Por: Mtra. Sonia E. Fernández, directora de Cooperación Académica de la IBERO
· El objetivo es revisar las consecuencias que tendrá la contingencia para las instituciones de educación superior
Con el fin de conocer el impacto inicial que el COVID-19 tendrá para las instituciones de educación superior (IES) a nivel global, la Asociación Internacional de Universidades (IAU, por sus siglas en inglés) lanzó una encuesta, misma que será contrastada con levantamientos más completos en los meses subsecuentes.
Para ello, el cuestionario de la encuesta incluye una serie de preguntas ligadas a la movilidad académica, enseñanza-aprendizaje, investigación y vinculación. Abre buscando conocer el nivel de afectación en el volumen de población estudiantil que se espera para el otoño 2020 y para el siguiente año.
La medición prevé tres escenarios: si la disminución será sólo para estudiantes internacionales, o también para los regulares o si se reflejará en ambas categorías. Estas preguntas guía anuncian que la mirada global comienza a percibir que habrá una disminución en el número de alumnos inscritos en los próximos semestres.
Lo que la IAU busca es saber si la pandemia ha afectado a las instituciones socias de las universidades, y de qué manera: si las ha debilitado, obligándoles a concentrar sus recursos en sus propios proyectos; o si las ha fortalecido, mediante esfuerzos coordinados para responder conjuntamente a los problemas enfrentados; o si se ha creado nuevas oportunidades para la movilidad virtual, recursos compartidos, etc.
En cuanto a la enseñanza-aprendizaje, la encuesta sugiere que indudablemente ha habido una afectación. De hecho, aun cuando incluye un rubro de ‘no afectación’ (lo cual se antoja inverosímil), incluye tres aspectos: la enseñanza presencial ha sido reemplazada por modelos a distancia; muchas actividades han sido canceladas en tanto las IES desarrollan soluciones para continuar enseñando-aprendiendo vía digital o autogestiva; o abiertamente la enseñanza ha sido cancelada.
Obviamente, cualquier modalidad de enseñanza-aprendizaje está teniendo impacto en la movilidad estudiantil, que se expresa de inicio en las siguientes situaciones: los estudiantes visitantes se mantienen conectados a la universidad que los ha recibido, los estudiantes salientes están conectados a las universidades donde llegaron, los estudiantes internacionales han decidido interrumpir sus programas de estudio, el intercambio estudiantil con algunos países ha sido cancelado.
El estudio quiere saber si las IES han elaborado planes de contingencia para sí, o si las instituciones pares con las que operan programas en el extranjero también lo han hecho o si han realizado algo conjuntamente. Un punto a considerar es que se parte de que el COVID-19 ha estimulado alternativas a la movilidad estudiantil física, y esta es una vertiente que sin duda será tomada en cuenta por los próximos años como la más viable.
La IAU también pretende identificar soluciones a los exámenes: ¿serán conforme lo planeado originalmente?, ¿habrá nuevas medidas?, ¿serán pospuestos o en parte sí serán aplicados así sea a través de plataformas/herramientas o definitivamente serán cancelados? ¿Se ha discutido este tema en las universidades?
La investigación no podía ser omitida, dada la importancia que esta dimensión concita. Se parte de que ha sido afectada. El punto es cuánto y en qué ámbitos. Preguntarse por la cancelación o posposición de conferencias, talleres, cursos, a cargo de científicos visitantes es sólo un ángulo de la cuestión; ligados a la misma está la cancelación de viajes, seguros, hospedajes, y los costos por penalizaciones dadas las políticas de compra; cómo los proyectos en curso culminará: ¿en tiempo y forma?, ¿satisfactoriamente?, sin olvidarse de preguntar si las IES han parado toda investigación a su interior ni si han emprendido investigación respecto del COVID-19.
La vinculación es puesta bajo análisis, deseosa la IAU de saber si se ha visto afectada, si se ha incrementado o disminuido… y de si hay acciones de vinculación y de qué tipo en el contexto de esta pandemia.
En nuestra opinión, y aun si ver el final de estos tiempos, lo que la IAU propicia con esta primera encuesta global, es animar a las universidades para que tomen conciencia de que tienen frente a sí el mayor desafío del último medio siglo: identificar cuál va a ser su nivel de incidencia social en todos los momentos, cómo transformar su manera de educar y ser parte de una sociedad siempre interconectada para que busque el bien común, cómo transformar el paradigma universitario volviéndolo adaptable a los nuevos retos.
Es innegable que la educación virtual cobró carta de naturaleza, tanto como la cuasi obligación de liberar el conocimiento y ponerlo disponible de forma amigable a toda la sociedad; la investigación seguramente reorientará sus prioridades y la universidad deberá ser transformada para responder a las necesidades humanas desde su ahí y ahora. En los próximos años no habrá recursos suficientes y muchas IES cerrarán, pero la universidad tiene la ocasión inmejorable de hacer que las utopías se vuelvan realidad.
Para obtener más más información sobre el estudio: contactar a la Mtra. Sonia E. Fernández, directora de Cooperación Académica de la IBERO.
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