Ricardo Homs
Cada mañana nos quieren convencer de que no apoyar a la cuarta transformación significa estar a favor del regreso de la corrupción. Sin embargo, no hay nada más alejado de la verdad.
Un importante sector de la sociedad mexicana no apoyamos a la 4T, pero tampoco queremos el regreso de la corrupción del sexenio del presidente Peña Nieto. Queremos ver surgir una nueva alternativa política, que seguramente aún no asoma en el horizonte, pero que seguramente llegará… no por los partidos políticos, sino por la sociedad.
“Conmigo o contra mí” es el discurso de la polarización que está destruyendo a México y a nuestra democracia.
No estoy de acuerdo con Morena, pero tampoco con las otras opciones que hoy ofrece la oposición.
Percibo que los partidos de oposición no están a la altura del reto del México actual; se ven pequeños y por eso es la sociedad la que está tomando las riendas de su propio destino.
Sin embargo, el único camino electoral viable en estas elecciones, para frenar el afán destructivo de la 4T, tendrá que ser votando por estos “pequeños partidos”, pues es obvio que ellos serán la única opción disponible en la boleta electoral. Por tanto, ya después de la elección los ciudadanos tendremos que hacer un ajuste de cuentas con ellos y ponerlos en el banquillo de los acusados para que respondan por sus omisiones, errores y pequeñez moral y política.
No apoyar a esa autonombrada “cuarta transformación” no significa estar a favor de Peña Nieto, Calderón y Fox, pues ellos tampoco estuvieron a la altura del reto y desperdiciaron la oportunidad de realizar el gran cambio que todos esperábamos. Si no fuese por Peña Nieto, hoy no tendríamos gobernando a la 4T. Por algo ellos, aún y con todos los señalamientos y evidencias en su contra, siguen disfrutando sus privilegios con total impunidad, sin que el dedo moralizador que persigue la corrupción los señale con nombre y apellido. Seguramente a cambio de impunidad Peña Nieto negoció la entrega del poder. Los hechos son la más clara evidencia de esta traición.
La gran cruzada contra la corrupción, tan anunciada por este gobierno, parece ser un gran show, pues a mitad del sexenio de la cuarta transformación aún no se ha castigado a los causantes de la gran corrupción. Pero, además, hoy todo sigue igual, aunque con nuevos actores, de los cuales muchos de ellos son los mismos que había antes, pero ahora ya “purificados” por el “dedo milagroso de la 4T”, que pontifica cada mañana quienes son los “buenos” mexicanos y cuáles los “malos”.
En fin, mi voto este seis de junio no será, ni para el regreso de privilegios, ni tampoco a favor de la corrupción, así como tampoco para el retorno del neoliberalismo insensible, ni a favor de nada parecido que signifique replicar el viejo modelo político que los mexicanos ya no queremos, pero que aún hoy sigue vigente, aunque maquillado de falsa pureza.
Mi voto será para ayudar a salvar a nuestra frágil democracia de los embates continuos de sus enemigos enquistados en la 4T. Estos enemigos de la democracia que ya han anunciado su desaparición, aunque sin decirlo abiertamente, pues utilizan un embrollo demagógico que oculta sus verdaderas intenciones y además, se autocalifican como demócratas sin serlo.
La única verdad es que los transformadores pretenden destruir todo el sistema de organismos autónomos que nos costó a los mexicanos 25 años de esfuerzo para poder integrarlos en una plataforma ciudadana, que sabemos que es imperfecta aún, y quizá hasta operada con excesos, pero que a final de cuentas es un patrimonio nacional. Por ello vemos que el INE y el INAI les estorba en su proyecto de concentración de poder y ya los han amenazados de desaparición.
Mi voto lo interpreto como el voto de la sobrevivencia para nuestra vida democrática; un voto que será oxígeno para la preservación de un sistema de libertades que hoy está condenado a muerte por los arribistas que se beneficiaron de él en 2018 y hoy pretenden cerrar la puerta de la alternancia para enquistarse indefinidamente en el poder.
No me cabe duda que sólo salvando a nuestra democracia, acosada y amenazada por la 4T, tendremos tiempo para impulsar a nuevos liderazgos jóvenes, no contaminados como los políticos de hoy, que reciclan graves vicios ideológicos del pasado que ya estaban en el basurero de la historia.
Sólo dando una nueva oportunidad a nuestra democracia podremos construir desde la sociedad un verdadero y auténtico cambio social y político, en beneficio de las mayorías vulnerables, que sólo han recibido de gobiernos anteriores y siguen recibiendo de este, migajas disfrazadas de ayuda humanitaria, pero que en realidad es la droga que los mantiene en la dependencia y bajo control de cada gobierno, en calidad de reserva electoral.
Por tanto, mi voto no será un premio al PRI, PAN, PRD, o MC, -que como ciudadano me quedan debiendo explicaciones-, sino que será un voto a pesar de ellos, para que el mejor posicionado en las preferencias electorales ayude a evitar la destrucción, no sólo de la democracia, sino del país… de su economía, de sus instituciones y del tejido social, ya que enfrentarnos a unos contra otros representa precisamente eso.
Mi voto será para el partido o coalición opositora, que aún sin merecerlo, por lo menos me garantice que ayudará a generar contrapesos en el Congreso, para evitar los abusos de políticos sin escrúpulos que buscan perpetuarse en el poder.
Mi voto… lo interpreto como el voto de la sobrevivencia democrática.
Son tiempos de definiciones y con este texto quiero dar mi testimonio personal, no para hacer proselitismo y menos aún inducir el voto de usted, pues respeto el libre albedrío, sino más bien para estimular el voto razonado en el sentido que a cada quien le dicte su propia conciencia.
POST DATA
Injusto sería no reconocer la fortaleza, compromiso y determinación de las legisladoras de oposición, que han sido las que han conformado el dique de contención en el Congreso para frenar en lo posible el abuso de poder de la bancada de MORENA. Nuestro reconocimiento a ellas por su valentía. El futuro del país está en las manos de las mujeres, por su compromiso y valentía y los hombres debemos apoyarlas, pues seguramente ellas tienen otra visión para lograr el cambio que los mexicanos queremos.
¿Y a usted qué le parece?
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