Arquitecto de la IBERO ‘toca el cielo’ con premio internacional

Rossi A. G. 

· Benjamín Romano recibe el International Highrise Award 2018 por la Torre Reforma

· Asegura que la filosofía jesuita se refleja en los diseños arquitectónicos de su alumnado

En el corazón de la avenida más bella de la Ciudad de México, Benjamín Romano erigió la Torre Reforma, una pieza arquitectónica que recientemente fue elegida como el mejor rascacielos del mundo por el International Highrise Award 2018, en evento celebrado en Frankfurt, Alemania.

Este inmueble con sello IBERO es el único en México que cuenta con certificación LEED Platino, ya que ahorra 25% de energía; que responde a las exigencias de seguridad para una zona con actividad sísmica; y que se integra al tejido urbano. Pero tiene otra característica que lo hace original: se edificó sobre una casona estilo gótico con más de 80 años de antigüedad y que por su importancia fue protegida por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

Cada dos años, el museo alemán Deutsches Architekturmuseum, el DekaBan y la alcaldía de Frankfurt entregan este reconocimiento. A decir del arquitecto Romano, el laurel dio al país un sentido de mexicanidad, de orgullo y demostró al mundo el valor del partido arquitectónico estructural que considera factores sociales, económicos y ambientales.

El también ganador de la medalla de oro en la XIV Bienal de Arquitectura, en la categoría de oficinas, por la Torre Reforma, explicó que ante el bombardeo de imágenes es fácil “caer en la trampa” de diseñar edificios que se puedan construir en cualquier parte del mundo y no de obras realmente integradas a un contexto específico.

“Logramos construir el edificio más grande de la Ciudad de México sin que tuviera una sola columna. El diseño de espacios diáfanos ha estado siempre en mi trabajo, no tengo columnas, no me gustan, son estorbos. Creo que eso fue lo que aportamos”, explicó en entrevista Romano, quien derrotó a otras figuras mundiales de la arquitectura como Norman Foster, Jacques Herzog, Rem Koolhaas y Pierre de Meuron.

El fundador del despacho LBR&A Arquitectos apuntó que todos los participantes entraron por invitación y mil edificios de todo el mundo disputaron el premio. Dijo que se sintió ganador en el instante mismo de leer el correo que lo ubicaba en la lista final de 36 nominados, pues en ella figuraban entre otros despachos Ateliers Jean Nouvel, Foster & Partners, Pelli Clarke Pelli Architects, Renzo Piano Building Workshop y Zaha Hadid Architects.

El mejor rascacielos del mundo tiene la forma de un gran obelisco, se levanta a 246 metros de altura y suma un total de 57 pisos. Está compuesto por dos muros de concreto expuesto aparente que asemejan la forma de un libro abierto. Para este proyecto, analizó el contexto de la Ciudad de México, por ejemplo, los vientos, los flujos de gente, el sol, entre otros factores climáticos y sociales.

Para Ina Hartwig, subalcaldesa de Cultura de la Ciudad de Frankfurt, la Torre Reforma sobresale por su extraordinaria arquitectura casi escultural y su huella triangular. “La fachada futurista abre la vista a uno de los parques más grandes del mundo (Chapultepec). Su diseño sensible e intuitivo es una impresionante respuesta a los retos topográficos locales.

“El nuevo edificio no sólo personifica el desarrollo en progreso de México, sino también integra cuidadosamente un edificio patrimonial en un distrito histórico. Este proyecto, que es una delicia visual, además de ecológico, es un merecido ganador del Premio Internacional Highrise 2018 y demuestra que, en comparación con otros países, México se vanagloria de ofrecer soluciones arquitectónicas pioneras”.

Mientras se realizaban los trabajos de cimentación del rascacielos, la casona neogótica de más de 80 años de antigüedad que forma parte del edificio tuvo que ser movida 18 metros -hacia el norte- desde su base. Dos meses después regresó a su espacio original.

La maniobra, dirigida por nuestro egresado, mostró que es posible construir sin afectar el patrimonio y dio herramientas al INBA para exigir la permanencia de otras construcciones de la Ciudad de México. Se estima que Paseo de la Reforma ha perdido el 90% de sus inmuebles históricos.

Romano y la IBERO

Benjamín Romano, quien ha estado a cargo de obras como Torre Chapultepec, Torre Bosques, Torre Veranda, Centro IT de Tizayuca Hidalgo, entre otras, aseguró que la filosofía jesuita con la que se aprende arquitectura en la IBERO se refleja en los espacios que diseñan sus egresados.

“(Se ve) en el gusto por compartir, en su conciencia social, que conocen de programas sociales, en su crítica al gobierno cuando no está haciendo bien las cosas. Están socialmente conscientes de nuestro país y se lo atribuyo a la educación jesuita”, explicó el también académico de nuestra casa de estudios (1982), quien añadió que los espacios que diseñan las y los alumnos de la Iberoamericana está acotado “a lo necesario”, es decir, nunca de más y nunca de menos.

A pesar de que interrumpió su labor docente tras el terremoto de 1985, regresó a dar clases en 2002. En 2016, se incorporó a la Universidad de Harvard, institución donde fue invitado a dar clases durante un año. Hasta la fecha, el arquitecto sigue dando clases en su alma máter.

“Me siento muy contento porque la IBERO me ayudó a ser arquitecto, pero mis años de docencia me han ayudado más porque es una obligación estar al día. Me ayuda la actuación de los muchachos porque te enseñan mucho, aún no tienen telarañas. Dicen y hacen lo que quieren, su opinión es honesta y eso me encanta”.

Confesó que no cree en la inspiración sino en tener una buena disciplina, en leer el contexto, el programa, los flujos y la estructuración, ya que “así es como salen todos los proyectos”.

Actualmente, trabaja en tres proyectos, ubicados en la avenida Benjamín Franklin, en la colonia Roma y en Paseo de la Reforma.

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