Mundo Rural
Hipólito Contreras
Los que hoy son niños cuando sean padres, cuando sean abuelos, contarán a sus hijos y nietos cómo fue el 2020, lo que pasó en México y el mundo, lo que vino a cambiar absolutamente todo en la vida, contarán el inicio y el final de la historia.
Será una larga historia, un grueso libro, en el que se contará todo lo vivido y sucedido, será la historia no contada sino vivida, experimentada en carne propia porque serán los mismos actores que la vivieron los que la cuenten.
Y no porque haya sido el fin de la vida en este mundo, ni muchos menos, sino porque fue una etapa compleja quizás nunca antes vivida por los humanos, porque nunca antes en la historia moderna del mundo había pasado esto, por lo menos en los últimos 500 años.
Los adultos que hoy vivimos no podremos ya contar nada en los próximos cincuenta años porque probablemente ya no estemos (¿o será posible aún?) pero los niños de hoy sí, ellos podrán memorizar todo y conservar testimonios de todos lo sucedido, los meses o años que haya durado la pandemia y los daños causados.
Esos niños de hoy contarán dónde empezó el desastre y cómo se fue extendiendo, cómo el terrible virus cruzó los mares, los continentes, las montañas y se esparció por todo el planeta.
Y preguntarán los nietos y bisnietos ¿cómo se generó el virus? ¿fue natural o creado en laboratorio?, sus padres y abuelos responderán, no lo sabemos, fue el gran misterio, hubo muchas especulaciones, declaraciones, pero nada oficial, el virus nació en China, en la provincia de Wuhan, pero no sabemos cómo se generó.
Y ¿cuántos murieron? Preguntarán, ellos les responderán, sólo en el 2020, cerca de un millón de personas en el mundo, en México, se rebasaron los cien mil fallecimientos, (es lo que predicen hoy las autoridades sanitarias federales).
Los niños de hoy contarán que, pese a las medidas tomadas, el cierre de miles de empresas pequeñas, medianas y grandes, pese a las medidas de higiene que se pidió se hicieran, la pandemia mató a muchos miles.
La economía de México y el mundo se paralizó, señalarán, se perdieron millones de empleos, el crecimiento de los países fuertes se detuvo y enlos países pobres la situación empeoró, se presagiaba hambre y una baja producción de alimentos.
¿Y la educación, qué pasó con las escuelas? Preguntarán, todas fueron cerradas por muchos meses, se empezó la educación en línea, por televisión y computadora, pero había muchos problemas, los niños y jóvenes no aprendían lo suficiente, no era lo mismo estar en un salón de clases que estar frente a una pantalla, además había miles que no tenían los equipos y el internet, sobre todo en comunidades alejadas.
Los niños de hoy contarán lo difícil que fue para ellos estudiar a distancia, no sólo por los problemas de conexión sino por la dificultad para obtener los conocimientos y habilidades en las diferentes materias.
Los niños de hoy contarán las formas de protegerse del virus, el uso de cubrebocas, de caretas y gel para evitar en lo posible los contagios, la toma de temperatura en todos lados para evitar que alguien contagiado ingresara a todo lugar.
Esos niños contarán la fase económica, los efectos económicos de la pandemia, la quiebra de miles de empresas, la baja en los ingresos de las familias, el crecimiento de la delincuencia ya de por si compleja, la casi ausencia de obra pública por la disminución de ingresos en los gobiernos.
Los niños que son una esponja para captar todo lo que ven y escuchan, contarán la historia del fatídico 2020 cuando una pandemia recorrió el planeta, cuando un extraño virus recorrió el mundo, quizás como castigo al mal comportamiento humano ante su mundo, quizás como el cobro de facturas por el planeta dañado como nunca antes por los humanos, quizás como un llamado urgente para corregir errores.