Universitat Oberta de Catalunya
El cataclismo que está causando la pandemia de la COVID-19 en casi todos los ámbitos ha provocado que las autoridades se hayan referido al día siguiente de la emergencia como la «nueva normalidad». La economía, la política, las relaciones familiares… Parece que nada será igual después de la experiencia que está significando la crisis del coronavirus. Pero, ¿cómo será esta «nueva normalidad»? ¿Cómo se están relacionando las personas durante el confinamiento y cómo se relacionarán en este nuevo escenario? ¿Qué papel tienen ahora las tecnologías y qué papel tendrán en esta situación? ¿Viviremos más solos después de esta crisis? Estas son algunas de las preguntas que analizará la UOC, en el marco de un estudio internacional, liderado por la Open University.
«El confinamiento y el distanciamiento social nos han obligado a redefinir la forma de relacionarnos con el mundo. Con nuestro estudio queremos analizar cómo se ha transformado la sociabilidad durante la crisis de la COVID-19», explica Mireia Fernández-Ardèvol, codirectora del grupo de investigación Communication Networks & Social Change (CNSC) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC. Fenómenos como las nuevas complicidades con los vecinos a través de los balcones, las videollamadas como alternativa a un contacto vetado o la primera experiencia de trabajo a distancia para muchas personas son algunas de las características de esta nueva realidad. Y el objetivo de este grupo de investigación es llegar al detalle de las nuevas relaciones sociales que ya se están definiendo ahora y observar qué particularidades y similitudes se están produciendo en diferentes países de todo el mundo.
Es por eso por lo que este grupo internacional, dirigido por la investigadoras de la Open University (Reino Unido) Hannah Marstrom i Sarah Earle, ha puesto en marcha una encuesta para recopilar información de primera mano. Este sondeo que tiene por título «COVID-19: Tecnología digital, Conexión Social y Soledad» es accesible en línea y responderlo no requiere más de 30 minutos. Los datos se recogerán de forma anònima.
En este proyecto participan universidades y centros de investigación de todo el mundo, desde la India hasta Francia o Alemania pasando por la UOC, y lo desarrollan profesionales de la sociología digital, la comunicación, los estudios del envejecimiento, la sociología del ocio y la salud, entre otros. «La posibilidad de obtener datos comparables a escala internacional hará mucho más rico el análisis», explica Fernández-Ardèvol. Con la voluntad de hacer la máxima difusión, las investigadoras instan a los participantes y demás interesados en divulgar mediante las redes sociales la encuesta, con el ‘hashtags’ #COVID19Connexions o #COVID19.
Es más que probable que la crisis de la COVID-19, como todas las crisis, no afecte de la misma forma a todo el mundo. Y, del mismo modo que no todo el mundo hacía el mismo uso de las tecnologías digitales antes de la irrupción de la pandemia ni tenía el mismo acceso a ellas, los miembros del grupo de investigación de la UOC y otras universidades buscan clarificar cómo serán estas posibles diferencias en la «nueva normalidad». «Nuestra vida digital se ha intensificado, pero no todo el mundo afronta este proceso con los mismos recursos ni las mismas competencias digitales», afirma la investigadora de la UOC.
El estudio se centrará en indagar qué desigualdades se pueden agravar o reducir en términos de género, edad, clase u otras variables debido a la crisis del coronavirus. Las investigadoras analizarán, con esta encuesta, la dimensión comunitaria de la experiencia del COVID-19 y qué relación existe entre la salud, el bienestar y los vínculos sociales más o menos intensos que mantenga un individuo con las personas que le rodean. «Sabemos cómo es la tendencia general, la estamos viviendo en primera persona, pero no en conocimiento los detalles», señala Fernández-Ardèvol.
Esta investigación internacional busca analizar los efectos sociales de una pandemia de la que sabemos muy poco y de la que tampoco tenemos la certeza que vaya a ser la última. «Conocer esta transformación hoy es fundamental para entender cómo tenemos que afrontar los próximos meses y años. Y por eso queremos compartir las conclusiones no solamente con la comunidad científica, sino también con los agentes sociales y la población en general. Necesitamos reflexionar conjuntamente sobre esta situación excepcional para poder decidir hacia dónde queremos ir», concluye la investigadora.
