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Pese a que en décadas recientes se ha revelado la importancia e impacto de la salud mental en la calidad de vida del ser humano, su atención se ve dificultada por estigmas sociales y falta de recursos. Ello deriva en la ausencia de infraestructura hospitalaria, medicamentos y especialistas para su tratamiento, así como en actitudes discriminatorias hacia las personas que viven con una condición psicológica, ocasionando una grave brecha en el acceso a la atención psicológica y psiquiátrica en México. En el contexto del Día Mundial de la Salud Mental, celebrado anualmente cada 10 de octubre, es necesario planear políticas públicas orientadas a cerrar esta brecha.
Contextualizando la gravedad del problema en México, de acuerdo con el Servicio de Investigación y Análisis de la cámara de Diputados, en 2003 un 18% de la población urbana en edad productiva (15 a 64 años) sufría algún trastorno del estado de ánimo, como depresión, ansiedad, demencia o fobia; además de que trece millones de personas sufren adicción al alcohol, trece millones al tabaco y 400 mil a distintos psicotrópicos.
Sin embargo, en México el presupuesto para salud mental en el año 2017 fue de dos mil 586 millones de pesos, apenas un 2.2% del gasto total en salud, según la Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión. Como consecuencia de esto, el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que solo existen 22 instituciones especializadas en psiquiatría y hay 3 de estos profesionales por cada diez mil mexicanos.
Dado que la salud mental es un fenómeno complejo y determinado por una multitud de factores no solo neuropsicológicos, sino de índole social y ambiental, “lograr que la población conserve la salud mental, además de la salud física, depende, en gran parte, de la realización exitosa de acciones de salud pública, para prevenir las enfermedades, tratar y lograr que los pacientes puedan reintegrarse a la sociedad,”, explicó la dra. María Elena Medina-Mora, doctora en psicología social por la UNAM y jefa del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental en dicha universidad, en una conferencia de prensa organizada por la farmacéutica danesa Lundbeck el 29 de septiembre de 2020.
Se trata de un problema que debe atenderse de forma integral, ya que las adicciones, el envejecimiento poblacional, las desigualdades económicas y la violencia tienden a agravar el impacto de padecimientos con la ansiedad y la depresión en la población, especialmente la más vulnerable socioeconómicamente, la cual ya sufre algún tipo de discriminación. De esta situación derivan aún más dificultades para cerrar la brecha, pues la salud mental impacta gravemente el ingreso personal y la capacidad de las personas para contribuir a la economía familiar, local y nacional.
Para la dra. Medina-Mora, es prioridad actualizar los datos oficiales y tener un panorama más certero del alcance de los padecimientos de salud mental. Cita que el último estudio formal realizado en México es la Encuesta Nacional de Salud Mental, publicada en 2001 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Asimismo, previo al Día Mundial de la Salud Mental, la experta refirió la necesidad de trabajar siguiendo los lineamientos del Plan de Acción en Salud mental 2013-2020 propuesto por la OMS. El mismo establece seis principios básicos para diseñar políticas públicas que atiendan esta brecha importante en el acceso a la atención médica en México: cobertura universal, respeto a los derechos humanos, estrategias de intervención basadas en evidencia científica, consideración de las necesidades sociales, empoderamiento de los pacientes y la integración de diversos sectores.