Trump amenaza a Irán con atacar sus tesoros culturales

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El mandatario estadounidense afirma que tiene preparadas 52 localizaciones iraníes como objetivos para atacar «muy rápido y muy fuerte» si finalmente Irán se decide por dar respuesta a la ejecución del general Qassem Suleimani

Aunque no ha concretado cuáles son esos lugares, sí ha dicho que son «de muy alto nivel e importantes para Irán y la cultura iraní»

Donald Trump está decidido a bombardear Irán, incluidos sus tesoros culturales, si la república islámica acaba respondiendo a la muerte del general Qassem Suleimani con ataques contra civiles o uniformados de Estados Unidos. «Se les permite matar, torturar y mutilar a nuestra gente, usar bombas y hacernos volar por los aires, ¿pero nosotros no podemos tocar sus tesoros culturales? Las cosas no funcionan así», dijo el domingo el mandatario norteamericano en una conversación con periodistas.

El presidente respondió así a la polémica suscitada por un mensaje suyo en la red social Twitter en el que había revelado que las fuerzas armadas estadounidenses tienen identificados 52 objetivos iraníes listos para ser atacados en caso de respuesta iraní. Aunque no ha concretado cuáles son esos lugares, sí ha dicho que son «de muy alto nivel e importantes para Irán y la cultura iraní».

Irán alberga 22 sitios culturales inscritos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Es una cifra muy importante, que dobla a la de Estados Unidos, que tiene 11.

Entre ellos destacan algunos tan importantes como las grandes ruinas de Persépolis, que fue la capital del Imperio persa durante la época aqueménida y que tienen más de 2.500 años de antigüedad. O la plaza Naqsh-e Jahan de Isfahan, que fue construida a principios del siglo XVII y que es una de las plazas más grandes del mundo. Y en Teherán está el impresionante Palacio de Golestán, que fue la residencia de la dinastía Kayar, que gobernó Irán desde 1785 hasta 1925.

Estados Unidos e Israel hicieron efectiva su salida de la UNESCO el 1 de enero de 2019, ya que consideraban que la organización fomentaba el «sesgo anti israelí». Sin embargo, el país ahora presidido por Trump firmó un acuerdo internacional en 1954 (conocido como Convención de La Haya) para proteger los bienes culturales en los conflictos armados. Romperlo sería un cambio de actitud muy conflictivo, sobre todo si tenemos en cuenta que Estados Unidos siempre ha criticado la destrucción de antigüedades por parte del Estado Islámico en Mosul, Irak, Palmira o Siria.

No se informó al Capitolio

De momento, la Casa Blanca se ha negado a dar detalles sobre la información de inteligencia que llevó al presidente a autorizar el ataque contra el convoy de Suleimani después de que este aterrizara en Bagdad el viernes pasado, más allá de que el general iraní planeaba ataques inminentes contra EE.UU.

Trump tampoco informó al Capitolio previamente, algo que le recriminan los demócratas. En teoría, el presidente debe pedir permiso al poder legislativo para declarar la guerra a otro país, pero desde los atentados del 11-S tiene la facultad de ordenar ataques contra objetivos terroristas citando razones de seguridad nacional. La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, anunció ayer que esta semana someterá a votación una estricta limitación a la capacidad del presidente de autorizar ataques.

En una carta enviada a los diputados demócratas, Pelosi calificó el ataque contra Suleimani de «provocador y desproporcionado» porque, según explicó, «pone en peligro a soldados, diplomáticos y otros ciudadanos que pueden pagar el precio de un dramático aumento de las tensiones con Irán». Aunque los demócratas lograran aprobar una limitación de los poderes de ataque del presidente en la Cámara de Representantes, esta sería invalidada en el Senado, de mayoría republicana.

Por ley el presidente debe informar de un ataque como el que mató al general Suleimani en un plazo no mayor a 48 horas después de que este se produzca. La Casa Blanca sí cumplió con ese plazo, pero según algunos senadores demócratas las razones que alegó son insuficientes. Además, la carta recibida por el Senado está clasificada por motivos de inteligencia, algo que impide a los senadores comentar en público.

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