Staff/Rossi
· Se deben seleccionar los contenidos importantes y que se pueden llevar en una educación a distancia y en línea
· Empatía de los docentes con sus estudiantes, la clave para lograr las metas de enseñanza
La inesperada pandemia del coronavirus tomó desprevenidos a muchos docentes, que se vieron en la necesidad de transitar rápido a un espacio virtual para poder continuar dando sus materias. El problema para las y los profesores que sólo impartían clases presenciales, es que al verse obligados a hacerlo vía remota, se percataron de que sus cursos no necesariamente estaban planeados para trabajarse en línea.
Es por esta razón que la doctora Hilda Patiño Domínguez, directora del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, sugirió a los catedráticos, “pensar en una reorganización del curso, en función de los objetivos de aprendizaje, más que del temario”. Así lo dijo al exponer el tema ‘Docencia afectiva y educación a distancia’, durante la webinar ‘Herramientas para la construcción de bienestar emocional y académico’.
Considerando que parte de los estudiantes que continúan con sus clases, ahora en línea, cursan simultáneamente diversas materias (algunos más de cinco), Patiño recomendó, para no abrumarlos con una excesiva carga de trabajo que les dificulte sacar adelante sus asignaturas, que el profesorado, al reorganizar sus cursos, más que querer abarcar todos los temas, seleccione aquellos contenidos que son en verdad clave e importantes, y pensar en las actividades que se pueden implementar para lograr los objetivos de aprendizaje y la evaluación.
El ejercicio de priorizar cuando se reorganiza el contenido de un curso conlleva revisar los objetivos de aprendizaje generales y analizar el nivel de profundidad y complejidad de cada uno de ellos; identificar si uno es prerrequisito del otro; y elegir aquellos que sean indispensables para la materia.
Al igual que con los objetivos de aprendizaje (que son las habilidades y conocimientos que se espera adquieran los alumnos, y que puedan implementar en el futuro después de haber realizado las actividades del curso), también deben revisarse los contenidos; atendiendo a las siguientes preguntas: qué contenidos son fundamentales para lograr los objetivos de aprendizaje, cuáles son necesarios para cursar las asignaturas siguientes, cuáles son relevantes para los estudiantes en su vida profesional y personal, y cuáles se pueden impartir y evaluar mediante la educación a distancia.
Ante la posibilidad de no alcanzar a ver todos los temas del curso, la académica de la IBERO invitó a sus colegas que imparten clases en la educación superior a enfocarse en los contenidos que son esenciales, siguiendo la estructura lógica de la materia y tomando en cuenta el número de semanas que restan para terminar el semestre.
“No debemos sentir aflicción por llenar todo el temario, sino lograr que las y los alumnos aprendan de una manera significativa y que logren de verdad construir aprendizajes que sirvan para su vida profesional. Así que olvidemos aquellos objetivos y contenidos que no son indispensables”.
Las actividades de aprendizaje también deben seleccionarse, pues tienen que estar relacionadas con los contenidos del curso y con los objetivos que se pretenden lograr. Durante esta modalidad en línea, se pueden llevar a cabo actividades sincrónicas y asincrónicas. Las primeras, tienen lugar en el horario de clase y usan plataformas como Zoom, Teams y WebEx. Las segundas, pueden usarse para dejar tareas, que es posible realizar de manera colaborativa con el empleo de Google Drive o Project Manager, por ejemplo.
Debido a su alta carga de materias, y a que estar muchas horas frente a la pantalla produce cansancio, desánimo y estrés, la Dra. Patiño sugirió no saturar a los alumnos, y en ese sentido, decidir si es mejor hacer las actividades en clase o dejarlas como tareas; y si se planea dejarles un trabajo o proyecto final, asegurarse de que el tiempo que resta del semestre es suficiente para hacerlo.
Empatía, clave para lograr los objetivos de aprendizaje
En esta crisis por el coronavirus es más necesario que nunca que las y los profesores presten atención al estado emocional de sus estudiantes; empero, “a veces actuamos como si las cosas no pasaran, como si el COVID-19 no estuviera presente, como si la amenaza de una pandemia fuera inexistente. Y yo creo que al contrario, que debemos preguntar a nuestros estudiantes cómo se sienten, qué problemas están enfrentando en sus casas, si están bien de salud ellos y sus familiares, si tienen miedos. No hay que pretender que no hay ningún problema, porque lo hay”.
En lo académico, hay que respetar los horarios de clase, porque los alumnos cursan distintas materias. Y si se detectan estudiantes que tienen dudas o requieren de una mayor atención, ofrecerles, en la medida de lo posible, una asesoría personalizada vía remota.
Como no es necesario estar en línea todo el tiempo que dura una clase, y con el fin de hacer dinámica a la misma, es recomendable variar las actividades, por ejemplo, encargando al estudiantado hacer una investigación por internet, una encuesta a través de Google Docs o una visita virtual a algún sitio (como podría ser un museo o biblioteca).
Ya que la clave para lograr los objetivos de aprendizaje está en la flexibilidad y la empatía, es recomendable preguntar constantemente a los alumnos cómo se sienten con el trabajo que están realizando en clase, y escuchar atentamente sus comentarios, ya que “nos pueden dar pistas de posibles ajustes que se puedan hacer”.
¿Y los docentes que?
La Directora del Departamento de Educación de la IBERO dijo que es igualmente importante que las y los profesores estén atentos a su salud física y emocional; que cuiden de su alimentación, sus horas de descanso y de sueño, que se ejerciten en casa, que mediten o hagan ejercicios de relajación si les es posible, y que dosifiquen sus tiempos de trabajo.
“Nosotros como docentes somos muy importantes, porque estamos siendo un referente para nuestros alumnos, que están viendo en nosotros una manera de lidiar con las situaciones adversas, con el estrés”.
En resumen, Patiño Domínguez destacó que son puntos clave la presencia, cercanía y empatía de los profesores con sus estudiantes; y que la escucha activa, atenta y el diálogo, ayudan a tener una mejor función académica y un aprendizaje más significativo. “Porque va a ser un aprendizaje no sólo de los contenidos de nuestra materia, sino de la manera que tenemos de vivir una crisis inesperada, de la manera que tenemos de afrontar la adversidad. Y estas enseñanzas, más allá de la materia, van a ayudar a nuestros alumnos a poder enfrentar la vida con muchas más herramientas”.
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