Cinco factores clave para mejorar el aprendizaje colaborativo en línea

Universitat Oberta de Catalunya

La UOC diseña un curso que supera los retos del trabajo por proyectos en la educación a distancia.

Estudiar y trabajar a distancia está en alza y, además, en unos tiempos como los actuales, con la continua amenaza de confinamiento,
aprender a hacerlo, y en equipo, es una necesidad. Investigadores del grupo Educación y TIC, Edul@b, de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), liderado por Montse Guitert, han hecho un estudio para mejorar el aprendizaje colaborativo en línea y han rediseñado una asignatura en línea que supera los principales retos.

Los datos recogidos en la American Journal of Distance Education, una revista académica centrada en los usos de internet en la educación a distancia en América, demuestran el de la aplicación y validan el diseño con métodos cualitativos y cuantitativos.

Los investigadores destacan los elementos clave para fomentar la colaboración entre el estudiantado y concluyen que los cinco factores
son extrapolables a otros contextos de formación en educación superior a distancia.

Miedos superados

Pocas personas dudan de las ventajas del trabajo colaborativo por proyectos en entornos presenciales. Pero cuando este tipo de aprendizaje se hace en línea, aparecen obstáculos como la falta de confianza en este sistema entre el equipo docente, la resistencia del estudiantado a las técnicas del aprendizaje colaborativo o el miedo al plagio. «Más que nunca, el alumnado debe aprender a trabajar en equipo y en red de manera totalmente asíncrona, elementos clave para los profesionales de la sociedad digital», explica la pedagoga Montse Guitert, autora de la investigación junto con Teresa Romeu y Marc Romero, también de Edul@b.

La UOC como primera universidad en línea y con 25 años de experiencia en la educación a distancia, ya diseñó una asignatura para que el estudiantado pudiera adquirir las competencias digitales de manera integrada en equipo y la ha hecho evolucionar a lo largo de los años. «Teniendo en cuenta que ya la han cursado cerca de 100.000 estudiantes, ahora hemos hecho investigación para mejorar especialmente la experiencia del aprendizaje colaborativo en entornos virtuales», señala Guitert.

Los investigadores han rediseñado la asignatura obligatoria Competencias TIC, que cursan una media de 3.500 estudiantes al año en un semestre, repartidos en 22 programas de la universidad de perfiles muy diversos, como Ingeniería Informática, Derecho o Humanidades.

Los cinco elementos clave, mejorados

El curso ofrece al alumnado las estrategias para planificar las tareas individuales y grupales y «colaborar con éxito» en un entorno en línea sobre la base de un proyecto que los motive a aprender mientras adquieren competencia digital.

Los elementos clave que detectan son:

1- Estudiantes en el centro. El curso debe estar centrado en el estudiantado y fomentar el papel activo en cada una de las fases. El estudiantado se siente más libre para experimentar, investigar y aprender por sí mismo, haciendo de este enfoque una metodología adecuada en la educación superior.

2- Estructura en fases. El curso está estructurado en fases, que incluyen un conjunto de actividades basadas en tareas o retos y su unión con el trabajo colaborativo. Es un modelo que requiere un alto grado de colaboración entre ellos durante casi todo el proceso.

3- Multiformato. Los recursos de aprendizaje, que apoyan el desarrollo de las actividades por medio de las diferentes fases, se diseñan coherentemente con las competencias del curso y evolucionan para responder a las necesidades del estudiantado.

Los recursos están en diferentes formatos (textual, web, vídeo) para promover la motivación y el aprendizaje con diferentes dispositivos tecnológicos.

4- Evaluación 360°. Es continua y vinculada a la dinámica de los grupos. Incluye evaluación individual, reflexión grupal en cada fase, autoevaluación de la contribución individual a las tareas del grupo, valoración de la contribución de los compañeros con una actividad de evaluación por parejas y evaluación global del curso.

Estas evaluaciones se centran en los resultados y en los procesos y se llevan a cabo en los espacios grupales y del aula en línea.

5- Profesor en línea proactivo. La función del equipo docente es básica para aplicar esta metodología.

«Más que nunca, la presencia docente es clave no solo durante el diseño de las actividades, sino también en el seguimiento continuo del proceso de los grupos y su evaluación», advierte Guitert.

Hay una serie de herramientas digitales que facilitan el seguimiento del estudiantado y que se conocen como analíticas del aprendizaje (learning analytics); son herramientas colaborativas que registran el historial y, además, detectan el plagio.

Con el nuevo diseño del aprendizaje basado en proyectos colaborativos en línea (ABPCL),  el 77,4 % del alumnado aprobó la asignatura, una magnitud notablemente superior a la de otros cursos de primer año, con una media de 66,8 %.

Además, el 90 % del estudiantado afirma que ha adquirido un elevado grado de competencia en el trabajo en equipo en red. «Con los recursos multiformato, la metodología por fases y la evaluación 360°, he aprendido a colaborar muy positivamente con mis compañeros de equipo.

De hecho, he aprendido a estudiar en línea», responde una de las participantes del curso en la encuesta anónima de control.

Los cinco elementos son transferibles a otras iniciativas de formación en línea en educación superior.

«De esta investigación puede enriquecerse cualquier acción de formación basada en proyectos o en actividades complejas, donde el estudiantado debe adquirir de manera integrada capacidades diversas, especialmente competencias transversales e instrumentales», reflexiona Guitert.

Esta investigación de la UOC favorece el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS)

4 – Educación de calidad-, y tiene un impacto positivo en el resto de los ODS.

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