Universitat Oberta de Catalunya
- Los jóvenes tienen más confianza en las criptodivisas que en el sector inmobiliario
- Expertos de la UOC, explican 5 de los peligros del negocio
Lo llaman el oro digital, y la generación Y es su más fiel defensora. Un estudio reciente llevado a cabo en diecisiete países por The Tokenist concluye que los millennials, nacidos entre 1981 y 1996, tienen más confianza en las criptodivisas que en el mercado de valores, en el sector inmobiliario o en el oro. Aunque no son los únicos que se han sentido atraídos por las divisas digitales. Cada vez hay más inversores en criptomonedas en todo el mundo, y América Latina no es ninguna excepción: según una encuesta publicada en
Statista, el 16% de la población peruana ya usa o posee criptomonedas como el bitcóin, seguido por Argentina, Chile, México conel 14, 12 y 10% respectivamente.
Uno de sus principales atractivos es que su valor ha ido creciendo progresivamente desde que el 1 de enero de 2009 se consiguió el primer bloque de bitcoins: si en 2013 ya se pagaban más de 100 dólares por bitcóin, en 2017 se superaba la barrera de los 1.000 dólares y hace solo unos meses, el 13 de marzo, alcanzaba los 60.000 dólares. Sin embargo, las criptomonedas también tienen sus riesgos, y de hecho a 7 de junio su valor ha bajado casi a la mitad: 36.000 dólares. Antiguos gurús, como el famoso inversor Warren Buffett, se encuentran entre sus detractores y manifiestan públicamente que jamás invertirían en ellas. Pero muchos expertos afirman que pueden ser muy rentables siempre que se tengan en cuenta sus riesgos.
Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigadora del grupo DigiBiz, señala estos cinco peligros:
1. Afrontar la inversión como un “juego”.
Para un porcentaje importante de inversores jóvenes, el bitcóin se asimila a un juego de apuestas o a un Monopoly digital, pero lo cierto es que es una alternativa seria de inversión en la que se puede ganar, pero también perder, mucho dinero. “Las criptomonedas no tendrían mucho sentido si simplemente fueran una opción de inversión para la especulación. Lo que les cobra de valor es el hecho de ser aceptadas como medio de pago”, señala la profesora Ruiz-Dotras, que advierte que, como toda inversión, se debe estudiar a fondo.
2. Creer que no es necesaria educación financiera. Como explica la profesora de la UOC, el valor de la moneda digital y sus movimientos son fáciles de identificar, lo que ayuda a su fácil comprensión. Sin embargo, invertir en criptodivisas no es tan simple como fijarse exclusivamente en su valor. “Como en cualquier otra inversión, uno debería conocer los riesgos asociados, aspecto que desconocen la mayoría de los jóvenes que compran criptomonedas dado el limitado conocimiento financiero de la sociedad”, afirma.
3. Confundir la formación digital con conocimientos en criptomonedas.
Los mileniales comparten algunas características, como el hecho de ser altamente digitales y estar hiperconectados.
Por eso, tienen la mente programada para entenderlo todo en formato digital. Pero el hecho de saber abrir una cuenta para comprar criptodivisas, para lo que basta registrarse en una plataforma destinada para ello, no significa que no haya que conocer el mercado, aunque estas plataformas se anuncien como un espacio en el que se puede conseguir dinero sin necesidad de ser un experto.
“Indudablemente, abrir una de estas cuentas es mucho más simple y menos costoso que abrir una cuenta de valores en una entidad financiera, y a menudo no se requiere documentación previa. Pero eso no basta para saber hacer una buena inversión”, señala Elisabet Ruiz-Dotras. “A menudo ni siquiera se entienden los conceptos básicos y mucho menos su funcionamiento”, afirma.
4. Sucumbir ante el peso de la atracción por lo inmediato.
Las tecnologías permiten tener acceso a prácticamente todo en un tiempo récord, lo que fomenta los hábitos de consumo de la inmediatez. Por eso, en opinión de la profesora de la UOC, no sorprende que los mileniales se sientan atraídos por unas monedas que pueden negociarse las veinticuatro horas de los siete días de la semana a lo largo de 365 días del año. Si a eso se añade que fueron creadas como alternativa al sistema tradicional para dar una respuesta a los problemas económicos actuales, aspecto que está en sintonía con los valores sociales de esta generación, se entiende por qué las criptomonedas encajan a la perfección con los mileniales, que pueden pasar por alto sus riesgos atraídos por las virtudes de un sistema alternativo de inversión.
5. No tener en cuenta la volatilidad de las criptomonedas.
Hace unos meses, cuando Elon Musk y Tesla decidieron apostar por las bitcoins con una inversión de 1.500 millones de dólares, el valor de las criptomonedas alcanzaba su máximo histórico. Sin embargo, tres meses después la situación ha cambiado. Tras algunas desavenencias, Elon Musk decidía retirar su apoyo a este modo de inversión, y ahora cada uno de sus tuits relativos a su ruptura con el bitcóin basta para que el valor de la criptomoneda caiga. Esa volatilidad es la que, en opinión de los expertos, debe estar presente cada vez que se haga una inversión en esta divisa.
Como explica la profesora Ruiz-Dotras, las criptomonedas no son una divisa fiduciaria controlada por un estado o una nación, sino que son un medio digital de intercambio y no están respaldadas por ninguna institución privada o pública, ni tampoco por ningún individuo. Pero al mismo tiempo, en la actualidad son una de las alternativas de inversión donde se pueden generar más ganancias en un periodo corto de tiempo, siempre que se asuma que hay un elevado riesgo en esta inversión. “Por eso, dada su elevada volatilidad, los expertos recomiendan mantener alrededor de un 5 % como máximo de la cartera o de la inversión total en activos destinada a criptodivisas”, recuerda la profesora de la UOC.