COVID-19: Docentes deben ajustar sus clases a distintos lenguajes y formatos

Staff/Rossi

  • La Dra. Frida Díaz Barriga, Investigadora de la UNAM, señala ‘Retos y recursos del docente en la virtualidad en un contexto de emergencia’
  • Su ponencia formó parte de la serie de webinars ‘La Educación ante la Contingencia’, organizada por la IBERO y la CNEP

La doctora Frida Díaz Barriga Arceo, coordinadora del Grupo de Investigación en Docencia, Diseño Educativo y TIC (GIDDET) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), impartió la videoconferencia ‘Retos y recursos del docente en la virtualidad en un contexto de emergencia’, que formó parte de la serie de webinars ‘La Educación ante la Contingencia’, organizada por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y la Confederación Nacional de Escuelas Particulares (CNEP).

En su disertación, la investigadora mencionó que una encuesta levantada por la Central de Estudiantes Universitarios de la UNAM señaló que el 67.3% del alumnado de educación media superior y superior de esta institución académica no ha logrado adaptarse a las clases virtuales; por lo que cabe reflexionar qué está sucediendo, si se asume que los jóvenes son personas que nacieron en una cultura donde las tecnologías abarcan un tiempo significativo en sus vidas -la última encuesta al respecto indica que en México los cibernautas pasan más de ocho horas al día en la red-.

Si bien el 66.4% de los encuestados reportaron conectividad deficiente a internet como uno de los problemas para esa adaptación, Díaz Barriga comentó que cabe preguntarse por qué los estudiantes no se adaptan a las clases virtuales; si son las propias condiciones, si son los estudiantes, si es el tipo de contenidos o si es “la manera en que los profesores hemos estado afrontando ese traslado de nuestras actividades docentes al ámbito de la virtualidad”.

Una nueva ecología de aprendizaje

A quienes le escucharon por Zoom, la ponente les dijo que hoy en día hay una nueva ‘ecología del aprendizaje’; porque los escenarios para aprender y enseñar sobrepasan el aula física, se han salido de la institución escolar, han vinculado lo formal con lo informal, y porque la gente cuando busca aprender quiere que esto se vaya personalizando, se vaya ajustando a sus necesidades, intereses, perfiles, disposiciones y estilos.

En este ambiente, las y los académicos ya no tienen que concretarse a utilizar nada más al texto impreso, sino que pueden volver una de sus mejores herramientas el uso de los medios visuales, los multimedia y los textos narrativos a través de las imágenes. “En muchos de estos espacios vamos a encontrar formas de aprender y de enseñar; entonces démonos la oportunidad de encontrar en diferentes lenguajes y formatos, ideas para entrar a la virtualidad”.

Los jóvenes requieren entornos que apoyen y fomenten realmente el aprendizaje; y quieren que sus maestros (as) sean dinámicos, adaptativos y que respondan a sus necesidades, que abarcan el mundo de lo presencial y de lo virtual.

En este último ámbito, con las tecnologías y diversas aplicaciones que se pueden descargar o utilizar en la red, se pueden gestionar muchas actividades académicas. Por ejemplo, con cibernote se pueden organizar apuntes, contenidos y materiales; y con Wikipedia Scholar, hacer búsquedas en la red. Y como las aplicaciones cada vez tienden a ser lo más parecido posible a una conversación o encuentro presencial, los profesores pueden hablar con sus estudiantes por medio de Zoom, Skype o elaborando un Facebook académico para su grupo.

Como los alumnos manejan muchas aplicaciones, la doctora recomendó a sus colegas darse la oportunidad de aprender de ellos o de pedirles apoyo, para que les sugieran novedades o les ayuden cuando tengan una duda o tropiezo con la tecnología. “Pero pensemos que nosotros lo que les vamos a apoyar a hacer es cómo buscar respuestas, cómo escribir colaborativamente, cómo hacer una buena presentación, cómo desarrollar pensamiento crítico acerca de todo ese mundo de información que vamos a encontrar en la red”.

Un reto que Díaz Barriga invitó a asumir a las y los profesores es el de ir innovando en sus escenarios educativos en la virtualidad, pensar que los dispositivos pedagógicos pueden llevar a crear experiencias distintas. Les ayudaría mucho trabajar con proyectos en los que se pueda utilizar la multimedia, que estén situados, que tengan autenticidad, que tengan un fuerte componente de interés y de participación de los alumnos.

