Ricardo Homs
El tema de la pederastia es un tema sensible por el fuerte impacto emocional que puede tener en las víctimas durante el resto de sus vidas.
Es un tema social de alto impacto presente en todos los ámbitos, desde el seno familiar, donde se puede dar por parte de tíos, primos mayores, hasta hermanos, como también en los ambientes escolar, deportivo y social, entre otros.
Sin embargo, ha sido cuando sucede en el ámbito religioso cuando más detona el escándalo. Es comprensible que así suceda, por la imagen moral que rodea a la figura del sacerdote y la decepción que implica que quien debe tiene a su cargo la salud espiritual de la comunidad, pudiese convertirse en agresor sexual
En el ámbito social y gubernamental, de impartición de justicia, hay un largo camino que recorrer para erradicar este grave problema, lo cual inicia con la aceptación de la gravedad del impacto emocional en el menor abusado. La misma sociedad se ha vuelto tolerante cuando estos abusos se dan en el seno familiar y están involucrados dos de sus miembros: la víctima y el agresor y por tanto, se considera un asunto interno, lo cual impide que esto llegue al ámbito judicial.
Sin embargo, la Iglesia Católica ha tomado este tema con la gravedad que se merece, asumiendo primeramente una actitud de “cero tolerancia”, comprometiéndose a involucrar a las autoridades competentes cuando se compruebe la existencia de este tipo de conductas, según asumió públicamente el arzobispo Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, CEM, que es el órgano máximo de la Iglesia Católica en nuestro país, pues integra a todas las diócesis del territorio nacional.
Con una visión de futuro la CEM instauró el “Equipo Nacional de Protección a Menores”, que es una de las acciones que se derivan de los acuerdos de la última asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el cual debe instrumentar programas para frenar de modo contundente estas conductas reprobables. Este equipo está formado tanto por obispos y sacerdotes, como por profesionales de la conducta, especializados en la atención y prevención de estos casos.
Para poder trabajar con efectividad esta comisión eclesiástica está realizando un diagnóstico exhaustivo y generando las primeras acciones, como son la elaboración de las “Líneas Guía del Procedimiento a Seguir en Casos de Abuso Sexual de Menores, por Parte de Clérigos”, la elaboración del “Protocolo de Protección a Menores”, que se basa en la legislación penal vigente en México, donde se contempla tanto la sanción canónica, como la colaboración con las autoridades para la sanción penal y en paralelo el apoyo y asistencia a la víctima y su familia.
La CEM ha informado que también se ha instrumentado un programa de capacitación para aprender a dar respuesta, tanto preventiva como de atención, si sucede un caso de pederastia.
Se dio a conocer que del 21 al 24 de febrero próximo se llevará a cabo en el Vaticano una reunión, de los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, para tratar el tema de la prevención de abusos a menores y adultos vulnerables.
Esto indica que la Iglesia Católica está reaccionando ante este grave problema para frenarlo de raíz en el ámbito de la misma institución. Ahora cabe a las autoridades gubernamentales emprender un programa tendiente a erradicar esta vieja problemática en otros ámbitos sociales, principalmente en la estructura familiar.