El cataclismo que está causando la pandemia de la COVID-19 en casi todos los ámbitos ha provocado que las autoridades se hayan referido al día siguiente de la emergencia como la «nueva normalidad». La economía, la política, las relaciones familiares… Parece que nada será igual después de la experiencia que está significando la crisis del coronavirus. Pero, ¿cómo será esta «nueva normalidad»? ¿Cómo se están relacionando las personas durante el confinamiento y cómo se relacionarán en este nuevo escenario? ¿Qué papel tienen ahora las tecnologías y qué papel tendrán en esta situación? ¿Viviremos más solos después de esta crisis? Estas son algunas de las preguntas que analizará la UOC, en el marco de un estudio internacional, liderado por la Open University.
«El confinamiento y el distanciamiento social nos han obligado a redefinir la forma de relacionarnos con el mundo. Con nuestro estudio queremos analizar cómo se ha transformado la sociabilidad durante la crisis de la COVID-19», explica Mireia Fernández-Ardèvol, codirectora del grupo de investigación Communication Networks & Social Change (CNSC) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC. Fenómenos como las nuevas complicidades con los vecinos a través de los balcones, las videollamadas como alternativa a un contacto vetado o la primera experiencia de trabajo a distancia para muchas personas son algunas de las características de esta nueva realidad. Y el objetivo de este grupo de investigación es llegar al detalle de las nuevas relaciones sociales que ya se están definiendo ahora y observar qué particularidades y similitudes se están produciendo en diferentes países de todo el mundo.
Es por eso por lo que este grupo internacional, dirigido por la investigadoras de la Open University (Reino Unido) Hannah Marstrom i Sarah Earle, ha puesto en marcha una encuesta para recopilar información de primera mano. Este sondeo que tiene por título «COVID-19: Tecnología digital, Conexión Social y Soledad» es accesible en línea y responderlo no requiere más de 30 minutos. Los datos se recogerán de forma anònima.
En este proyecto participan universidades y centros de investigación de todo el mundo, desde la India hasta Francia o Alemania pasando por la UOC, y lo desarrollan profesionales de la sociología digital, la comunicación, los estudios del envejecimiento, la sociología del ocio y la salud, entre otros. «La posibilidad de obtener datos comparables a escala internacional hará mucho más rico el análisis», explica Fernández-Ardèvol. Con la voluntad de hacer la máxima difusión, las investigadoras instan a los participantes y demás interesados en divulgar mediante las redes sociales la encuesta, con el ‘hashtags’ #COVID19Connexions o #COVID19.
Es más que probable que la crisis de la COVID-19, como todas las crisis, no afecte de la misma forma a todo el mundo. Y, del mismo modo que no todo el mundo hacía el mismo uso de las tecnologías digitales antes de la irrupción de la pandemia ni tenía el mismo acceso a ellas, los miembros del grupo de investigación de la UOC y otras universidades buscan clarificar cómo serán estas posibles diferencias en la «nueva normalidad». «Nuestra vida digital se ha intensificado, pero no todo el mundo afronta este proceso con los mismos recursos ni las mismas competencias digitales», afirma la investigadora de la UOC.
El estudio se centrará en indagar qué desigualdades se pueden agravar o reducir en términos de género, edad, clase u otras variables debido a la crisis del coronavirus. Las investigadoras analizarán, con esta encuesta, la dimensión comunitaria de la experiencia del COVID-19 y qué relación existe entre la salud, el bienestar y los vínculos sociales más o menos intensos que mantenga un individuo con las personas que le rodean. «Sabemos cómo es la tendencia general, la estamos viviendo en primera persona, pero no en conocimiento los detalles», señala Fernández-Ardèvol.
Esta investigación internacional busca analizar los efectos sociales de una pandemia de la que sabemos muy poco y de la que tampoco tenemos la certeza que vaya a ser la última. «Conocer esta transformación hoy es fundamental para entender cómo tenemos que afrontar los próximos meses y años. Y por eso queremos compartir las conclusiones no solamente con la comunidad científica, sino también con los agentes sociales y la población en general. Necesitamos reflexionar conjuntamente sobre esta situación excepcional para poder decidir hacia dónde queremos ir», concluye la investigadora.