Roberto Desachy Severino
Existen actividades criminales que, lamentablemente, se han vuelto tan cotidianas que nos sorprenden cada vez menos, pese a que generan un grave daño psicológico y económico, como las extorsiones, que –según cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) –se incrementó sustancialmente en el 2019 con respecto a las denuncias interpuestas un año antes por este delito.
De acuerdo al SNSP, en el 2019 se interpusieron en todo el país 8 mil 266 acusaciones formales por el delito de extorsión, una cantidad bastante mayor a las 6 mil 432 querellas del 2018. En Puebla, durante el 2018 se tiene un registro de 168 denuncias por esta ilegalidad, en tanto que el año pasado fueron 192.
En lo personal, durante el 2019 sufrí dos intentos de extorsión, que ya fueron igualados en el 2020. El viernes pasado, un sujeto autollamado “Antonio López” usó en 3 ocasiones el número telefónico 271 150 6930 del vecino estado de Veracruz para hacer un intento de chantaje…que no pudo consumar después de que le colgué la llamada arrepentido de haber contestado a un teléfono desconocido.
Y este miércoles otro sujeto, autodenominado “Carlos Godoy”, intentó sorprender a mi madre exigiéndole que le diera un dinero que, presuntamente, yo le debía por unos “permisos que Roberto me pidió conseguirle”, según le dijo a mi mamá el sujeto que –con un tono de voz pausado y seguro, según mi progenitora- utilizó las líneas 558 176 639 32 y 353 204 9484 para tratar de obtener la cantidad exacta de 17 mil 250 pesos.
EL TERROR DE RECIBIR UNA LLAMADA TELEFÓNICA DE NÚMERO DESCONOCIDO
Uno de los números de cuenta a los que “Carlos Godoy” intentó que se le depositara fue el 4152 3136 2244 1702, de Bancomer. Ignoro a quién pertenecen dichas líneas telefónica y la cifra de banco con la que se pretendió cometer este delito en mi contra y no pretendo realizar investigación alguna, debido a que a un simple periodista no le corresponde hacer ese tipo de indagatorias.
Sin embargo, resulta preocupante la facilidad, el descontrol y la impunidad con que se mueven quienes –con la base de datos de cualquier institución y/o empresa telefónica, de internet, etc- se aprovechan de la grave crisis de inseguridad que sacude al país para generar miedo y desplumar a sus víctimas.
La denuncia pública está hecha.
LLEGA A LOS MEDIOS NACIONALES LA GUERRA POLÍTICA ENTRE EL GOBIERNO ESTATAL Y LA BUAP
Este miércoles, una columna anónima, que como tal debe tomarse con reservas al tratarse de un ejercicio periodístico sin responsable directo, más allá del medio, retomó la guerra política entre el gobierno estatal en El Sol de México de la Organización Editorial Mexicana (OEM).
Más allá del mensaje específico emitido en este espacio llamado “A la Sombra” – que se caracteriza por una línea editorial crítica hacia Morena y la 4T- lo que debería mover a los funcionarios del gobierno estatal y representantes de la BUAP a procurar un acercamiento entre ambas instituciones y distender el contexto sociopolítico de Puebla es el propio hecho de que una cadena nacional, como la OEM, haya retomado esta confrontación: Suenan los tambores de guerra entre el gobierno estatal y la BUAP
David Méndez Márquez y Melitón Lozano, como titulares estatales de Gobernación y la SEP, respectivamente, por un lado y Guadalupe Porras García con Oscar Gilbón Rosete, con la bandera de la BUAP, tendrían que erigirse en puentes de comunicación y acercamiento entre la administración del gobernador Miguel Barbosa Huerta y la del rector Alfonso Esparza Ortiz.
De lo contrario, la confrontación entre dos de las más fuertes instituciones de Puebla solamente dejará como seguras secuelas pérdidas y heridos…principalmente para una entidad necesitada de conciliación y despolarización desde hace mucho tiempo: Inseguridad e inconformidad social: Los temas que David Méndez debería priorizar en la SG
