Por Bayardo Quinto Núñez
Bayquinú
La cultura de las artes, en la escritura, pintura, música, teatro, lectura, deportes, y etcéteras paulatinamente buscan sembrar, en la mente de la sociedad, la semilla de la paz, y como consecuencia la estabilidad en todos los ámbitos, inyectándole un arquetipo de vida más civilizado, y una nueva personalidad, para ir creando un nuevo tipo de ciudadano, y sociedad, donde todos nos debemos respeto como personas civilizadas, respetando, las normas de convivencia social, e insertarse constructivamente en la nueva sociedad, que paso a paso irá forjando la cultura de las artes, desde la paz, desarrollo, progreso, estabilidad en todos los ámbitos y de reconocimiento universal.
Educar en cultura de paz, y formación ciudadana, es un reto para cualquier gobierno, y toda sociedad, es una manera de metamorfosis, que permita al ser humano encontrar soluciones, que permitan, resolver los conflictos sin violencia, ni armas, en las que todos resulten ganadores, acordando y dialogando civilizadamente.
De tal manera, hay que, fomentar el proceso, del entendimiento y echar al cesto de la basura la “soberbia, prepotencia”, y apropiarse de conocimientos desde el contexto del estado de necesidad social, con el propósito de reconstruir y construir el tejido social de bienestar para la patria, para ir promoviendo aún más la prosperidad general, y garantizar la efectividad, de los principios, derechos y deberes de cada ciudadano Nicaragüense.
Es triste, ver, escuchar como el espíritu del mal está acechando al planeta. Que tragedia. Al final, la soberbia, prepotencia, intriga, envidia, egoísmo, serán aplastadas. Entonces, es importante, que la cultura de las artes, deban ser trasmitida desde todos sus niveles, sin exclusión de ninguna índole. Ni ponerle camisa de fuerza, a nada, ni a nadie. En el entendido, que la cultura, es un excelente bastión forjador, la patria, independiente, que el origen sea desde el gobierno, hogar, familias, interpósitas personas que colaboren auspiciando. Siempre será cultura para todos.
Resulta trágico, fatal, tedioso, que el ser humano, condicionado por la negativa “educación,cultura”, que en determinado instantes del tiempo, recibió en su hogar desde niño. En ese período. Por ejemplo, se decía en el hogar: “Los malos pensamientos, por su índice de pecaminosidad, y etcéteras eran influencias diabólicas, y como tales eran pecados, y que se debería ir a confesar donde tata cura”. Esa era la época.
Fue así, como las generaciones pasadas, en muchos casos, debido a esa educación equivocada y cultura incorrecta desde el hogar, se fue tergiversando todo. Esa. Fue, la cultura de “esa época”. Conforme avance el tiempo, tendrá que ir cambiando, para ir fehacientemente renovando la vida de las sociedades. Ahora, modernamente, esos pensamientos antiquísimos, se han modificado, dentro del contexto del respeto, pero entre comillas.
Por tanto. Las definiciones, modalidades, estilos, géneros de cultura, pueden variar conforme avance el tiempo, y, el desarrollo de las sociedades, para ejercer una evidente acción renovadora, al proceso de expansión de la conciencia, paz. Y, como caldo de cultivo. De sentimientos nobles, en el sentido integral de pureza, en búsqueda de la propia identidad como nación consagrando sus sueños, en la hemorragia de valores éticos, morales, paz, progreso, y apartando la soberbia, prepotencia. Siendo su savia imperante preservar la unidad, estabilidad, paz, y respeto en todo lo creativo o creado. Para, que en la profundidad de su conciencia, desparrame su propia humanidad y espiga que ilumina la resurrección de la nueva vida. Siendo la cultura de las artes, un árbol de vida, que se nutre también con cada página del diario vivir. Todos estamos obligados a sembrarla y cultivarla.
Sobre el autor Bayardo Quinto Núñez, es abogado y notario público, escritor, pintor, músico y columnista opinionista.