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Con más de 200.000 muertes a nivel mundial causadas por el coronavirus, el Secretario General de las Naciones Unidas se mostró este jueves particularmente preocupado por la falta de solidaridad con los países en desarrollo, tanto para equiparlos en la respuesta a la pandemia de COVID-19 como para abordar los dramáticos impactos socioeconómicos.
Por ese motivo, António Guterres ensalzó la destacada labor que está llevando a cabo la ONU en esta crisis al destacar la movilización de toda la Organización para salvar vidas, evitar la hambruna, aliviar el dolor y planificar la recuperación.
“Nuestra voz ha sido clara, al pedir solidaridad, unidad y esperanza”, resaltó el Secretario General.
Como ejemplo de ello, destacó su llamado a un alto el fuego mundial, el lanzamiento del Plan Mundial de Respuesta Humanitaria por 2000 millones de dólares, que ya ha conseguido promesas del 50% del total por parte de los donantes internacionales, o el poner a disposición de los países en desarrollo la red de suministros del Sistema de la ONU que haya pruebas de detección del coronavirus, respiradores y mascarillas quirúrgicas han llegado ya a más de 100 países.
A todos esos progresos le siguieron los informes sobre el impacto socioeconómico de la COVID-19, los efectos que causa la pandemia en las mujeres, como el dramático aumento de la violencia doméstica, y los peligros a los que se enfrentan los menores, incluidos los aproximadamente 1600 millones de niños y jóvenes que no van a la escuela.
En clave futura, anunció que mañana publicará un informe sobre la particular vulnerabilidad de las personas de edad avanzada con el coronavirus y que posteriormente lanzará un análisis de las consecuencias de la COVID-19 en las personas con discapacidad y los efectos en la salud mental.
La importancia de la ayuda en el terreno
Estos esfuerzos se ven complementados con la acción sobre el terreno donde los equipos de país trabajan en coordinación con los Gobiernos para movilizar fondos, ayudar a los ministerios de salud en la preparación y respuesta para mantenerse a la vanguardia, y para apoyar las medidas económicas y sociales, desde la seguridad alimentaria y la educación en el hogar hasta las transferencias de efectivo, entre otras iniciativas.
“Nuestros organismos humanitarios, a pesar de los desafíos de acceso, se están asegurando de que la asistencia humanitaria no se detenga. Están llegando a más de 110 millones de personas en 57 países”, afirmó.
Pero Guterres quiso destacar tres aspectos clave de los esfuerzos de la Organización:
– lograr un alto el fuego global
– abordar las necesidades inmediatas de las personas que se enfrentan a la situación económica más grave
– contribuir a planificar una mejor recuperación debe comenzar de inmediato
La necesidad del alto el fuego mundial
El Secretario General indicó que su llamado al cese al fuego de ámbito global cuenta con el aval de 114 Gobiernos, organizaciones regionales, líderes religiosos y más de 200 grupos de la sociedad civil de todas las regiones, ente ellos hay 16 grupos armados.
Pese a estas cifras, indicó que “la desconfianza sigue siendo alta” y que es difícil pasar a la fase de implementación.
A continuación, destacó que se mantiene el alto el fuego en Ia provincia siria de Idlib, aunque espera que se traslade al resto del país y que están ejerciendo una fuerte presión para alcanzar un alto el fuego humanitario entre el Gobierno y los talibanes en Afganistán.
Menos optimista se mostró sobre Libia donde se ha producido una escalada de la violencia y manifestó que “cree que hay una oportunidad para la paz en Yemen” donde todas las partes se sumaron a su llamado y Arabia Saudita declaró un alto el fuego temporal de modo unilateral.
“Estamos colaborando estrechamente con todas las partes y los principales agentes regionales y mundiales, con el objetivo de lograr un cese al fuego permanente, un conjunto de medidas para fomentar la confianza y la posibilidad de abrir un proceso político”, añadió.
Atender las necesidades de los más necesitados
Ante la posibilidad de pérdida de cientos de millones de puestos de trabajo alrededor del mundo, el declive del volumen de las remesas y el probable aumento de la pobreza, Guterres siguió defendiendo un paquete de ayuda global que represente un porcentaje de dos dígitos de la economía mundial, lo que representa por lo menos un 10%.
Apreció las medidas para proteger a las personas, los empleos y avances en materia de desarrollo tomadas por el Fondo Monetario Internacional cuando aprobó una partida de 12.300 millones de dólares para financiar las emergencias de 36 países de los más de 100 que lo solicitaron, y que los actuales recursos del Banco Mundial puedan proporcionar 160.000 millones de dólares de financiación en los próximos 15 meses, entre otras.
“Pero ni siquiera esto es suficiente”, destacó Guterres quien señaló que “la moratoria de la deuda debe ampliarse a todos los países en desarrollo que no pueden pagar el costo de la deuda, incluidos varios países de ingresos medios”.
Recuperación mediante la acción climática
“La senda para la recuperación de la COVID-19 puede ayudar a conducir al mundo hacia un camino más seguro, saludable, sostenible e inclusivo”, profetizó Guterres.
“Será fundamental abordar las fragilidades, desigualdades y lagunas de la protección social que han quedado tan dolorosamente expuestas, y situar a la mujer y la igualdad entre los géneros en un primer plano si queremos crear capacidad de recuperación ante futuras crisis”.
Pero toda esta ruta para la recuperación “debe ir acompañada de la acción climática”, enfatizó.
Para conseguirlo, exhortó a los países a garantizar que el gasto para revitalizar las economías acelere la descarbonización en todos los sectores y favorezca la creación de empleos verdes.
“El dinero de los contribuyentes no debería utilizarse para subvencionar los combustibles fósiles ni para rescatar industrias contaminantes y de alto consumo de carbono. Ha llegado el momento de poner un precio al carbono y de que los contaminadores paguen por su polución. Los fondos públicos deben invertir en el futuro, no en el pasado. Las instituciones financieras y los inversores deben tener muy en cuenta los riesgos climáticos”, manifestó.
Del mismo modo, pidió a todos las naciones, pero especialmente a los grandes emisores, que presenten mejores contribuciones determinadas a nivel nacional y estrategias para llegar a las emisiones neutras de carbono para el año 2050.
Falta de liderazgo internacional ante la COVID-19
Cuestionado posteriormente por los medios de comunicación acreditados ante la Organización sobre si ante la magnitud de la pandemia el liderazgo global ha sido adecuado, Guterres respondió que “es obvio que hay una falta de liderazgo”.
“Es obvio que la comunidad internacional está dividida en un momento en el que sería más importante que nunca estar unidos. Hay un problema de liderazgo o si se quiere una desconexión entre el liderazgo y el poder. Vemos ejemplos notables de liderazgo, pero normalmente no están asociados con el poder, y cuando vemos el ejercicio del poder a veces no vemos el liderazgo necesario. Espero que esto se supere lo más pronto posible”. destacó.
Corea del sur como ejemplo de lucha a la pandemia
Interrogado sobre si la pandemia del coronavirus dificulta la acción climática y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible reconoció que las emisiones contaminantes están disminuyendo, pero que esto no significa que la solución para el cambio climático sea el COVID-19.
Como ejemplo válido ante ambas amenazas ensalzó el papel de Corea del Sur.
“La República de Corea anunció hoy que por primera vez no había nuevos casos (de COVID-19). Al mismo tiempo, ha presentado planes para un acuerdo medioambiental para la (fase de) recuperación, y concretamente en relación con la reducción de las centrales eléctricas que utilizan carbón, la reducción de las emisiones y un acuerdo ecológico muy ambicioso”, destacó Guterres.