Staff/RG
- Débil estado de derecho y alta inflación, entre los factores negativos
Si bien es cierto que la economía mexicana tuvo un desempeño sorprendentemente bueno durante los primeros tres trimestres de 2022, también lo es que volvió a su nivel previo a la pandemia hasta el tercer trimestre de ese año, más tarde que sus pares regionales.
Así lo refleja el Reporte de Riesgo País para México, elaborado por Allianz Trade, socio comercial de Solunion México, el cual deja ver más detalle del panorama económico del país, sus retos y oportunidades para este año.
De acuerdo con éste, México tiene un historial de políticas macroeconómicas y fiscales prudentes que sustentan cierto grado de estabilidad macroeconómica, sin embargo, se espera que el repunte del crecimiento sea modesto, y se desacelere significativamente a +1% debido a varios factores: alta inflación, política monetaria agresiva e interrupciones inminentes en las relaciones externas y las cadenas de suministro internacionales.
La escasez de apoyo fiscal para consumidores y empresas en 2020-2021 dejó cicatrices en forma de cierres permanentes de empresas y afectó la calidad del mercado laboral.
Por otro lado, se prevé que las fuertes presiones inflacionarias también erosionarán el poder adquisitivo de los hogares y elevarán los costos de los insumos para las empresas.
El crecimiento seguirá siendo débil en el mediano plazo, +1,5% en promedio entre 2024-2026, dado el entorno comercial y regulatorio poco favorable en sectores económicos clave y la débil inversión.
Y es que el crecimiento económico se ve afectado por la inminente recesión técnica en los EE.UU., dados los fuertes vínculos comerciales y de inversión entre los dos países.
¿Qué calificación obtiene México?
El Reporte de Riesgo País de México de Allianz da una calificación de BB2, lo que implica un riesgo medio para las empresas.
Dentro de las fortalezas del país, destacan:
· Marco sólido de macropolíticas: gasto fiscal limitado y banco central proactivo con metas de inflación.
· Razones de endeudamiento moderadas y fuerte posición externa (déficit de cuenta corriente manejable, grandes reservas de divisas).
· Fuerte legado de reformas favorables a las empresas en la última década.
· El entorno empresarial estructural supera el promedio latinoamericano.
· Marco político duradero con traspasos de poder estables.
· Miembro de la OCDE.
· Fácil acceso a los mercados de capitales.
· Posible apoyo de las IFI si es necesario.
En tanto que entre las principales debilidades que se encuentran en México, están:
· La integración financiera significa que la volatilidad del mercado está impulsada tanto por el riesgo político interno (más o menos favorable a las empresas) como externo (EE. UU.). Se disipó la incertidumbre comercial pero persisten las dudas sobre la implementación del TLCAN.
· Posición fiscal altamente sensible al precio del petróleo (petróleo = 30% de los ingresos públicos).
· Sensible al ciclo económico de EE. UU. (alrededor del 80 % de las exportaciones).
· Distribución de ingresos sesgada (geográficamente y entre grupos socioeconómicos), niveles de pobreza aún altos.
· Cuestiones de seguridad relacionadas con el narcotráfico.
· Estado de derecho y control de la corrupción por debajo del promedio de América Latina.
Fundamentos macroeconómicos y fiscales aún sólidos
El perfil externo de México sigue siendo relativamente sólido. El país tiene un historial de modestos déficits en cuenta corriente. Si bien una desaceleración en los EE. UU. y la economía mundial pesará sobre la demanda de exportaciones mexicanas en 2023, una compresión simultánea de la demanda de importaciones internas ayudará a mantener estable el déficit de cuenta corriente en alrededor del 1% del PIB en el mediano plazo.
Los déficits de cuenta corriente de México suelen cubrirse en gran medida con entradas de IED y el país se beneficia de un fácil acceso a los mercados de capital, así como de una Línea de Crédito Flexible del FMI. En caso de que los flujos de capital sean decepcionantes, el colchón de reservas de México ayudará a mitigar los riesgos de la balanza de pagos.
Se espera que México mantenga su historial de prudencia fiscal. El país tiene un historial de déficits fiscales moderados, que se redujeron al 3,8 % del PIB en 2021 desde el 4,4 % en 2020 debido a que el estímulo fiscal del gobierno fue pequeño.
El presupuesto del gobierno para 2023 apunta a un déficit fiscal general del 3,6% del PIB. Y es que aunque espera financiar la mayor parte del gasto adicional a través de una mayor recaudación de ingresos, en ausencia de aumentos de impuestos y en el contexto de una desaceleración económica, es poco probable que alcance sus objetivos.
Entorno empresarial competitivo pero en deterioro
La encuesta “Índice de Libertad Económica 2022” de la Heritage Foundation asigna al país en el puesto 67 de 177 países, por encima de los promedios regionales y mundiales. Sin embargo, el débil estado de derecho, el sesgo hacia las empresas estatales y las políticas que perjudican al sector privado seguirán pesando sobre el clima empresarial.
Finalmente, el riesgo político en el país es moderado. Morena seguirá siendo la fuerza política dominante antes de las próximas elecciones presidenciales y legislativas, que están previstas para junio de 2024.
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