Apoya o no Lorena al toreo; es momento de definirse

Arturo Tecuatl

Treinta y dos ganaderías bravas en crisis, no venden toros porque la fiesta enfrenta una oposición creciente. Al no haber dinero, las crianzas se vienen abajo, y deja de ganar el dueño y sus empleados, desde cuidadores, veterinarios, forrajeros, maniobristas.

¿Qué podemos hacer si quienes avanzan en demandas y clausuras de plazas de toros defienden una causa justa: se oponen al sufrimiento innecesario de los seres de otra especie, por ejemplo de un burel herido con banderillas, antes por el picador, hasta llegar a la suerte suprema?

Ayer abordábamos este tema con la ganadera y titular de Turismo, Josefina Rodríguez, y con el director de Desarrollo Taurino (IDT) el matador José Luis Angelino, durante la presentación de carteles en la Feria de San Pablo Apetatitlán.

De muy difícil negociación el duelo entre astado y matador. El primero con una furia incontenible ha de mermar sangrando su energía sin fin. El segundo, de finos y hermosos movimientos, protagoniza un ballet de profunda estética y técnica sobresalientes. Los críticos, enemigos del desangramiento como parte medular de dicho enfrentamiento, opuestos sin tregua.

¿Cómo suplir el desangramiento que decanta en un estado tal de nobleza que es cuando el artista de la muleta obtiene pinceladas desquiciantes?

Pues ambos bandos tienen que negociar porque ni la bravura del toro puede manipularse, ni es justo dejar al desamparo a cientos, miles de familias que dependen del dicha industria.

No hay debate aún. Creo que todo el gremio deberá llevar sus razones al mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, y meterlo en una dinámica de diálogo. No debería la arrogancia propia de la industria del toro aguardar a que, insensibles o ajenos juzgadores hagan lo que ya dejó al menos temporalmente sin fiesta a la Ciudad de México.

Vivimos otros tiempos pero aquí, en el tema de la Fiesta Brava, no son pocos quienes le entregan su vida dentro y fuera de los cosos.

Dice Josefina Rodríguez que en Tlaxcala el campo bravo no para, y revela una andanada de matadores y, lógicamente empresarios con el ojo puesto en Tlaxcala, donde ya se hacen importantes inversiones para agrandar la plaza Jorge Rodriguez “el Pana” en Apizaco.

La información, insuficiente y parcial, debería convertirse en tema de Estado y ser abordado por Lorena Cuéllar, como la primera y acaso única mandataria de la 4T en dar la cara por un gremio al que no puede dejar a su suerte.

Le toca a Cuéllar mediar entre activistas y ganaderos. Entre compañeros suyos de partido, y pueblo puro que vive del toro.

No es tarea fácil. No es para autoridades timoratas u ocultas en: “sí los apoyo pero que no trascienda”. O los representa o los deja solos. No creo que convenga al estado y sobre todo al gremio un desplante de quien en este momento dependen al cien por cien.

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