Universitat Oberta de Catalunya
Un estudio, pionero en el mundo, rompe el estereotipo que con la edad se reduce el uso de las tecnologías digitales
La investigación ha analizado datos de 3.125 personas mayores de España, Austria, Canadá, Israel, Países Bajos y Rumanía en un periodo de cuatro años
Las personas mayores de España y de Israel utilizan más los móviles inteligentes que las de Canadá o Rumanía. La principal razón es que españoles e israelíes pueden acceder a tarifas de internet móvil más asequibles en comparación con otros servicios de telecomunicaciones. Así lo revela un estudio internacional, liderado por tres investigadoras de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que desmiente que hacerse mayor implique usar menos las tecnologías digitales. El estudio parte de una compilación de datos, única en el mundo, elaborada en paralelo en seis países (Austria, Canadá, España, Israel, Países Bajos y Rumanía), que explora los hábitos digitales de 3.125 personas mayores en un periodo de cuatro años. Los resultados obtenidos pueden ayudar a afrontar el denominado edadismo digital, una forma de discriminación social por cuestión de edad.
“Las personas mayores, igual que el resto de grupos de edad, utilizan el móvil para las actividades que dan sentido a su vida diaria: comunicarse, informarse y jugar”, explica la profesora de la UOC Mireia Fernández-Ardèvol, investigadora del grupo CNSC del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) y autora principal del estudio. “Si bien el contexto de cada persona condiciona sus prácticas digitales, la estructura de precios del mercado de las telecomunicaciones desempeña un papel muy importante en la forma en que las personas mayores utilizan el móvil”, remarca.
Bajo el título “Set in Stone? Mobile Practices Evolution in Later Life”, la investigación se ha publicado hace poco en la revista científica Media and Communication y forma parte de un amplio estudio, pionero en el mundo, que analiza si la población mayor de sesenta años está cambiando los medios tradicionales de comunicación por medios más innovadores del espectro digital. Nunca hasta ahora se había realizado un seguimiento a tantas personas de estas edades, en seis países diferentes y en un periodo tan extenso. En concreto, los datos proceden de encuestas llevadas a cabo en tres oleadas: en 2016, 2018 y 2020.
Fernández-Ardèvol, que firma la investigación junto con las también investigadoras de la UOC Andrea Rosales y Francisca Morey Cortès, destaca el valor que tienen estos datos; por ejemplo, a la hora de combatir el llamado edadismo digital, es decir, la discriminación por edad en la esfera digital: “Dada la falta de datos sobre la población mayor de 75 años en la esfera digital, toda investigación que incluya a la población mayor sin límite superior de edad, como es nuestro caso, contribuye tanto a las políticas públicas como a las decisiones del sector privado”.
España: los móviles inteligentes ganan a los ordenadores
El análisis divide a las personas mayores en tres perfiles: las que hacen un uso limitado del móvil, sobre todo para llamar y enviar SMS, o también para tomar fotografías; los usuarios avanzados, que utilizan una gran cantidad de prestaciones del aparato, desde el WhatsApp al GPS, pasando por la radio o los correos electrónicos, y quienes se sitúan en medio. Cuanto más avanzados son los usuarios, con mayor frecuencia lo utilizan.
En este sentido, los resultados revelan diferencias importantes en función del territorio: en Canadá y en Rumanía, a pesar de ser países con características muy diferentes, las personas mayores usan menos el móvil, mientras que en España e Israel hacen un uso mucho más intensivo. Los Países Bajos y Austria quedan en medio. Y la clave de todo ello parece que son los precios.
“En España, la tarifa de datos más popular es una tarifa plana y relativamente económica en términos del poder adquisitivo medio. Por este motivo, los móviles inteligentes se han convertido en la principal forma de acceder a internet. Son mucho más populares que el ordenador, en particular entre las personas mayores”, indica Fernández-Ardèvol.
“Además, los SMS habitualmente están excluidos de las tarifas planas, así que ya no se usan para las comunicaciones interpersonales. Esto ha comportado que WhatsApp sea mucho más popular que en el centro de Europa, y ha representado un incentivo para regalar móviles inteligentes a personas que, en principio, no tenían ningún interés en utilizar internet en el móvil”, añade.
Rompiendo estereotipos
Los más de tres mil participantes en el estudio respondieron las encuestas tres veces en cuatro años, y esto ha permitido analizar su evolución como usuarios de móviles. En la mitad de los casos, el perfil de uso se mantiene a lo largo de los años, mientras que en la otra mitad cambia; unos pasan a utilizarlo más, otros, menos, y algunos fluctúan.
“Este es un resultado muy importante. Sirve para ilustrar cómo algunos estereotipos sobre las personas mayores no se corresponden con la realidad. Por ejemplo, mucha gente tendería a pensar que, a medida que nos hagamos mayores, usaremos menos las tecnologías digitales. Los resultados, bien al contrario, muestran que las prácticas digitales son dinámicas, cambiantes. El cambio se hace en respuesta a las circunstancias y a los intereses personales y, como todo cambio, puede ser un incremento o un decremento de las prácticas digitales, lo que también ocurre en otros grupos de edad”, destaca Fernández-Ardèvol.
Brecha de género
Eso sí, entre los usuarios más avanzados del teléfono móvil, hay una mayor proporción de hombres. “La causa principal es la brecha sociodigital, que alcanza su máximo en el caso de las personas mayores. Las mujeres mayores han tenido menor exposición a internet a lo largo de su trayectoria vital, puesto que, o bien han trabajado en casa, cuidando a la familia, o bien han accedido a trabajos que, en general, son menos cualificados. Además, el nivel educativo de las mujeres mayores es más bajo que el de los hombres mayores, dado que sufrieron una marcada discriminación de género en el acceso a la educación. Todo ello, menor exposición y menor cualificación, comporta que las mujeres mayores también estén en una situación menos ventajosa en el mundo digital”, resume la experta de la UOC.
Precisamente, las últimas investigaciones de Fernández-Ardèvol y sus compañeras analizan la brecha digital y también se centran en el edadismo.