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La deforestación en las áreas protegidas de la selva amazónica disminuyó un 73% en 2023 en comparación con 2022, según un estudio divulgado por el Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon). La devastación en tierras indígenas y unidades de conservación de la región alcanzó 386 km² en 2023, marcando la tasa más baja desde 2013, cuando se deforestaron 178 km².

En 2022, la deforestación de áreas protegidas en la región alcanzó los 1.431 km², una cifra cercana a los niveles observados desde 2019, cuando se notó el inicio de una tendencia al alza que continuó hasta 2022.

El monitoreo se llevó a cabo con la ayuda de imágenes satelitales proporcionadas por Imazon. La reducción observada en 2023 habría “superado la caída global de la deforestación”, que se redujo un 62% entre 2022 (10.573 km²) y 2023 (4.030 km²).

“La fuerte reducción es altamente positiva, ya que se trata de territorios que requieren prioridad en los esfuerzos para combatir la deforestación. Esto se debe a que la devastación dentro de las tierras indígenas y unidades de conservación por lo general significa invasiones ilegales que conducen a conflictos con las comunidades tradicionales que viven en estos territorios”, explicó Carlos Souza, coordinador del Programa de Monitoreo de la Amazonia de Imazon.

Sin embargo, Imazon advierte que hay un aspecto preocupante en la degradación observada en 2023: puede estar relacionada con la sequía y los incendios en la región, ya que “en el último mes del año, mientras 108 km² fueron deforestados, otros 1.050 km² fueron degradados, casi 10 veces más”.

Tierras indígenas

A pesar del descenso generalizado, señala el investigador Carlos Souza, algunas áreas protegidas han experimentado un aumento de la destrucción, por lo que deberían ser objeto de una acción urgente en 2024.

“Una de las situaciones más críticas que enfrentan las tierras indígenas ocurrió en Igarapé Lage, en Rondônia, donde la deforestación creció un 300%: de 2 km² en 2022 a 8 km² en 2023, un área equivalente a 800 campos de fútbol. Esto convirtió al territorio en el tercero más devastado de la Amazonia en 2023”, informó el instituto.

Otras dos áreas indígenas situadas en la frontera entre Amazonas y Roraima también mostraron un crecimiento significativo de la deforestación, a saber, los territorios Waimiri Atroari, cuya pérdida de bosques pasó de 1 km² en 2022 a 4 km² en 2023 (un aumento del 300%), y Yanomami, donde la devastación pasó de 2 km² en 2022 a 5 km² en 2023 (un aumento del 150%).

“Esto convirtió al territorio Yanomami en el quinto más deforestado de la Amazonia en 2023, incluso después de recibir una operación humanitaria en enero del año pasado a causa de los daños sociales causados por la invasión de los mineros del oro. Los Waimiri Atroari, por su parte, ocuparon el noveno lugar”, señala el estudio.

La mayor superficie destruida en un territorio indígena el año pasado se registró en el territorio Apyterewa, donde se deforestaron 13 km². “A pesar de encabezar la clasificación, el lugar registró una reducción del 85% en la devastación, ya que en 2022 había perdido 88 km² de bosque. En octubre, el sitio recibió una operación de remoción para expulsar a los invasores ilegales”, dice Imazon.

El total de tierras indígenas devastadas en 2023 llegó a 104 km². Según el instituto, esta cifra es menos de la mitad de la registrada en 2022 (217 km²). El año en que se deforestó la menor superficie de tierras indígenas fue 2014 (28 km²).

Unidades de conservación

Las unidades de conservación sufrieron una reducción del 77%, pasando de 1.214 km² en 2022 a 282 km² en 2023. El instituto destacó que esta fue la menor área de bosque destruida en este tipo de territorios en nueve años, desde 2014.

“La mayor reducción ocurrió en los territorios de jurisdicción federal, donde la deforestación cayó de 468 km² a 97 km², un 79 por ciento menos. En las áreas de ámbito estatal, la devastación pasó de 746 km² a 185 km², un 75%”, se lee en el documento.