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- La zona suma más de 20 millones de dólares en contribuciones totales a financiamiento extremista, superando con creces a otras regiones.
Los grupos de ideología extremista recurren cada vez más a la criptomoneda como medio para obtener apoyo financiero, sobre todo después de haber sido excluidos de las instituciones financieras tradicionales. Muchos de estos grupos se han enfrentado al desbancamiento, lo que les ha obligado a buscar métodos alternativos de financiación.
Norteamérica es el líder mundial en financiación extremista a través de criptomonedas, con más de 20 millones de dólares en contribuciones totales, superando con creces a otras regiones. Este dominio refleja probablemente la presencia en Estados Unidos de grupos y plataformas prominentes como The Daily Stormer e InfoWars, que sirven como centros de actividad tanto nacional como internacional. Los esfuerzos de desbancar a grupos de extrema derecha e izquierda en Estados Unidos pueden haber llevado a muchos a utilizar la criptomoneda como un sistema financiero alternativo.
El flujo de criptomonedas a grupos extremistas en Europa va en aumento
Hasta 2017, Norteamérica representaba prácticamente todos los flujos en la cadena hacia grupos extremistas, lo que refleja una adopción más temprana de la criptodivisa. A partir de 2017, Europa comenzó a captar una parte notable de estos flujos y su porcentaje no ha dejado de crecer desde entonces.
Entre 2022 y 2024, la proporción de Europa aumentó drásticamente, con casi el 50 % de las entradas totales. Es probable que este crecimiento se deba al aumento de los discursos supremacistas blancos, nacionalistas, antisemitas y de negación del Holocausto, así como a las organizaciones centradas en la “emigración de retorno” que abogan por invertir las tendencias migratorias. Estos grupos han utilizado con éxito discursos divisivos para atraer financiación en un clima político cada vez más polarizado.
Los grupos de ideología extremista, en particular los que operan a través de redes multiideológicas, plantean problemas de control y regulación. Uno de los principales obstáculos reside en la incoherencia o la ausencia total de un marco jurídico claro que aborde el extremismo en todas las jurisdicciones. A diferencia de las FTO, muchos grupos se sitúan en una zona gris, lo que dificulta su identificación bajo los marcos existentes contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo (AML/CFT). Esta falta de consenso complica aún más la aplicación de la ley, ya que las obligaciones reglamentarias de control o bloqueo de las transacciones en las que participan estos grupos no siempre están bien definidas.
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