Debate
Por Roberto Desachy Severino
Es claro que Miguel Barbosa y Alfonso Esparza no son amigos, tampoco se simpatizan y, francamente, ya casi pierdo la esperanza de que algún día se tomen un café y platiquen sobre proyectos conjuntos, sobre todo a raíz de que el secretario de Gobernación, David Méndez Márquez, dejó en claro que, al menos por el momento, la administración estatal no firmará un convenio con el Hospital Universitario de la BUAP para apoyarle en el combate al Covid.
Pero también estoy más que seguro que, uno como gobernador de Puebla y el otro en su papel de rector de la BUAP, son los primeros a los que les conmueve y les aterroriza (al menos a mi sí) la posibilidad de que el Covid19 genere una matanza en el Hospital Universitario o en cualquier instalación sanitaria de la entidad.
Cierto que es más que posible que algunos actores políticos tanto de la BUAP como del gobierno estatal –quizás- estén deseosos de que el HUP y algún otra instancia de sanidad se conviertan en improvisados panteones, para culparse mutuamente, poner al gobierno estatal y/o al universitario como ejemplos de fracaso y lanzar a toda la jauría política contra ellos.
Y aparte de las disputas y rencillas políticas y/o personales entre quienes representan a 2 de las instituciones más importantes de la entidad, lo cierto es que la pandemia genera una problemática histórica y única para el gobernador y el rector.
En los tiempos recientes, ningún ejecutivo estatal ni los anteriores jefes de la administración universitaria se vieron obligados a enfrentar una crisis sanitaria como la que vivimos y, sobre todo, la que llegará en los próximos días.
EN RIESGO: LAS VIDAS Y LA SALUD DE MUCHOS
Pero conociendo la calidad humana, profesional y política de ambos, sé que tanto Miguel Barbosa como Alfonso Esparza desean que la emergencia por el coronavirus provoque la menor cantidad posible de daños en muertos, enfermos, pérdidas económicas, etc.
También sé – y lo he comprobado- que el gobernador y el rector de la BUAP están haciendo todo lo que pueden para proteger las vidas y la salud de la gente a la que representan.
Por lo mismo, aunque a cada minuto el reloj y la pandemia se ciernen peligrosamente sobre Puebla, todavía apostaría a que el sector Salud estatal y el HUP llegarán a algún acuerdo marco, para enfrentar la emergencia sanitaria, apoyar a los afiliados a dicho nosocomio que enfermen de Coronavirus y, al mismo tiempo, darles a las clínicas del gobierno de Puebla la posibilidad de enfocarse en los enfermos de Covid al mandar al sanatorio de la BUAP los pacientes de otras enfermedades.
Al final de cuentas, las personas de a pie, comunes y corrientes, universitarios o no, necesitan que las instituciones del rubro sanitario trabajen de manera conjunta, unan esfuerzos, voluntades, equipos y personal para lo que amenaza con ser –ésta sí- una batalla por la vida. Y la historia tanto del estado como de la universidad juzgará a cada uno por el papel desempeñado en esta coyuntura.