Arturo Tecuatl
Minerva Hernández Ramos busca un papel protagónico por enésima ocasión en el Partido Acción Nacional (PAN) bajo un esquema francamente desgastado por el paso del tiempo. Y reactiva el algoritmo para reinvertir las ganancias de un turno más cobrando a nombre del albiazul.
Pero ¿es acaso ese partido la negación a revitalizarse con otros militantes, al margen de las dos vividoras, tóxicas, improductivas, acaparadoras, actrices de novelas con finales invariablemente desastrosos?
Hacerla de Dorian Gray, el personaje salido de la imaginación de Oscar Wilde que nunca envejece pretendiendo una lozanía eterna gracias a actos de hechicería, es comparable al fenómeno en el cual cayó Acción Nacional, con el ocaso permanente de rostros sometidos al bisturí de la obsesión, a la búsqueda del poder por el poder, para llevar mano en el diseño a modo de apuestas nefastas en lo electoral; garantes sí de sonadas derrotas, al grado que frente al tsunami morenista solo se limitaron a observar la demolición de aquella fuerza que en su mejor momento hasta les permitió ganar la gubernatura de Tlaxcala.
De esos días de gloria panista a la fecha creo que transcurrió el tiempo suficiente como para dar vuelta a la página con los intentos fallidos de Minerva Hernández por entregar buenas cuentas..
¡Por favor no vuelvan a apostar a las fórmulas agotadas! No se puede cortar fruto del árbol seco. Han sido demasiados años yendo de un cargo a otro aún sabiendo que las nuevas generaciones de panistas se limitaron a una representación contestataria, y últimamente posando en la foto con Santiago Abascal, en absoluto ajeno al entusiasmo ciudadano y compromiso social de los fundadores de ese partido, el PAN, con la energía necesaria para generar cambios positivos como gobierno, y para impulsar como oposición el sistema de pesos y contrapesos.
El otro lado de la moneda
Con Miriam Martínez Sánchez, se advierte el retorno de una dignidad en el blanquiazul enmarcada en los militantes y no la élite rancia.
No hay punto de comparación.
Es el ejercicio de renovación al que los demás partidos de la oposición deberían alentar.
Sangre nueva, llena de energía y con ganas de hacer las cosas.
Conscientes que no es el camino el amafiamiento en las estructuras del principal partido de oposición en Tlaxcala.
El PAN tiene con la joven Miriam Martínez Sánchez, la oportunidad de enmendar tantos años perdidos con dos personajes: Minerva y Adriana, ¡por Dios!, por dignidad, por vergüenza y por el escaso porcentaje de valores panistas que aún conserven, lo mejor es que se abran a esta corriente que, a nuestro modo de ver, difícilmente la van a detener.
No solo es asunto de nombres y recursos. Creo que va incluida la dignidad de un partido que debiera procurar a sus jóvenes un camino libre de chatarra para volver a ser competitivos en las urnas.
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