliación laboral mediante la promoción de un modelo de conciliación corresponsable.
«En el caso de la UOC, la Unidad de Igualdad ha coordinado la creación del cuarto plan de igualdad de la universidad para dar respuesta a todos los retos detectados. Dicho plan contiene más de cien medidas que se estructuran en cinco ejes estratégicos: Docencia,
Investigación, Comunicación, Organización y Seguimiento y evaluación, pasando de ser un objetivo institucional a un compromiso compartido por cientos de personas de nuestra comunidad universitaria».
La UOC y su incidencia en la perspectiva de género
La UOC, a través de los diferentes grupos de investigación especializados en temática de género, como el GenTIC, ha venido asesorando y apoyando a otras instituciones en la incorporación de la perspectiva de género en sus procesos y actividades. En el marco del proyecto ACTonGender, coordinado por la UOC, se está colaborando con más de 130 instituciones a través de 8 comunidades de prácticas −una de ellas en América Latina− con el fin de contribuir a consolidar las políticas de género dentro del ámbito universitario, a través de planes de igualdad de género, informes de diagnosis que permitan identificar situaciones de discriminación y acciones para su corrección, como protocolos contra el acoso sexual.
Porque, para la UOC, el compromiso con la igualdad de género se convierte en ineludible, teniendo en cuenta que es uno de los objetivos clave de la Agenda 2030. Y aunque todos los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) tienen una dimensión de género que hay que abordar, específicamente el ODS 5 se enfoca en este tema.