El médico que inmigró y se encontró con el Covid-19

Carlos Javier Jarquín

La pandemia del coronavirus ha tomado por sorpresa a todo el mundo. Tal parece que no estábamos preparados para enfrentarnos a la magnitud de esta enfermedad que se ha extendido en grandes proporciones globales, dejando miles de muertos y más de un millón de personas contagiadas hasta este momento.

Estamos conscientes todos los seres humanos que habitamos este planeta que después de lo que estamos viviendo vamos a tener un antes y un después una vez que todo trate de volver a la normalidad.

Ya son decenas de testimonios de aquellas personas que han sobrevivido al contagio de este terrible virus que están dando la vuelta al mundo y están sirviendo de ayuda en el proceso de curación para otras.

El Dr. Oswald Baltodano es un médico connotado y originario de Nicaragua, decidió en julio del 2018 emprender el doloroso viaje de inmigrar a España en busca de oportunidades laborales que mejoren las condiciones de vida de él y su familia. De esa manera se suma otro más a los miles y miles de compatriotas que ese año abandonaron el País por encontrarse en una revuelta sociopolítica, generando multitudinarias manifestaciones en contra del gobierno por la pésima conducción del país y la ineptitud para darle respuestas a los graves problemas de la población. A como dice él: “me fui con un sueño y un pasaporte y una vida entera no cabe en una maleta”.

Después de muchas dificultades económicas para salir y dejar a su familia, a su patria emprende el viaje de El Rama, Bluefields Managua, despega del aeropuerto Internacional Augusto César Sandino vía Panamá – Ámsterdam- Madrid – Zaragoza, y de allí en tren hacia el pueblo que le abrió las puertas: Sahagún, un Municipio y Villa española situada en el sureste de la Provincia de León, en la zona noroccidental de la comunidad Autónoma de Castilla y León. Sin conocer a nadie solo con la valentía de salir adelante tal a como se lo prometió a su familia, se establece y empieza a buscar trabajo con su título de médico de la Universidad Autónoma de Nicaragua.

A los pocos días y ya establecido en la península Ibérica logra que lo contraten como médico general en la Fundación Hogar Residencia San José, esta Fundación alberga a un Hospital, un Colegio y un Asilo, destinada a atender a las personas de la tercera edad del Municipio de Sahagún y comarcas aledañas. Le prometió a su familia que trabajaría lo más que pudiera para llevárselos con él. Fue por eso que requería de otro empleo y fue así que aceptó una oferta laboral para trabajar en el servicio a domicilio con la coordinación del 112 del País Vasco, haciendo uso de una frase de Thomas Jefferson de que el trabajo hecho a gusto no cansa jamás, ya con dos empleos las cosas cambiaron en pocos meses su esposa Mary y sus hijos también llegaron a España.

La pandemia del coronavirus ya estaba afectando al mundo. Tan pronto surgió en China empezó a extenderse por todos los países dejando secuelas impresionantes en la población y en España no fue la excepción, empezaron a registrarse los primeros casos.

El Dr. Baltodano le tocaba hacer guardia cuando la enfermedad estaba en su máximo esplendor, razón por la cual tuvo que atender pacientes sospechosos, confirmados y dudosos.

A pesar de todas las prevenciones tomadas para no infectarse, inició a presentar tos seca, lo que les lleva a hacerse la prueba él y su esposa dando positivos, no así sus hijos. Y fue cuando el estado de saludo del médico inmigrante se desploma al punto de estarse asfixiando, sintió que moría, y en ese estado fue cuando elevó su plegaria ante Dios para pedir perdón, porque estaba llegando la hora de partir.

Casi un mes después de tanto batallar pudo recuperarse y sobrevivir para contar que gracias a Dios, el estar pidiéndole en oración la salud y la fuerza de la fe, pasó el trance amargo de esta enfermedad.

Los médicos no son inmune a las enfermedades, nuestras oraciones por ese ejército de hombres y mujeres vestidos de blanco que se están sacrificando por la humanidad en este momento del ataque del Covid-19.

Por: Fabio Mendoza. Escritor y poeta nicaragüense. Residente en Costa Rica fabiomendozaobando@gmail.com

 

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