En este tipo de proyectos hay que trabajar experiencias que tengan un componente creativo, lúdico, muy de la educación informal, a las que se llaman ‘actividades de ocio humanista’, que pueden visitas virtuales a museos, o la experimentación con sonidos ambientales o de la naturaleza, que no están en ruptura con los aprendizajes que se buscan en el currículum escolar.

Con el desarrollo de un relato digital se puede tener una narrativa de incidentes críticos, de experiencias que se están viviendo, y a través del cual se está acompañando la alteridad académica y la capacidad de desarrollar habilidades del pensamiento.

La fotografía participativa, o fotovoz, es una estrategia que permite realizar un trabajo de investigación, de diagnóstico o de comprensión de algún fenómeno o proceso que se da en una comunidad, con el empleo de una fotografía y lo que se escribe respecto a ella.

Profesores deben ser navegadores estratégicos de la web

Para la Coordinadora del Grupo de Investigación en Docencia, Diseño Educativo y TIC, los maestros y maestras deben aprovechar el potencial de los recursos educativos que tiene la web; por lo que en su opinión, la primera competencia en que debieran ser formados, es en saber ser “navegadores estratégicos de la web”, que tengan identificados espacios educativos con muy buenos recursos para ayudar a fortalecer y a dar otro sentido a sus experiencias educativas, virtuales y presenciales.

Algunos de esos espacios educativos que ella recomienda son: Eduforics, un portal educativo español para profesores y padres de familia, en el que con motivo del COVID-19 se subió todo un apartado de materiales sobre cómo organizar actividades, cómo trabajar con los alumnos y cómo apoyarlos emocionalmente; Eduteka, portal de una fundación colombiana, que acaba de subir una serie de recursos para profesores, para apoyarles también durante esta contingencia, al ayudarles a organizar los espacios de trabajo con sus estudiantes.

YouTube, donde hay que saber buscar y filtrar “lo bueno, lo malo y lo feo”, y donde si se saben hacer búsquedas bien pensadas y especializadas se puede encontrar material de calidad para apoyar las clases, pues muchas instituciones educativas de prestigio han subido recursos muy valiosos que conviene no desaprovechar, por lo que hay que enseñar a los estudiantes a utilizar YouTube con fines para la educación. Y finalmente, Educar, portal argentino de educación, de mucho prestigio en Iberoamérica.

4 aspectos del espacio virtual docente

Como en los ambientes presencial y virtual los seres humanos siempre buscan una afiliación para interactuar y comunicarse –lo que permite entender por qué se han desarrollado las redes sociales como Facebook, WhatsApp e Instagram-, y un sentido social y emocional en sus aprendizajes, Díaz Barriga Arceo recomendó al profesorado que busquen tener los siguientes cuatro aspectos en su espacio virtual:

1. Presencia docente. La tecnología no sustituye al profesor, por lo que se requiere del agente educativo, el maestro; pero también pueden ejercer esa presencia docente los compañeros de clases, que pueden ser un apoyo en los aprendizajes. Para los estudiantes es muy importante la presencia docente, pues no les gusta nada más bajar contenidos y no tener quién les apoye y les resuelva dudas.

2. Presencia social. “El sólo hecho de que aparezca nuestro rostro, de que demos un saludo, que comentemos cómo estamos, que alguien platique alguna anécdota de lo que ha sucedido a lo largo de la semana, de que podamos conversar, eso ya es algo que va a cambiar completamente la dinámica de nuestro espacio virtual”.

En este apartado, la docente de la UNAM sugirió ocupar algunas de las sesiones de clase para compartir, para conversar, para que la gente diga cómo se siente, para comentar los incidentes críticos que se han estado viviendo con el confinamiento.

“Los jóvenes extrañan muchísimo el intercambio con sus compañeros, su vida social cara a cara, la oportunidad de dar salida a todas esas inquietudes e intereses que tienen en su etapa de vida. Entonces también es importante que en esos espacios virtuales lo podamos hacer”.

3. Promoción de los factores y aspectos cognitivos. Tener muy claro qué se quiere promover, más allá de sólo la adquisición de información. Hay que promover la comprensión, en otras actividades se querrá aplicar el conocimiento, en otras que se desarrollen estructuras colaborativas de construcción del saber, y en algunas más que se desarrolle la capacidad de atención o de reflexión.

4. Tomar en cuenta lo emocional. Como el aprendizaje no sólo es cognición, porque la cognición siempre va de la mano con las emociones, los espacios en la virtualidad –y presenciales- tienen que ayudar a expresar, a regular y a mejorar el control de las emociones; el trato con los demás, las maneras de dialogar, de comunicarse, de debatir.

Te invitamos a revisar nuestro sitio especial IBERO COVID-19

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