Por: Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo, académico del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México e Investigador Nacional Nivel II (SNI). Twitter: @Fred_FisMat
· Se ha registrado un aumento sostenido del 5% en la tasa de defunciones a nivel mundial
· El aumento en la tasa de defunciones en México es ligeramente mayor que su contraparte global
A un año del inicio de la crisis mundial causada por el virus SARS-COV-2 las cifras siguen siendo alarmantes. A nivel mundial, todos los meses se ha dado un aumento en la tasa de defunciones, la cual ha variado desde valores cercanos al 400%, al principio de la pandemia, hasta el actual valor del 23% registrado en el banco de datos de la Universidad Johns Hopkins al 1 de enero de 2021.
Si se considera que hace tres meses la tasa de aumento era del 17%, resulta evidente que las festividades de diciembre afectaron negativamente el control de la enfermedad.
Una manera aproximada de cuantificar lo que ocurriría con el total de defunciones mensual subsecuente en ausencia de vacunas es multiplicar el número de defunciones en un mes dado por el factor de 1.2. A medida en que la vacuna funcione y se distribuya apropiadamente, este factor deberá ser cada vez menor, aproximándose a 1 conforme la inmunidad crezca.
Si las predicciones más optimistas se cumplen, para el mes de agosto más de la mitad de la población mundial podría haber sido vacunada y la tendencia de crecimiento revertida. En el peor escenario, se generarían mutaciones agresivas del virus y la inmunidad se retrasaría.
En el caso de México, las tendencias muestran semejanzas con el panorama mundial. Mientras en junio la tasa de aumento de las defunciones reportadas por la Universidad Johns Hopkins era del 434%, este mismo indicador había descendido al 16% al 1 de noviembre de 2020.
Con la temporada navideña hubo un relajamiento de las medidas de prevención en numerosas localidades, lo que causó un aumento de 2.1% en la tasa al 1 de enero del 2021. Las campañas masivas de vacunación apenas están comenzando y su efecto sobre las defunciones probablemente se verá reflejado hasta el segundo semestre del 2021.
Ante un escenario económico extremadamente complejo, las perspectivas en ausencia de vacunas efectivas eran desesperanzadoras. Gracias a la investigación científica desarrollada por décadas para comprender la dinámica de los virus y a los recursos dedicados al desarrollo de las vacunas, las perspectivas ahora son optimistas en el mediano plazo.
En tanto, es evidente que se deben redoblar esfuerzos de control de la enfermedad para evitar que la tasa de defunciones siga en aumento.