Staff/Rossi
La Dra. Eva Arceo-Gómez, investigadora del Departamento de Economía, formó parte del estudio ‘El efecto del ingreso en la mortalidad y hospitalización por COVID-19’
El 10% de las personas trabajadoras formales con menores ingresos tuvieron cinco veces más probabilidad de morir durante la pandemia y cuatro veces más de ser hospitalizadas, en comparación con quienes registran ingresos más altos, de un universo de 412 mil individuos, encontró el estudio El efecto del ingreso en la mortalidad y hospitalización por COVID-19, en el cual participó la Dra. Eva Arceo-Gómez, investigadora del Departamento de Economía de la IBERO.
En esta investigación publicada por The Lancet Regional Health‐Americas también participaron Raymundo Campos Vázquez, de El Colegio de México; Gerardo Esquivel, del Banco de México; y Eduardo Alcaraz, Luis Martínez y Norma López, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quienes en conjunto con la Dra. Arceo-Gómez, tuvieron acceso por primera vez a datos del salario y salud de más de 412 mil trabajadores(as) formales del IMSS, entre marzo y noviembre del 2020.
En entrevista para Prensa IBERO, la Dra. Eva Arceo-Gómez señaló que con estos resultados se tiene la certeza de que los fallecimientos y hospitalizaciones no se deben a mayores comorbilidades o a que las personas no tengan acceso a la salud pública o mayores tasas de infección o positividad.
Compartió que tomaron los datos de la primera ola de la pandemia -terminaron la recopilación cuando iniciaba la segunda-; e identificaron que en ese tiempo había mayor pánico y desinformación de cómo tratar la enfermedad y las medidas sanitarias que se debían de seguir, por ejemplo: el uso de cubrebocas con ciertas características, espacios ventilados y que no se trataba de desinfectar todas las superficies, sino mantener las manos limpias.
“Pudo ser que la información fluyera más lento en personas con ingresos más bajos porque a lo mejor no tenían acceso a internet o el tipo de información que reciben no es la más confiable o actualizada sobre el manejo de la enfermedad. Incluso, en todo el mundo, los propios médicos fueron aprendiendo sobre la pandemia”, dijo la doctora en Economía por la Universidad de California, Berkeley.
De acuerdo con la investigadora, observaron que esta relación ingreso-mortalidad- hospitalización se va haciendo menos intensa conforme nos vamos moviendo en la pandemia, es decir, el gradiente se hace menos fuerte conforme pasan los meses. A decir de Arceo-Gómez, puede ser que las personas, al principio, tuvieron mucho miedo de asistir a instituciones de salud y eso los haya llevado a esperar demasiado para recibir atención médica.
“Si bien no está relacionado (el resultado) con tener diabetes o hipertensión, si puede estar relacionado con el control de estas enfermedades, pues estos padecimientos requieren de un tratamiento farmacológico. Entonces, puede ser que las personas con menos recursos tengan menos controlados sus padecimientos crónicos y, por lo tanto, que la intensidad de la enfermedad, no la existencia, sea la que está de alguna manera interactuando con el virus para que los resultados sean peores”, señaló Arceo-Gómez, cuyos principales intereses de investigación son mercados laborales.
Añadió que, desafortunadamente, ha habido desconfianza en las instituciones públicas de salud. Las personas no tenían mucha confianza de ir al IMSS, pues saben que las esperas son largas y se hicieron todavía más con la pandemia. Además de que muchas personas temían que una vez que ingresaran al hospital, no volverían a ver a sus familiares.
“Lo que también pensamos que puede seguir existiendo es que a mayores ingresos hay mayor capacidad para buscar atención en el sector privado, ya sea que tengamos un médico de cabecera que nos recibe de manera rápida y que ofrece un diagnóstico veloz, se tenga una atención más expedita, aunque sea el mismo procedimiento que se haga en las instituciones públicas. El hecho es llegar a buen tiempo sin un cuadro agravado”, explicó la docente.
Las y los investigadores identificaron la estrecha relación entre ingreso, mortalidad y hospitalización por COVID‐19 en México al considerar características sociodemográficas, laborales y médicas. Asimismo, hallaron que los trabajadores(as) que están entre el 60 y 90% de ingresos más altos se realizaron un mayor número de pruebas que sus pares de ingresos más bajos.
Sobre la pertinencia de los resultados de este estudió, la Dra. Eva Arceo-Gómez mencionó la necesidad de un servicio de salud pública cada vez más grande, con acceso universal para todas y todos y que, en este tipo de coyunturas, sea gratuito. Añadió que esto ayuda a poder eliminar la relación entre resultados de salud con la condición socioeconómica actual y del estatus laboral que no deberían determinar el acceso a servicios de calidad gratuitos.
En ese sentido, la maestra en Economía explicó que es necesario poder controlar y atender la diabetes, la obesidad y la hipertensión, causas por las cuales a México le fue tan mal en la pandemia, pues esto permitirá que cualquier otra enfermedad no se agrave.
“Necesitamos este servicio de salud pública, de acceso universal gratuito, para ir eliminando estas brechas entre las personas. El hecho de que sea confiable es importante, así como el tipo de información que se va dando a las personas a lo largo de estos eventos. Además de no generar confusión y pánico ni estigmatizar”, dijo Arceo-Gómez.
La investigadora señaló que estos datos sólo muestran a beneficiaros del IMSS, por lo que falta indagar en el sector informal; así como derechohabientes de otros subsistemas de salud como son ISSSTE, SEDENA, PEMEX o de institutos de salud estatales, y a quienes tienen acceso a servicios de salud privada.
“A futuro estoy esperando explotar los datos que el mismo Instituto Nacional de Salud Pública va generando, pues ellos levantan Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) y estuvieron haciendo la encuesta para toda la población y ahí se captura información de todos y con ella tratar de comparar nuestro resultado (muy específico para trabajadores del IMSS) con el resultado de una población más representativa”, comentó.
De acuerdo con la académica, la hipótesis que tienen es que al incluir a todas las poblaciones tanto del sector formal como informal y aquellos que tuvieron oportunidad de atenderse en el sector privado, se hace más grande la desigualdad al observar el rango de salarios.
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