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Cómo reducirla, es una de las preguntas que la realidad pone sobre la mesa, y que en una Universidad como la nuestra se tiene que abordar, subraya Alejandro Anaya durante la conferencia ‘Armas de fuego y violencia: impactos, reformas y futuro’
Más allá de las definiciones desde la perspectiva del Derecho Internacional Humanitario, la violencia que está enfrentando México, siguiendo estándares cuantitativos y cualitativos, “es un conflicto armado”, con personas matándose unas a otras en “zonas armadas”, señaló el Dr. Alejandro Anaya Muñoz, Vicerrector Académico de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Hablar de la disponibilidad de armas de fuego y del tráfico de las mismas, se vuelve central y pertinente para explicar la situación de violencia en este momento de la historia del país, abundó, al inaugurar la conferencia ‘Armas de fuego y violencia: impactos, reformas y futuro’, organizada por el Programa de Seguridad Ciudadana de la IBERO.
Cómo reducir la violencia, en particular la asociada con las armas de fuego, es una de las preguntas difíciles que la realidad pone sobre la mesa, y que en una Universidad como la IBERO se tienen que estar abordando, para que distintas voces de la academia, la sociedad civil especializada y el público interesado traten de encontrar respuestas; “y así entiendo yo a este ejercicio”, dijo el Vicerrector al referirse a la ponencia.
Relación entre armas de EEUU y violencia en México
Al tocar el tema específico de la ‘Violencia relacionada con el tráfico de armas de fuego: perspectivas desde México y los Estados Unidos’, el Dr. Eugenio Weigend Vargas, del Instituto para la Prevención de Lesiones por Armas de Fuego de la Universidad de Michigan, mencionó que hay una clara correlación entre la producción de armas de fuego en Estados Unidos y los homicidios en México y, recordó, que la Unión Americana es el principal proveedor de armas de fuego ilegales a México, con 70%.
Estudios muestran, comentó, que con la remoción de la ley que prohibía la comercialización de armas de asalto en Estados Unidos, los homicidios con armas de fuego en México aumentaron de manera drástica, al pasar de 25% en 2004, a 66% en 2017 y a alrededor de 70% en 2020-2021.
Asimismo, las armas de fuego en México han coadyuvado a que los grupos criminales diversifiquen los delitos que cometen. Por ejemplo, en las extorsiones por cobro de piso (sin considerar las hechas vía telefónica o por e-mail) es más probable que, si el perpetrador tiene un arma de fuego, las víctimas, por miedo a posibles repercusiones, cumplan con sus demandas, tengan una mayor pérdida monetaria y no denuncien el delito.
Y en un estudio sobre las lesiones con arma de fuego, que realizó con el profesor-investigador Carlos Pérez Ricart, Eugenio Weigend encontró que por cada 10 personas asesinadas con un arma de fuego otras 15 son heridas, y que las víctimas principales son hombres de entre 18 y 35 años.
En tanto que en una estimación que hizo sobre lo que pasa en 48 horas en México en el tema de armas de fuego, el docente de la Universidad de Michigan halló que hay 27 mil 460 robos con armas de fuego, mil 904 armas se utilizan para amenazar o intimidar en riñas, mil 412 para cometer otro tipo de delitos, se presentan 118 lesiones con armas de fuego, 76 homicidios dolosos con armas de fuego, 3 suicidios con arma de fuego y 1 homicidio culposo con arma de fuego.
PEDRO RENDÓN
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